Reinado de Isabel II (1833-1868)
1. Las Regencias (1833-1843)
1.1. La Regencia de María Cristina (1833-1840)
El reinado de Isabel II se inicia en 1833, con apenas dos años de edad al morir su padre Fernando VII, último monarca absoluto. Su reinado tuvo dos grandes etapas: la época de las regencias durante su minoría de edad y su reinado propiamente dicho.
La Primera Guerra Carlista (1833-1839) se libró entre los seguidores del hermano del rey, Carlos María Isidro, partidarios del absolutismo, y los liberales, que apoyaron a la regente María Cristina y a la futura reina Isabel II.
- Los carlistas: Defendían la continuación de la monarquía absoluta. El carlismo se extendió por numerosas áreas rurales, que rechazaban los avances liberales, y fue especialmente intenso en Navarra, País Vasco y Aragón.
- El bando Cristino o isabelino: Se integraron los liberales (burguesía urbana, ejército), que aceptarían una monarquía constitucional, una administración centralizada más racional y un modelo económico liberal.
Durante la época de las regencias, la regente María Cristina se apoyó en los liberales. En enero de 1834, nombró presidente del gobierno al liberal moderado Martínez de la Rosa, con el objetivo de elaborar un régimen constitucional aceptable para la Corona. Se promulgó así el Estatuto Real. Más que una Constitución, se trataba de una Carta Otorgada, en la que la soberanía real se autolimitaba, con la creación de unas instituciones representativas:
- El Estamento de Próceres
- La Cámara de Procuradores (elegidos mediante el voto indirecto)
El Estatuto Real establecía un cuerpo electoral muy limitado. La iniciativa legislativa seguía siendo de la Corona, y las Cortes solo tenían un papel consultivo. Martínez de la Rosa decretó también la supresión de los gremios y de la Inquisición. Una epidemia de cólera provocó las primeras protestas contra el gobierno. La regente nombró entonces jefe de gobierno a Juan Álvarez de Mendizábal, quien inició una serie de medidas auténticamente revolucionarias:
- Creó la Guardia Nacional, movilizando a más de 100.000 hombres.
- Decreto de Desamortización (febrero de 1836) para incautar los bienes inmuebles de las órdenes religiosas.
- Amplió el sufragio con una nueva Ley Electoral.
La regente nombró entonces jefe de gobierno al moderado Istúriz. Los sargentos del Palacio de La Granja la obligaron a jurar la Constitución de 1812. Posteriormente, se nombró jefe de gobierno a Calatrava, que decidió elaborar una nueva Constitución.
La Constitución de 1837 es la mejor muestra del liberalismo decimonónico:
- La soberanía nacional aparecía en el Preámbulo y el articulado.
- Los progresistas consiguieron la institucionalización de la Milicia Nacional.
- Los moderados, la conservación del bicameralismo. Habría un Congreso y un Senado, que moderaría al anterior.
- El sufragio sería censitario (votando el 2,2% de la población).
- Las Cortes eran plenamente legisladoras, pero la ley no quedaba sancionada sin la firma real.
- Cada legislatura duraría tres años.
Las Constituciones siguientes la copiarán en sus rasgos más esenciales. La Reina Gobernadora, María Cristina de Borbón, jura la Constitución de 1837.
En agosto de 1839, terminaba la Primera Guerra Carlista, con el “Abrazo de Vergara”, que incluía el respeto a los fueros navarros. Vencido Don Carlos, la Regente dejó de ser necesaria y empezó a destacar Espartero.
1.2. La Regencia de Espartero (1840-1843)
El golpe contra María Cristina se produjo cuando los moderados intentaron aprobar la Ley de Ayuntamientos. En 1840, María Cristina se exiliaba en Francia y Espartero se convertía en regente de Isabel II.
La revolución de 1840 dio el poder a los progresistas, que desde el principio tuvieron que hacer frente a una serie de problemas:
- La oposición de los moderados, que apenas obtuvieron representación parlamentaria.
- La división de los propios progresistas.
- El tratado de comercio librecambista con Gran Bretaña, que permitiría a este país vender sus productos textiles en España. Esto perjudicaba a los industriales catalanes.
2. El Reinado de Isabel II (1843-1868)
En 1843, en Andalucía, se produjo un pronunciamiento, protagonizado por liberales progresistas y moderados, unidos contra Espartero. En Torrejón de Ardoz, el general Narváez derrotó a los partidarios del regente, forzando a Espartero a huir al exilio. El gobierno provisional que se formó prefirió anticipar la mayoría de edad de Isabel II, con solo trece años. Tras esto, los moderados se hicieron con el poder, con el primer gobierno presidido por Narváez.
Ramón María Narváez (1800-1868) derrotó al Regente, se convirtió en hombre de confianza de Isabel II y Duque de Valencia. La nueva reina tomó partido por los moderados, negándose a los progresistas y rompiendo el equilibrio constitucional. Las diferencias ideológicas entre ambos partidos eran:
- Los moderados (liberalismo doctrinario): defendían la soberanía compartida entre la Corona y las Cortes.
- Los progresistas: defendían la soberanía nacional de las Cortes. Además, defendían la Milicia Nacional, ayuntamientos democráticos, la libertad de prensa, el liberalismo económico y la ampliación del sufragio censitario.
2.1. La Década Moderada (1844-1854)
- La creación de la Guardia Civil (1844), cuerpo militar al que se le encargó mantener el orden en la España rural.
- La reforma de la Hacienda (1845), de Alejandro Mon (impuestos de consumos, indirectos que gravaban los alimentos y otros artículos de consumo).
- Una nueva Constitución, la de 1845, cuyas características básicas eran:
- Un Senado formado por miembros vitalicios, nombrados directamente por la Corona.
- Legislatura de 5 años.
- Desaparece la alusión a la Soberanía Nacional. Son el Rey y las Cortes los que ostentan la soberanía.
- Se establece la religión católica como la oficial del Estado, se suprime la Milicia Nacional y se restringen las competencias de los ayuntamientos.
- Por último, el Concordato con la Santa Sede (1851).
Fue la época dorada de los especuladores, quienes controlaban el mercado para obtener ganancias extraordinarias e injustificadas. La principal fuente de negocios fue la construcción de los primeros ferrocarriles. La oposición estuvo representada por los progresistas, que protagonizaron algunos pronunciamientos esporádicos y fallidos, y por la creación en 1849 del Partido Demócrata, que defendía el sufragio universal. La oleada revolucionaria europea tuvo repercusiones en España, pero la respuesta de Narváez fue emprender una durísima represión. A partir de entonces, los gobiernos moderados de Isabel II se hicieron cada vez más autoritarios. La situación política se hizo tan tensa que O’Donnell y Dulce se pronunciaron en junio contra el gobierno, iniciándose así la Revolución de 1854, la Vicalvarada, con el Manifiesto de Manzanares.
2.2. El Bienio Progresista (1854-1856)
O’Donnell y los progresistas gobernaron durante dos años, pero realizaron una intensa labor legislativa, destacando:
- La Ley de Ferrocarriles.
- La Ley de Bancos y Sociedades de Crédito (1856).
- Una nueva Ley de Desamortización (1855), de Madoz.
- La Constitución de 1856.
- La Ley de Trabajo, que regulaba los jurados.
Había dos líderes progresistas: Espartero y O’Donnell, de mentalidad muy distinta. Espartero, apoyado por los progresistas puros, y O’Donnell, por la Unión Liberal, nacida en la Vicalvarada, en la que se integraban los elementos más flexibles de los partidos moderados y progresistas.
2.3. El Gobierno de la Unión Liberal (1856-1863)
O’Donnell aplastó a la milicia nacional. Entre 1856 y 1863, la Unión Liberal se convirtió en un partido conservador, con el apoyo de la burguesía y de los terratenientes. Se aprobó la Ley de Instrucción Pública (Ley Moyano) y se realizó el primer censo estadístico del país. En el exterior, España participó en la guerra de Marruecos. Esta política exterior apenas tuvo resultados, con gobiernos inestables y autoritarios, presididos alternativamente por Narváez y por O’Donnell.
La Crisis Final del Reinado (1863-1868)
En la larga crisis influyeron otros factores:
- En primer lugar, la crisis económica, con la quiebra de las compañías ferroviarias, debida a la baja rentabilidad de las líneas.
- Y dos graves acontecimientos políticos:
- Los sucesos de la noche de San Daniel de 1865, en la que la policía disparó contra unos estudiantes universitarios.
- Y la sublevación del cuartel de San Gil, dirigida por los sargentos y apoyada por los progresistas y Prim, que acabó con un balance de 70 muertos.
En 1866, el paro y la carestía se agravaron, y las muertes sucesivas de Narváez y O’Donnell dejaron sola a Isabel II. El golpe revolucionario se inició en septiembre de 1868 en Cádiz, donde el Almirante Topete sublevó a la escuadra. Los militares sublevados, junto con Juan Prim y Serrano, entraban en Madrid tras la batalla de Alcolea del Río. La revolución, conocida como la Gloriosa, consiguió derrocar a Isabel II, que se exilió en Francia. En los 35 años de su reinado, había desaparecido definitivamente la monarquía absoluta, implantándose un Estado liberal. En 1868, comenzaba un nuevo periodo político: el Sexenio Revolucionario, con la promulgación de la Constitución de 1869.