Reinado de Carlos IV
En 1788 muere Carlos III y sube al trono su hijo Carlos IV. Este era incapaz de solucionar los graves problemas de la sociedad española. Debido a la Revolución Francesa en las ciudades más prósperas, en los grupos de burgueses ilustrados crecía una simpatía cada vez mayor hacia las ideas revolucionarias. Mientras, las malas cosechas castigaban al pueblo, lo que provocaba continuos motines. Carlos IV, temeroso de los motines, mandó al presidente del gobierno, el Conde de Floridablanca, que iniciase unas medidas para evitar el ‘contagio’. Estas fueron: aislamiento con Francia, eliminación de la propaganda política, censura de las publicaciones francesas, prohibición de la entrada de profesores extranjeros, la enseñanza del francés y las Sociedades de Amigos del País. Carlos IV, ante el fracaso de estas medidas, en 1792 encomendó el gobierno al Conde de Aranda, que intentó mejorar las relaciones con Francia y salvar la vida de Luis XVI. Cuando este fue asesinado junto con su mujer M. Antonieta, Francia entró en guerra con Austria y Prusia. En noviembre de 1792, Manuel Godoy asume el gobierno. Gobernó como un auténtico déspota ilustrado. En 1793, España declara la guerra a Francia. Era la respuesta de la España del Antiguo Régimen. Francia se hizo rápidamente con Cataluña, Guipúzcoa y cuando los franceses avanzaron sobre Álava y Navarra, Godoy firmó en 1795 la Paz de Basilea. Más tarde, en 1796 se firmó el Pacto de San Ildefonso, una alianza franco-española contra Inglaterra. Mientras tanto, Godoy intentó dar un nuevo espíritu reformista apoyando la Ley Agraria, suprimiendo impuestos, reduciendo el poder a los gremios e incluso formando un gobierno con los ilustrados más importantes. A pesar de todo, en España se pensaba que frente a la anarquía y al desorden de la revolución se oponía la paz y el orden del absolutismo monárquico. El reinado de Carlos IV se caracterizó por una subida imparable de los alimentos y un enorme déficit del Estado. España sufría continuas crisis de subsistencia. El déficit de la Hacienda Real se hizo mayor al tener que hacer frente a la guerra de 1793. En 1798 se produjeron las primeras ventas de las propiedades de la Iglesia para poder pagar la deuda. A partir de 1799, Napoleón Bonaparte toma el poder y la corte española fue un ‘juguete’ de la política expansionista de Francia. La debilidad de Carlos IV hizo que Francia provocase una guerra contra Portugal, la Guerra de las Naranjas, para que este cerrase sus puertos al comercio británico. En 1802, Francia e Inglaterra firmaron la Paz de Amiens, pero enseguida reanudaron sus hostilidades y España se vio en una guerra con Inglaterra. El hundimiento económico de España era imparable. En 1807 se firma el Tratado de Fontainebleau por el que Godoy autoriza el paso de tropas francesas por España para conquistar Portugal. Mientras se produjo el Motín de Aranjuez el 19 de marzo de 1808 que llevó a la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII. Napoleón intervino en la disputa de la corona española, forzando a padre e hijo a traspasarle sus a Napoleón y este a su vez a su hermano José Bonaparte, lo que se llamó las Abdicaciones de Bayona. José I, se disponía a publicar el Estatuto de Bayona, lo que supondría el hundimiento del Antiguo Régimen, pero no se pudo poner en práctica por el estallido de la guerra. El 2 de mayo, los madrileños se lanzaron a las calles contra las tropas francesas. Al día siguiente, el general Murat ordenó los fusilamientos del 3 de mayo. Al conocerse estos sucesos, se iniciaron levantamientos por toda la península, esto dio lugar al inicio de la Guerra de la Independencia.
Fue una guerra nacional y popular pero no revolucionaria. Esta lucha hizo un fuerte sentimiento patriótico, pero lo que hizo posible este levantamiento fue la defensa de la iglesia y la monarquía. El bajo clero convenció al pueblo para llevar a cabo una guerra de guerrillas, ya que la iglesia era la única institución que poseía una organización a nivel nacional y centralizada. Mientras, José I intentaba emprender algunas reformas liberales con la ayuda de los afrancesados. Con el estallido de la guerra hubo un vacío de poder en muchas zonas y para controlar estas zonas se crearon las Juntas Provinciales, que asumían el poder en nombre del rey ausente. Muy pronto se unieron y se creó la Junta Central Suprema dirigida por Floridablanca. En junio de 1808, 170.000 soldados franceses entraron en España para poder instaurar a José I. Hubo varias fases de la guerra:
Mayo- Octubre de 1808. Zaragoza aguantó con barricadas espontáneas, en Cataluña se les frenó en el desfiladero de Brunch, Gerona aguantó el ataque y rompió las vías de abastecimiento con Francia. Las tropas francesas se estrellaron con las milicias del general Castaños en Bailén. José I tuvo que retirarse de Madrid a Vitoria. En Portugal, la llegada del duque de Wellington obligó a los franceses a retirarse.Noviembre de 1808 hasta 1812. Napoleón entró a España con 250.000 soldados. El avance francés fue imparable y José I volvió a Madrid. La Junta Central tuvo que buscar refugio en Sevilla y luego en Cádiz.Las guerrillas. Eran pequeños grupos de personas, muchos sin formación militar, atacaban al invasor en acciones rápidas y siempre apoyadas por la población. Fueron decisivas en la guerra.Defensa de los intereses de España. José I se negó a los intereses de Napoleón, que intentó anexionar con Francia, en 1810, las provincias del norte del Ebro.1812-1814. Napoleón retiró las tropas que tenía en España para hacer frente a la guerra con Rusia. Esto lo aprovechó Wellington y derrotó al ejército francés en Arapiles. En la primavera de 1813, se retiraron de Madrid y fueron a Vitoria, donde fueron derrotados en la batalla de San Marcial. Napoleón se vio obligado a llegar a un acuerdo con Fernando VII al que devolvió la corona de España por el Tratado de Valençay en diciembre de 1813.Mientras los españoles luchaban contra los franceses, un grupo de ilustrados pretendía implantar en España las mismas ideas que en Francia. En septiembre de 1810, convocaron en Cádiz las Cortes Generales para defender la nación española. La Constitución de 1812 es la plasmación del deseo de cambiar a España a una monarquía liberal y parlamentaria. La Constitución fue aprobada por diputados de Cádiz el 19 de marzo de 1812. La Constitución de 1812 declaraba a España como un estado unitario, en el cual la nación es representada por los diputados. La Constitución proclamaba el principio de soberanía nacional, en la cual las Cortes tendrían la función legislativa y estas serían elegidas por sufragio masculino, aunque para ser diputado se necesitaba ser propietario. Los ciudadanos reconocerían a Fernando VII como rey, pero como un monarca constitucional. La iglesia dejó su marca al proclamar a España como pueblo católico. Ni la guerra ni Fernando VII dejaron tiempo para implantar las reformas constitucionales, aunque más tarde otros textos estarían inspirados en la Pepa. En 1814, al poco tiempo de volver Fernando VII a España, este aceptó el ofrecimiento de algunos generales de colaborar en la reposición del absolutismo. La acción contrarrevolucionaria contaba con la ayuda de un grupo de absolutistas, firmantes del manifiesto de los persas.