PRIMERA PARTE – HISTORIA DE LA IGLESIA ANTIGUA
UNIDAD DIDÁCTICA 1
Ejercicio 1
Después de la lectura de la Introducción General, explique por qué las Historia de la Iglesia es una disciplina teológica y científica a la vez.
Toda crítica histórica se nutre de su intrínseca validez científica, es decir, del estudio de unos acontecimientos, de las causas y efectos de estos hechos, de unos conocimientos que se desarrollan, del devenir cultural, sociológico, político, económico, de las relaciones, en este caso de la Iglesia con el mundo… éste es el carácter “científico” de la Historia de la Iglesia. Es la historia de cómo, cuándo, dónde y por qué se han conservado y transmitido conocimientos y experiencias, principalmente las verdades del Evangelio de Cristo a través de los siglos y la historia de la propia Institución en sí, de la Iglesia.Al reflexionar sobre ellos, lo primero que encontramos es que el autor de esta Historia no es “la sociedad terrena” sino que es “obra misteriosa de Dios”. La Historia de la Iglesia es la historia de una fe transmitida, de cómo un grupo de personas falibles, por designio de Dios, ha llegado a ser miembros del Cuerpo de Cristo en la Iglesia, y de cómo este pueblo ha luchado por vivir el Evangelio en las situaciones concretas de su propia vida, durante más de dos mil años. Éste es su carácter teológico:
la Historia de la Iglesia es la historia del “legado de la fe”.
Se nos narra el itinerario de la tradición de la Iglesia. Tradición como transmisión del Evangelio en las Escrituras y la predicación, su interpretación consciente para la enseñanza y formación de los fieles y los pilares de la fe, como los Padres, Doctores de la Iglesia, encíclicas, el testimonio de los teólogos… Por lo tanto entonces se trata también de nuestra historia: cuando abordamos la historia de nuestras luchas, triunfos y caídas, llegamos a conocer más acerca de quiénes y qué somos, en el marco de una comunidad de fe.
Ejercicio 2
Defina con sus propias palabras los siguientes términos:
-
“Judaizantes”
: El término está tomado de Gál 2,14, donde Pablo dice haberle preguntado a Pedro: “Si tú, que eres judío, vives como los paganos, y no a la manera judía, ¿por qué obligas a los paganos a judaizar?”. Los judaizantes eran pues tanto los judeocristianos, de habla hebrea, conservadores, que obligaban a los paganos que se convertían a que se circuncidaran y observaran ciertas costumbres judías, como los paganos convertidos que aceptaban estas imposiciones.
Helenistas
: Eran judíos-griegos, de habla griega, muchos de ellos descendientes de la diáspora, mucho más numerosos que los judaizantes, manifestaban una libertad de espíritu frente a la ley mosaica y el Templo, e insistían en las críticas que el mismo Jesús había dirigido contra el legalismo y el ritualismo exagerados.
Tradición ortodoxa de Pedro y Pablo
: Es la tradición mediadora, que mantiene lo mejor de la tradición judía y los elementos positivos de los helenistas, corrigiendo las actitudes y convicciones más extremistas de los anteriores grupos, y que es recogida en el NT.
Tradición de Juan
: Tradición procedente de Asia Menor que se caracteriza por algunas peculiaridades teológicas y litúrgicas, como la catorcena, el lavado de los pies, o el milenarismo que se extendió por todo Occidente como componente esencial del cristianismo ortodoxo.
Ejercicio 3
En los Evangelios se da cuenta de los dos juicios a los que fue sometido Jesús de Nazaret, a saber, el religioso y el político. Explique a la luz de los mismos los condicionantes histórico-religiosos del nacimiento del cristianismo.
Debemos enmarcar nuestro contexto histórico en la Palestina del siglo I. Judea es una provincia bajo el dominio del Imperio Romano. Poncio Pilato es el gobernador destinado en Jerusalén y al que, por su autoridad, se le pide ratificar, homologar, políticamente el juicio condenatorio previo que el tribunal supremo del pueblo Judío -el Sanhedrin- ha dictado ya religiosamente contra Jesús –injustamente, con nocturnidad y alevosía-, por blasfemia: han resuelto que quieren su muerte por crucifixión.Cabe recordar que Pilatos no encontró delito en Jesús y no hubiera ratificado su condena de no haber sido por la insistencia extrema del populacho exaltado –no había delito político como tal-. Es sólo cuando el pueblo le dice “Si no ordenas la crucifixión del Nazareno que se dice Rey de los Judíos, no serás amigo del César, pues sólo a éste reconocemos por tal” es cuando cobardemente envía a un inocente a la muerte en cruz. Este doble juicio es efectivamente reflejo de las particulares circunstancias históricas en las que se desarrolló la vida de Jesucristo, pues su predicación y su mensaje violaba, modificaba, vulneraba, ponía en riesgo la autoridad imperial y la autoridad religiosa imperante, ambas. Por lo tanto, la incipiente fe cristiana va a tener que luchar en varios frentes:
Ante el rígido judaísmo y su ley
. Profesar fe en Cristo va a suponer romper con la comunidad de origen, que en adelante los miraría como tránsfugas y traidores. Igualmente para los gentiles conversos, sobre todo los pertenecientes a clases sociales elevadas.
Ante el imperio romano y su ley
.
El cristianismo exigía apartarse de una serie de prácticas tradicionales de culto al emperador, que tenían un sentido religioso-pagano, pero que eran a la vez consideradas como exponente de la inserción del ciudadano en la vida pública y testimonio de fidelidad hacia el Imperio. De ahí la acusación de “ateísmo” lanzada tantas veces contra los cristianos; de ahí la amenaza de persecución y martirio que se cernió sobre ellos durante siglos y que hacía de la conversión cristiana una decisión arriesgada y valerosa, incluso desde un punto de vista meramente humano. El Imperio era religiosamente liberal y toleraba con facilidad nuevos cultos y divinidades extranjeras, pero el choque y la ruptura llegaron porque Roma pretendió exigir de sus súbditos cristianos algo que ellos no podían dar: el homenaje religioso de la adoración, que sólo a Dios les era lícito rendir.
Ejercicio 4
Comentario de texto. A la luz del siguiente texto, y de las continuas referencias que aparecen en el NT sobre las ulteriores persecuciones que sufrirían los cristianos, haga un comentario de texto sobre éstas, indicando en qué consistió este fenómeno, cómo lo afrontaron los cristianos, los precedentes y las consecuencias del mismo.
Los mártires de Lyon (177)
“A todo lo que se le preguntaba respondía en latín: -Soy cristiano.
En lugar de su nombre, de su ciudad, de su familia y de todo, esto es lo que sucesivamente iba confesando, y ninguna otra palabra escucharon de él los paganos. /…/ Por último, le aplicaron planchas de cobre candente a los miembros más delicados de su cuerpo.Estos ciertamente, se quemaban, pero él se mantuvo inflexible y firme, constante en la confesión, rociado y fortalecido por la fuente eclesial del agua viva que brota de la entraña de Cristo.Su cuerpo atestiguaba lo ocurrido, todo él era una llaga, todo confusión, encogido y perdida toda forma humana; pero Cristo padecía en él y realizaba grandes glorias anulando al adversario y mostrando, para ejemplo de los demás que nada hay temible allí donde está el amor del Padre, ni doloroso donde está la gloria de Cristo /…/.
El bienaventurado Potino, a quien se tenía confiado el ministerio del episcopado de Lyon sobrepasaba la edad de 90 años y su cuerpo estaba débil. Por causa de esta debilidad corporal, apenas sí podía respirar, pero su gran deseo del martirio y el ardor de su espíritu le devolvían las fuerzas. También él fue arrastrado al tribunal con el cuerpo deshaciéndose por la vejez y la enfermedad pero con su alma dentro, conservada para que por ella triunfara Cristo.Llevado por los soldados ante el tribunal con acompañamiento de las autoridades de la ciudad y de toda la plebe gritándole toda clase de injurias, como si él mismo fuera Cristo, dio hermoso testimonio.
Al interrogarle al gobernador quién era el Dios de los cristianos, dijo: Si eres digno, lo conocerás /,,,/.A Blandina, en cambio, la colgaron de un madero y quedó expuesta para pasto de las fieras que arrojaban a ella. Con sólo verla colgando en forma de cruz y con su oración continua, infundía muchos ánimos a los otros combatientes que en este combate veían con ojos corporales, a través de su hermana, al que por ellos mismos había sido crucificado. Y así ella persuadía a todos los que creen en él de que todo el que padece por la gloria de Cristo entra en comunión perpetua con el Dios vivo /…/.Y la bienaventurada Blandina, la última de todos, como noble madre que ha infundido ánimos a sus hijos y los ha enviado por delante victoriosos a su rey, después de hacer también ella el recorrido de todos los combates de sus hijos, volaba hacia ellos alegre y gozosa de la partida, como si fuera invitada a un banquete de bodas y no arrojada a las fieras.
Después de los látigos, después de las fieras y después de parrillas, por último la echaron a un toro. Lanzada a lo alto largo rato por el animal, insensible ya a lo que le estaba ocurriendo, por su esperanza suspensa por cuanto había creído y por su conversación con Cristo, también ella fue sacrificada, mientras incluso los mismos paganos confesaban que jamás entre ellos una mujer había pasado tantos y tales suplicios /…/”.
Carta de los cristianos de Lyon y de Vienne, conservada por Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, V, 1. Editorial Católica, Madrid 1973, 271-282.
El principal motivo de la persecución que sufrieron los cristianos, principalmente durante los tres primeros siglos, fue el peligro de desestabilización del Imperio que las autoridades consideraron que podría acarrear ciertas actitudes cristianas, que vendrían a ser las siguientes:
- No aceptaban a los dioses romanos.
- No participaban en la adoración de los dioses del estado y culto imperial.
- No iban a festividades públicas que los honoraban.
- Amenazaban el orden y la moral pública.
- Amenazaban la seguridad del estado.
- Abandonaron el ejército porque contradecía sus creencias.
Si bien es cierto que los romanos eran relativamente flexibles en permitir la práctica de otras religiones, esto era así siempre y cuando no amenazara el poder del emperador y, por ende, del imperio. Pero la religión cristiana estaba propagándose con gran rapidez -ya en los tiempos de Nerón- y representaban una amenaza para el orden establecido, puesto que se negaban a adorar a nadie que no fuera Dios ni a practicar religión alguna excepto la suya. Igualmente, que un esclavo pudiera alcanzar en la iglesia los mismos puestos de responsabilidad y gobierno que una persona libre, era más de lo que aquella sociedad podía soportar.
Las persecuciones fueron atroces. De hecho, la palabra “persecución” queda en un eufemismo. Como hemos leído en el texto, los tormentos y torturas eran de una crueldad extrema: Las persecuciones a los primeros cristianos se volvieron cada vez mas violentas y las formas de ejecutar a los condenados fueron cada vez más sádicas. La forma de ejecución variaba según las clases, a los ciudadanos romanos se les cortaba la cabeza en limpio, los demás eran crucificados y quemados vivos. Más tarde se volvió una diversión para el pueblo romano, normalmente se llevaban a los condenados a muerte a los anfiteatros donde se los soltaba en grupos de entre cinco o diez a que los leones los devorasen.
Nerón mandó incendiar el centro de la ciudad de Roma para construir allí un espectacular palacio -cosa que efectivamente hizo- y aprovechó este hecho para acusar a los cristianos del desastre. Los demás emperadores (Domiciano, Marco Aurelio, Diocleciano, etc.) los persiguieron por temor a que esta convincente nueva fe -muy revolucionaria para la época- pudiera acabar con las viejas tradiciones romanas y el orden establecido.
Han llegado hasta nuestros días las “Actas de los Mártires”. Son la trascripción de los procesos verbales redactados por las autoridades romanas, y conservados en los archivos oficiales, que los cristianos conseguían por diversos medios.
Las principales acusaciones de las autoridades del Imperio para juzgarles fueron:
- Constituir una asociación (durante Trajano, ya César las había prohibido en 7 d.C.).
- Realizaban el culto en secreto
- Maléficos, fanáticos (se les acusaba distorsionadamente de incesto, canibalismo)
- Irracionales o supersticiosos (intelectuales de la época)
- Infanticidio ritual (interpretaciones erróneas)
Mientras miles de mártires soportaban la tortura y la muerte con una heroica entereza, los cristianos adoraban en lugares escondidos –catacumbas- con un celo infatigable, y sus hombres cultos defendían la fe en numerosos escritos, son los llamados apologistas cristianos, como Cuadrato, Aristón de Pella, Melitón de Sardes, Arístides de Atenas, Justino, Taciano, Atenágoras de Atenas, Teófilo de Antioquia, la Carta de Diogneto, que defendieron el cristianismo ante acusaciones como objeciones de los intelectuales y persecuciones organizadas.Además, se conservan las cartas que los propios cristianos escribían a otras iglesias. En base a estos documentos se tiene el testimonio de lo que ocurrió en Lyon en el año 177, que es el texto que hemos leído de la Historia Eclesiástica de Eusebio de Cesarea, que ocurrió bajo el mandato del emperador Marco Aurelio y corresponde a la cuarta persecución. Esta persecución en concreto, la acaecida en Lyon y Vienne (Francia) fue terrible y fueron martirizados san Potino, primer obispo de Lyon, y Blandina, una valiente esclava joven. De la lectura de los documentos se desprende que debió de tratarse de unos cincuenta cristianos, entre los que figuraban gente de toda clase: un obispo, un diácono, varios esclavos, gente libre…Así pues, tras una serie de medidas y acciones procedentes de diferentes naturalezas para limitar la expansión o extirpar el cristianismo en el Impero Romano; los cristianos de los primeros siglos fundaron a base de sangre y sufrimientos los cimientos de la iglesia cristiana, que partir del siglo IV pasó a ser la religión oficial del Imperio Romano. En palabras de Tertuliano: “Crecemos en número cuantas veces nos segáis; es semilla la sangre de los cristianos” (Apologeticum 50,13; PL 1,534). Las consecuencias positivas de las persecuciones como el ejemplo de los mártires como semilla de nuevos cristianos o la apología de la fe constituyen un bien y purificación para la Iglesia. Entre las negativas, destacar la sobreestimación de los mártires –sus reliquias serán veneradas hasta casi la idolatría- y cierta división en la Iglesia con los enfrentamientos con la readmisión de lapsis y apóstatas.
Ejercicio 5
Compare el desarrollo de la liturgia de la Iglesia en los tres primeros siglos del cristianismo con su situación tras el giro constantiniano del siglo IV.
A lo largo del siglo IV se produce en el imperio y en la Iglesia un giro espectacular: la Iglesia, en vez de ser perseguida, se convierte ahora en religión oficial del imperio.
La fe cristiana pasa de la indefensión a la protección oficial y a una situación de privilegio. Los cristianos ya no deben esconderse en la clandestinidad en casas particulares, cementerios y catacumbas para reunirse y se construyen los primeros templos.Constantino fue el primer emperador que se dio cuenta, de manera seria y decidida, de que la actitud hostil frente a la Iglesia cristiana, tal como se estaba practicando, no era buena para el imperio. Más aún: se dio cuenta de que la Iglesia podía ser, en aquel momento, la gran fuerza que se necesitaba para mantener la unidad imperial. Este hecho marca, sin duda, un hito histórico para la Iglesia y para la eclesiología. Los obispos se convierten en grandes señores del imperio –se desarrolla también la jerarquía- y en grandes señores de la Iglesia. El clero alcanza un enorme protagonismo dentro de la Iglesia, en detrimento del protagonismo del pueblo.
En los tres primeros siglos la liturgia se centra en la administración del bautismo y en la celebración de la eucaristía.
En el s.IV Constantino declara el domingo día de descanso público y las fiestas cristianas sustituyen a las paganas. Se impone la Pascua móvil dominical, se amplia el triduo pascual hasta abarcar la semana santa y se inicia la práctica de la Cuaresma y el ciclo litúrgico navideño. El crecimiento de las comunidades, de diverso origen y lenguaje propició “familias litúrgicas”. También las peregrinaciones a partir del siglo IV conocen un desarrollo creciente y constituyen uno de los factores de evolución de la liturgia.
Ejercicio 6
Según sus conocimientos de los tratados dogmáticos de la Trinidad y Cristología, exponga las características definitorias de las principales herejías trinitarias y cristológicas de los ss IV-V.
Arrianismo:
(s.IV) Niega la divinidad de Cristo, quien es hijo adoptivo de Dios, no consusbstancial al Padre. Y el Espíritu Santo es la primera criatura del Hijo e inferior a Él.
Apolinarismo:
(s.IV) Niega el alma humana racional de Cristo, creyendo que esa alma humana sería como la nuestra, pecaminosa.
Nestorianismo:
(s.V) Sostiene dos personas separadas en Cristo: una divina y otra humana.
Monofisismo:
(s.V) Sostiene una sola naturaleza en Cristo, la divina rechazando la humana.
Subordinacionismo
: Herejías trinitarias, que tienen como denominador común negar la igualdad entre las tres divinas personas de la Trinidad, afirmando una subordinación o jerarquía entre ellas. Estas herejías en las que se niega, al menos implícitamente, la divinidad de la persona subordinada tiene, como es obvio, consecuencias cristológicas como el adopcionismo.
UNIDAD DIDÁCTICA 2
Ejercicio 1
Describa los momentos históricamente más importantes del paso y proceso de la Iglesia perseguida a la Iglesia imperial, exponiendo las consecuencias que supusieron para la historia del cristianismo.
En el año 311, el emperador Galerio terminaba oficialmente con la persecución que había desencadenado Diocleciano en 303.En el año 313, los dos emperadores: Constantino (occidente) y Licinio (en oriente), se ponen de acuerdo para implementar una política religiosa común en una carta al gobernador de Bitinia, llamada tradicionalmente el Edicto de Milán.
Tras este edicto, que pone fin a las diez persecuciones las consecuencias fueron:
- Equiparación del culto cristiano con la religión del estado de Roma.
- Libertad de culto para los cristianos.
- Restitución de bienes y propiedades confiscadas con anterioridad a los cristianos, incluidos cementerios e iglesias.
- Designación del domingo como día de fiesta oficial.
Este cambio, sin embargo, propició una “intolerancia cristiana” con los cultos paganos, de esta forma Constancio (337-361) endureció en sentido cristiano la legislación religiosa imperial. Sólo bajo el breve mandato de Juliano “El Apóstata” (361-363) hubo intentos de restauración pagana. Finalmente, en 380 el emperador Teodosio I promulga el edicto “Cunctos Populos”, que declara al cristianismo como única religión del Imperio, y transformando de esta forma a la Iglesia cristiana en Iglesia imperial. Esta estrecha implicación Estado – Iglesia provocó en muchos cristianos una insatisfacción y malestar que derivó en el surgimiento del movimiento monástico.
Ejercicio 2
Defina con sus propias palabras los siguientes términos:
Gnosticismo
: Aseguraba que la materia es inherentemente mala y el espíritu es bueno, por tanto nada hecho en el cuerpo, aún los más grandes pecados, tienen importancia alguna, porque la vida real existe solamente en la realidad del espíritu. La salvación del hombre se obtiene por medio de un supremo conocimiento (gnosis), que es diferente y superior a la «simple» fe.
Maniqueísmo
: Herejía dualista introducida en Persia por Mani, contra la cual luchó arduamente San Agustín, reduciendo al mundo a dos fuerzas iguales y opuestas: el bien y el mal, proponiendo dos deidades: Dios, creador del bien y Satanás, creador del mal.
Pelagianismo
: Herejía sostenida por Pelagio, combatida también por San Agustín: No hay pecado original ni necesidad de redención por gracia. El hombre puede alcanzar por su propio esfuerzo la salvación, ya que Cristo vino únicamente a dar ejemplo.
Donatismo
: Doctrina iniciada por Donato -obispo de Cartago- que sostenía que la Iglesia visible está compuesta solamente de justos y santos y que los sacramentos son inválidos si se administran por un ministro indigno.
Ejercicio 3
Analice y compare el monacato ante y post benedictino
El monacato ante-benedictino representa a aquellos cristianos de la historia primitiva que, descontentos con lo que les rodeaba anhelan una vida más elevada y se retiran del mundo, con el fin de cultivar una vida espiritual mediante la meditación, la oración y los hábitos ascéticos.
Este espíritu monástico empezó en Egipto, donde se fomentó debido al clima cálido y las pocas necesidades de la vida y se considera a San Antonio su fundador, alrededor de 320 d.C. Multitudes siguieron su ejemplo y las cuevas se llenaron de sus discípulos –“anacoretas”, que proviene de la palabra retiro- y a los que formaban comunidades se les llamó “cenobitas”. Desde Egipto este espíritu se espació por la iglesia oriental, donde un sinnúmero de personas adoptaron la vida monástica.El movimiento monástico en Europa se esparció más despacio que en Asia y África. La vida solitaria e individual del asceta pronto trajo como resultado en Europa el establecimiento de monasterios, donde el trabajo estaba unido a la oración. La Ley de Benedicto –ora et labora–
, promulgada en 529 d.C. fue la que más se utilizó para organizar y dirigir los monasterios de Occidente, tanto en hombres como mujeres.
Por lo tanto, en Oriente los primeros ascetas vivían aparte, cada uno en su propia caverna, cabaña, pilar… pero en la Europa occidental formaban comunidades y vivían juntos. Al crecer estas comunidades, fue necesaria alguna forma de organización y gobierno, y en el trascurso del tiempo surgieron cuatro grandes órdenes:
Benedictinos-Cistercienses-Franciscanos y Dominicos.
Entre las novedades post-benedictina encontramos la estabilidad monástica.
Contra el peregrinar de los monjes andariegos se establece una vida en común, contra el egoísmo del aislamiento. Un Abad, como principio activo de autoridad que vigile la disciplina, la obediencia, el trabajo, la oración y el silencio en el monasterio. Y sobre todo en las finalidades propias del monje en la busca de Dios, en el Opus Dei (Oficio divino) y en el cultivo de la caridad del amor de Dios y la caridad de la convivencia fraterna.
Ejercicio 4
¿Podemos afirmar que la teología católica actual es deudora de las decisiones adoptadas en los cuatro primeros concilios ecuménicos de la historia del cristianismo? Razone su respuesta.
La teología es una reflexión de la fe. Y en la historia de la teología cristiana la reflexión más profunda fue sin duda inmediatamente después de que los Apóstoles, fuente de autoridad, dejaron de estar entre nosotros. Por este motivo, los cuatro primeros concilios fueron momentos clave en la formación teológica de la Iglesia y, por supuesto, aquellas enseñanzas de los grandes Padres de la Iglesia y aquellas decisiones tomadas en los concilios ecuménicos de la historia primitiva fueron las bases y los cimientos desde donde se forjarían los principios normativos universales para la fe, la condena que hacen de los errores, en aquellos momentos de crisis o dificultad en la Iglesia y en las proposiciones de la verdad de acuerdo con la Escritura, buscando un Credo, un esfuerzo por compendiar las creencias fundamentales de todo cristiano, válidas para toda época y lugar .
Así, Nicea (325) comenzó a unificar criterios dejando atrás tradiciones sin fundamento, no ortodoxas, definiendo la consubstancialidad del Verbo, como verdadero Hijo de Dios, de la misma substancia del Padre –homoousios– y por lo tanto verdadero Dios. Más tarde en Constantinopla (381) se reafirmó la divinidad del Espíritu Santo, como verdadero Dios, como el Hijo y el Padre. En Éfeso (431) se definió la unidad de persona, un solo sujeto en Cristo, una unión hipostática substancial, no accidental, física ni moral y la maternidad divina de María, y finalmente en Calcedonia (451) se reconoció que las dos naturalezas en Cristo están unidas (personalmente), no confundidas ni mudadas ni alterada de ninguna manera.
Ejercicio 5
Establezca una comparativa entre la religiosidad popular del siglo IV y la actual
Es durante los siglos IV y V cuando florecen las manifestaciones de religiosidad popular en torno al culto a los mártires, a sus reliquias, a imágenes sagradas y las peregrinaciones a los lugares santos, donde se guardaba memoria de los acontecimientos y personajes que habían significado un hito en la difusión de la religión cristiana, siendo Tierra Santa el lugar más especial. Todo esto lleva indudablemente un enorme componente de superstición y de magia de procedencia pagana, ya que cabe recordar que los cristianos eran apenas un 5% de la población total del Imperio Romano y era fácil adoptar o caer en las costumbres que tenían esta inmensa mayoría. Esto preocupaba mucho a los pastores y obispos y la liturgia oficial trató de disciplinar este incontrolado entusiasmo popular estableciendo, por ejemplo, la celebración de fiestas conmemorativas.
En el s. XXI la religiosidad popular en España y alrededor del mundo se ha expresado de maneras muy diversas. Hoy en día tenemos preciosas manifestaciones populares como las tradicionales procesiones de Semana Santa, rogativas, imágenes veneradas y todas las festividades relaciones con santos. Intentar sacar lo positivo o negativo de estas formas del devocionario del pueblo es seguramente arriesgado. Algunas tradiciones tienen una función y un sentido en su inicio que, por las razones que sean, se van perdiendo a lo largo de los años y desembocan en una manifestación que es popular y sí, son muestra de la fe de un pueblo pero a veces es una fe un tanto sui generis.
Un ejemplo podría ser la Semana Santa, su fuerte contenido religioso se reviste de folklore.
Es una fiesta que emociona, que invita a la meditación, a la oración, a la contemplación, facetas insustituibles en la vida cristiana, pero, como en el s.IV, estas expresiones de religiosidad popular son de tal fervor popular en algunos lugares, en un fervor popular que la veneración de imágenes va más allá de la ortodoxia que la Madre Iglesia entiende predicando la verdadera actitud simbólica de estas celebraciones. Simbolismo igualmente extensible a las antiquísimas procesiones que celebramos en tantos pueblos, con su paralelismo de itinerario de renovación y purificación espiritual y búsqueda del encuentro con Dios, pidiendo o agradeciendo su intervención, o las romerías que se hoy se desvirtúan cuando se toman como excursiones senderistas buscando un almuerzo colectivo, es decir, cuyo trasfondo pasa de religioso a social. Estaríamos “paganizando” nuestras costumbres, de forma similar a la que lo hicieran aquellos cristianos del siglo IV.Puede que la Navidad sea el ejemplo más claro de esta decadencia del espíritu religioso, ahogado en el espíritu de la sociedad laicista capitalista. La parte positiva es que sigue siendo una oportunidad para presentar nuestra fe ante el Señor y vivir la fiesta con devoción.
Ejercicio 6
Comentario de texto. Comente el siguiente texto explicando los hitos principales de la conversión de los bárbaros de Occidente al cristianismo, el papel destacado de las mujeres de los gobernantes en este proceso, y los precedentes y las consecuencias que se siguieron.
La conversión de Clodoveo según la leyenda
XVI… La historia de su vida [de Remigio de Reims] fue escrita por Hincmaro, arzobispo de Reims [s.IX].
…Por aquel tiempo el rey de Francia, Clodoveo, era todavía pagano a pesar de los esfuerzos que su cristianísima esposa venía haciendo para que abrazase la fe de Cristo. Un día, al enterarse que los poderosos ejércitos de los alemanes venían a invadir sus tierras, oró al Dios de su mujer y prometió que se convertiría si lograba obtener la victoria sobre sus invasores. Como consiguió lo pedido, dispuesto a cumplir su promesa se presentó a Remigio y le propuso que lo bautizara. Al llegar al baptisterio el santo arzobispo comprobó que no había en él crisma para la unción; mas de pronto apareció en el recinto una paloma llevando en su pico una crismera de la que el prelado tomó el óleo necesario para ungir al catecúmeno. Esa crismera se conserva actualmente en la catedral de Reims y con su crisma se unge a los reyes de Francia.
Santiago de la Vorágine, “La Leyenda Dorada”, XVI, Trad. de J.M. Macías, Alianza, 1982, Madrid, Vol. 1, pp.99-100
Desde finales del siglo IV, las grandes migraciones pusieron en contacto con la Iglesia a todo un nuevo mundo étnico y cultural:
germanos y eslavos, magiares y escandinavos. Las invasiones crearon oportunidades insospechadas de expansión cristiana.
La mayoría de los pueblos germánicos invasores se convirtieron al arrianismo y por ello cobra relevancia en el mundo cristiano fiel a Roma la conversión de Clodoveo al cristianismo. Clodoveo era en aquel tiempo (496) el único príncipe católico del mundo conocido en el sentido que se le daba entonces a la palabra católico. Anastasio, emperador del Oriente, profesaba el eutiquismo. Teodorico, rey de los ostrogodos en Italia, Alarico, rey de los visigodos, así como los reyes de los burgundios, suevos y vándalos, en las galias, España y África, eran todos arrianos y otros reyes francos eran todavía paganos. Clodoveo no era solamente el único príncipe católico del mundo en ese tiempo, sino que fue el primer rey que abrazó la religión católica; y esto granjeó al rey Francia el título de “Cristianísima Majestad”.
Los vínculos de fidelidad personal, entonces tan poderosos, arrastraban en pos del rey a lo más representativo de la nación: los magnates de la nobleza y los miembros del séquito regio.
Las invasiones bárbaras provocaron en ciertas regiones un claro retroceso del cristianismo. Tal fue el caso de la Britania romana, dominada en el siglo V por los anglosajones paganos. Su conversión se emprendió mucho más tarde por iniciativa del papa
Gregorio Magno (540-604).
En el continente europeo, la acción misional se dirigió hasta el siglo VI a los pueblos “invasores”. A partir de entonces la acción evangelizadora desbordó las antiguas fronteras del Imperio occidental. Los iniciadores de esta expansión en el siglo VII fueron los celtas procedentes de Irlanda y Escocia (San Columbano)
. En el siglo VIII, los misioneros anglosajones tomaron el relevo (San Bonifacio)
.El caso de princesas cristianas que han influido decisivamente en la conversión de sus maridos y, por tantos, de los pueblos que les eran súbditos, fue bastante común. La condición de la mujer romana era, brevemente, la de objeto en relación a su contraparte masculina: padre, hermano, marido. El mensaje del cristianismo, al contrario, resalta la igualdad esencial entre el hombre y la mujer y esto se une a la vertiente germana de la flexibilidad en las funciones, del compartir los roles sociales. De ahí la importancia radical que adquieren las mujeres como difusoras de la fe, mártires, monjas, religiosas, conversoras en general.
En conclusión, la Iglesia desarrolló en este siglo una imponente obra de evangelización y de cultura.
Es verdad que Roma era asediada y a veces devastada por los bárbaros arrianos: ostrogodos, lombardos. Es verdad que Constantinopla y el Oriente cada vez se volvían más celosos de sus tradiciones y de su autonomía. Sin embargo, los obispos de Roma, y muy especialmente san Gregorio Magno, no dejaron de ejercer y defender su misión como sucesores de Pedro. En este tiempo de calamidades, a medida que la administración civil se desarticulaba, la iglesia se fue haciendo cargo de muchas necesidades materiales del pueblo. Como consecuencia de este choque entre Occidente con Oriente, de esta contraposición de cultura latina y griega tendrán lugar los Cismas, debido a la creciente incomunicación e incomprensión lingüística, diferencias disciplinares y rituales, que no sólo les alejó espiritualmente, sino que suscitó suspicacias y recelos en una época crítica de herejías y controversias teológicas. De ahí que tras Calcedonia (451) y el rechazo del papa León Magno a otorgar autoridad y jurisdicción de Constantinopla (que era la nueva capital y residencia del emperador) sobre los otros patriarcados orientales, Roma se aleje del imperio bizantino buscando su protección en emperadores francos o germánicos.
SEGUNDA PARTE – HISTORIA DE LA IGLESIA MEDIEVAL
UNIDAD DIDÁCTICA 1
Ejercicio 1
Comentario de texto. Exponga, según este texto y sus propios conocimientos, las líneas principales de la forma de evangelización ordenada por Gregorio Magno, y, posteriormente, compárelas con las llevadas a cabo por San Bonifacio en la evangelización de Germania.
Carta de Gregorio Magno al abad Melitón sobre la misión en Inglaterra, 18 de julio de 601
“Es a saber, que los templos de los ídolos de ese país no deben ser destruidos, sino solamente los ídolos que están en ellos; prepárese agua bendita y rocíese con ella esos templos, constrúyanse altares, colóquense reliquias: pues si esos templos están bien construidos, es de necesidad que se transformen del culto de los demonios al servicio del verdadero Dios; pues la gente no debe ver sus templos arruinados, para que más de corazón abandone su error y esté mejor dispuesta a acudir a los lugares que acostumbraba a conocer y a adorar al verdadero Dios. Y puesto que están acostumbrados a matar muchos bueyes para sacrificarlos a los demonios, se les deberá conceder también a cambio alguna solemnidad: en el día de la festividad o de la muerte de los santos mártires cuyas reliquias se coloquen allí, hagan arcos de ramas de árboles en torno a las iglesias que son templos transformados, y hagan juntos una fiesta solemne de carácter religioso; y que no sacrifiquen más animales al diablo, sino que, en honor de Dios, los maten para su propia recuperación, y den gracias por su abundancia al dador de todas las cosas; que mientras se reservan algunos goces externos, puedan ser más fácilmente llevados a aceptar los goces interiores. Pues es sin duda imposible arrancar de una vez todos los abusos de unas mentes endurecidas, así también el que ve que tiene que subir a un sitio muy alto, lo hace por grados o por pasos y no a saltos. Así se dio a conocer el Señor a los hijos de Israel, cuando estaban en Egipto; mantuvo entre ellos la costumbre de los sacrificios, que solían ofrecer al diablo, en su propio culto, indicándoles que inmolaran los animales en su sacrificio; con el fin de que al cambiar sus emociones, perdieran una cosa en el sacrificio pero retuvieran otra: es decir, que los animales que solían ofrecer los siguieran ofreciendo, pero al inmolarlos a Dios y no a los ídolos, los sacrificios ya no serían los mismos”.
Beda el Venerable, Opera historica, Cambridge Mass., 1962, t. I, 162-164, ed. Y.E. Jasson y F.E. Roberts.
Uno de los pasos más relevantes en el proceso de integración de los germanos fue su aceptación del Cristianismo ortodoxo.
El paso de los ya arrianos al catolicismo marcó un momento clave en la historia de pueblos como los visigodos. Pero aún más decisivo, y también más complicado, fue el paso directo del paganismo al catolicismo de francos o anglosajones. La conversión formal de Clodoveo (497)
no conllevó la renuncia a sus antiguos dioses, lugares sacros, o ancestrales costumbres religiosas, y el paganismo, aunque no nominalmente, iba a mantener buena parte de sus formas y ritos, en especial, en el medio rural. Esta amalgama de paganismo y Cristianismo explica que, aunque en el siglo VIII y posteriores, personajes como Carlomagno (768-814) consideraran oportunas las conversiones forzosas, a sangre y fuego, otros, de mayor talla intelectual y de propósitos fundamentalmente evangélicos, como el papa Gregorio Magno (540-604) pensaran que las únicas conversiones firmes y duraderas tenían que llevarse a cabo con especial cuidado, sin intentar arrancar en un día las creencias acumuladas y vividas por estas gentes durante siglos; sin que fueran, en definitiva, traumáticas.Gregorio Magno marca el final de una época y comienzo de otra –de hecho es considerado el cuarto y último gran Doctor de la Iglesia de Occidente-. Su elección de vida monástica es característica de todo un período. En su labor diplomática mantuvo una postura de moderación y respeto con el emperador, aunque permaneció firme en el rechazo del atributo de “ecuménico” para el patriarca de Constantinopla.
Así se fueron cristianizando gradualmente algunos elementos paganos, dando, por ejemplo, interpretaciones cristianas a sus antiguas narraciones, o construyendo iglesias sobre templos o lugares paganos, o haciendo de muchas de sus divinidades nuevos santos protectores. Sus métodos pastorales se caracterizan por la búsqueda de la conversión individual en un contexto de libertad, así como por una gran tolerancia con los judíos.
Y efectivamente así podemos verificar todo lo expuesto en el texto de arriba, que se trata de una carta dirigida por Gregorio Magno en el año 601 a los misioneros que había enviado para evangelizar a los anglosajones, evidenciando la postura del Pontificado bajo su gobierno.
Por su parte, la amplia actividad misionera y de evangelización en la Germania por parte del obispo San Bonifacio (672-754) le obligó a mantener contactos con papas y reyes, atribuyéndole una influencia de dimensión europea, que creó el clima para el paso de la historia del papado del período bizantino al franco.El método apostólico de San Bonifacio se fundaba en dos puntos esenciales: ante todo, la búsqueda de la ayuda de los reyes y de los personajes importantes, sin plegarse, aunque sin enfeudarse a ellos. Luego, la apelación a las escuelas y los monasterios.
Para apoyar el apostolado y mantener los resultados fundaban monasterios destinados a hombres y mujeres, verdaderas escuelas de civilización donde se enseñaba la agricultura, las artes y sobre todo la fe cristiana. Demostró el apego a su condición de monje en la fundación del monasterio de Fulda, adonde se retiraba con frecuencia para el reposo y recogimiento, así como para instruir aquellos jóvenes en las tradiciones monásticas.También recurrió a la demostración práctica de la impotencia de los dioses de las poblaciones germánicas, tal como nos recuerda la leyenda de que taló la encina sagrada que veneraban los paganos en nombre de Thor, dios del trueno.
Ejercicio 2
Defina con sus propias palabras los siguientes términos:
Cluniacense:
Orden religiosa contemplativa fundada por Odón en el s.X. Se caracteriza por: Potencia de la oración coral y las artes; Solemnidad de la liturgia; Trabajo intelectual; y la Lectio divina que es un modo de leer la Sagrada Escritura alejándonos gradualmente de los propios esquemas y abriéndonos a lo que Dios nos quiere decir.
Cisterciense:
Orden religiosa contemplativa expandida por San Bernardo de Claraval en el s.XII. Se caracteriza por: Aumento del rigor cluniacense. Potencia la soledad y el silencio. Segregación del mundo. Austeridad de vida y de edificios.
Cartujos:
Orden religiosa contemplativa fundada por San Bruno en el s.XI. Se caracteriza por: Combinar el eremitismo y cenobitismo. Monasterios en lugares desiertos. Silencio, soledad y trabajo manual. Oración pura y continua. Simplicidad litúrgica y arquitectónica.
Florenses
: Orden religiosa contemplativa fundada por Joaquín de Fiore en el s.XII. Se caracteriza por: Búsqueda de un mayor silencio, meditación y desierto, valores debilitados en el desarrollo de la orden cisterciense.
Ejercicio 3
El monacato femenino: de la vida en clausura, a la vida activa
Las mujeres, presentes en el movimiento monástico ya en los primeros tiempos de Oriente, llevaron desde el siglo IV una vida cenobítica, adoptando la regla benedictina, a pesar de los problemas que suponía el que estuviese escrita para hombres. Durante mucho tiempo, a pesar de sus deseos de vida activa, a las mujeres sólo se les ofreció la vida del claustro e, incluso, se les impuso la clausura.
El monacato femenino, por un lado, estuvo tutelado por las jerarquías eclesiásticas masculinas como algo subordinado y poco satisfactorio, mientras que otras lecturas históricas realzan el importante papel que tuvieron para los mujeres estos centros como lugares frecuentados por mujeres de la aristocracia y de la realeza;
refugio también de mujeres maltratadas, de niñas huérfanas: un lugar, en definitiva, de educación y de acogida.
La vida monástica es reglada, está sometida a una disciplina. En la Edad Media va a haber todo un proceso en el que el disciplinamiento de la monja va a pasar por el sometimiento a la jerarquía eclesiástica y por abrazar una institución fundamental que caracterizará a los conventos femeninos: la clausura. Sin embargo, esta clausura, que supone limitar los movimientos y el acceso de personas del exterior, tardará en aplicarse de forma universal. Por ejemplo, Constanza de Castilla, una monja vinculada a la Corte de Juan II, supo y pudo subvertir estos principios de control que había. La disciplina en los conventos se entiende de una forma mucho más laxa y con más capacidad de autonomía en los siglos XIII al XV que después. Por esta razón, el monacato femenino durante la Edad Media fue un espacio brillante y privilegiado para las mujeres.Hasta el siglo XII más o menos se desarrolla un monacato variado femenino que permitirá el desarrollo espiritual e intelectual de algunas mujeres. Pero ahora, como más adelante cuando la dote sea condición necesaria de entrada en el claustro, solo las que proceden de familias con recursos pueden participar de ese modo de vida, las altas jerarquías monásticas están monopolizadas por mujeres de alta alcurnia.
Ejercicio 4
Por lo que conoce por Historia de las religiones, ¿qué papel desempeñaron los musulmanes en el origen del “Iconoclasismo”? Explique en qué consistió este fenómeno y cómo se le puso fin.
Se conoce bajo este nombre a la herejía y consiguiente persecución iniciada por el emperador León III el Isáurico (717-741) y sus edictos contra el culto a las imágenes de los santos, ángeles, Cristo y de la Virgen.
Luego de impedir la caída de Constantinopla en manos de los musulmanes, prohibió el culto a las imágenes y ordenó su total destrucción en el año 730. Algunos estudiosos vieron como fundamento de este accionar una clara influencia del carácter marcadamente iconoclasta de los musulmanes y de los judíos, quienes consideraban tal culto como un abominable acto de idolatría, ya fuesen esculpidas o pintadas.
San Germán y San Juan Damasceno explicaron la legitimidad y naturaleza de su culto y condenaron el iconoclasismo junto con los papas Gregorio II y Gregorio III. En el año 787, el concilio Nicea II (VII ecuménico) definió la legalidad del culto a las imágenes y entendiendo que “el honor rendido a la imagen se traspasa al prototipo que representa y el que venera la imagen venera la persona que la imagen representa”, sin embargo algo más tarde, en 815 surgió una nueva fase iconoclasta, que duraría otros 30 años, promovida por León V el Armenio y continuada por Teófilo. Puso fin su viuda, la emperatriz Teodora cuando el primer domingo de cuaresma del año 843 fue solemnemente celebrada en Santa Sofía de Constantinopla la primera fiesta de las imágenes o fiesta de la Ortodoxia, que todavía dura hoy en la Iglesia oriental, celebrada cada 11 de marzo.
Ejercicio 5
Carlomagno y la formación del Sacro Imperio Romano
Con la coronación del rey franco Carlomagno (742-814) por el papa León III el día de Navidad del año 800, nace el Sacro Imperio Romano –que con los Otones pasará a ser germánico de nacionalidad-, que simboliza un cuadro político espiritual fuertemente unitario de Iglesia y sociedad, en el que Iglesia es la realidad espiritual de lo que es políticamente la nación cristiana –christianitas–
y cuya máxima autoridad, hasta el siglo XI, fue de hecho el emperador. Los francos serán defensores de la cristiandad y cooperadores en la evangelización de Europa.El renacimiento cultural de la era carolingia aportó a la Iglesia una mejora del texto de la Biblia y una unificación litúrgica. Esta situación de “la Iglesia bajo el dominio de los laicos” fue codificada por Ludovico Pío, con una serie de reformas benéficas para la Iglesia.A partir de la era carolingia el proceso de germanización en el ámbito político, cultural y eclesial crea una mentalidad que se extiende a nivel general. Con él está vinculado el desarrollo de la estructura feudal propia de la christianitas, en la que estaban incluidos cada vez más eclesiásticos, con graves repercusiones en la vida y en las costumbres del clero.En los siglos IX y X decae notablemente la autoridad del emperador y del papado. Las consecuencias de este hecho en la historia de la Iglesia justifican que el siglo X se conozca como “el siglo de hierro” o seculum obscurum del papado. En el siglo IX comienzan también las disensiones entre roma y la Iglesia griega que se mantendrán hasta el cisma de 1054.
Ejercicio 6
Explique por qué la Iglesia fue sujeto y objeto de feudalización
La Iglesia ocupó un lugar destacado en las instituciones de la Edad Media. Fue la guía espiritual de la época. A pesar de su importancia, no pudo mantenerse al margen del sistema vigente: ella también se “feudalízó”, fue objeto de feudalización, proceso que le originó diversos dificultades.
Sus altas jerarquías recibían feudos de manos de los señores nobles o del emperador. Esto implicaba que debían rendir juramento de fidelidad y convertirse en vasallos de personas ajenas a la Iglesia. Era corriente entonces que el emperador o los señores feudales nombraran obispos y párrocos, y les otorgaran los bienes temporales tanto como los espirituales. Esto originó una descentralización eclesiástica. Al desarrollo de la estructura feudal piramidal de señor-rey hasta vasallo de vasallos –propia de la christianitas-, se le fueron introduciendo análogamente ciertos cargos eclesiásticos, pasando a ser sujeto de feudalización, de esta forma los abades, por ejemplo, fueron equiparados a señores feudales por la autoridad jurisdiccional que ejercían sobre los territorios de sus monasterios – esto conllevó graves repercusiones en la vida y en las costumbres del clero-, o incluso los obispos por sus funciones públicas se encontraron directamente incluidos en la estructura feudal del Imperio.
UNIDAD DIDÁCTICA 2
Ejercicio 1
El Cisma de Occidente (1054). Analice en qué consistió, y por qué el Cisma de Focio está en su base
El Cisma de Occidente fue el resultado de largas tensiones, acusaciones y polémicas entre la Iglesia bizantina –o griega- (patriarca de Constantinopla) y latina (papa de Roma), dos mundos que cultural y políticamente se iban alejando paulatinamente. Ambas partes se fueron encerrando en sí mismas, sin soportar intromisiones ajenas y con un diálogo que cada vez era más difícil. El Cisma culminó en una mutua excomunión todavía no resuelta hoy. Cuando los altos eclesiásticos enviados por el Papa León IX no se entendieron con el Patriarca Miguel Cerulario en Constantinopla, le excomulgaron de parte de aquel. Miguel, a su vez, hizo otro tanto con León IX.
Las raíces de este conflicto con el imperio bizantino, como lo será poco más tarde con el musulmán, fueron pluriseculares y extremadamente intrincadas. La desconfianza y antipatía de los bizantinos respecto a los latinos, ampliamente correspondidas, se habían manifestado ya en el sínodo Trullano II (692) -antes del Cisma de Focio-, en el que se lanzaron toda una serie de acusaciones contra ciertos usos de la Iglesia occidental. La política también echó más leña al fuego y agravó la situación ya que los emperadores bizantinos, que se consideraban herederos de los emperadores romanos, trataban por todos los medios de servirse de los papas para controlar a los bárbaros. Además, querían imponer sus teorías teológicas, que con mucha frecuencia los papas no podían compartir (como la crisis iconoclasta de León el Isáurico) que sustrajo la jurisdicción del patriarcado romano en ciertos territorios. Los papas buscaron protección de los francos organizando el Estado Pontificio y restableciendo el Imperio con Carlomagno.
Un siglo más tarde, quien entró en conflicto con el papado fue Focio, convertido en patriarca de Bizancio de un modo un tanto irregular. La polémica se avivó, entre otras cosas, porque los bizantinos habían cometido otro “hurto”, incorporando a su patriarcado Bulgaria, que en un primer momento al convertirse al cristianismo, se había unido al patriarcado romano.En esencia las acusaciones de uno y otro lado fueron: Según los bizantinos, las “faltas” de los latinos fueron, entre otros el uso de pan ázimo en la eucaristía, el ayuno en determinados sábados, no cantar el Aleluya en cuaresma, imponer el celibato a los clérigos, y sobre todo, haber añadido el Filioque al Credo –la procedencia del Espíritu Santo-. Los latinos, por su parte, les recriminaban más de 90 herejías de todo tipo, principalmente litúrgicas y teológicas.
Ejercicio 2
Defina con sus propias palabras los siguientes términos
Reforma eclesial:
En el siglo XI se inicia un papado reformador de la vida del clero, que combate la relación con el dinero –simonía, con la calidad moral del clero –concubinato- y con el poder civil –libertas ecclesiae-. Se emprende un proceso que invertirá la relación entre el papado y el imperio, en nombre de la libertad de la Iglesia. Los cardenales serán los responsables de elección papal, garantizando la libertad de la Iglesia frente a la nobleza y el emperador.
Pataria:
Fue un despertar y resurgir de las masas populares en el norte de Italia, que inició el diácono Arialdo y fue apoyado por el futuro Papa Alejandro II (1.061-1.073). Promovieron la “huelga litúrgica”, que consistía en el abandono de las funciones de los sacerdotes simoníacos y/o concubinarios, que se veían obligados por la falta de fieles a no administrar los sacramentos.
Inquisición:
Tribunal eclesiástico que debía buscar a los herejes y juzgarlos para emitir la sentencia de la herejía, cuya organización fue encomendada en sus orígenes a los dominicos, en 1231.
Cruzadas:
Son las expediciones que, bajo el patrocinio de la Iglesia, emprendieron los cristianos contra el Islam con el fin de rescatar el Santo Sepulcro y para defender luego el reino cristiano de Jerusalén –Tierra Santa-. La palabra «Cruzada» fue la «guerra a los infieles o herejes, hecha con asentimiento o en defensa de la Iglesia«. Aunque durante la Edad Media las guerras de esta naturaleza fueron frecuentes y numerosas, sólo han conservado la denominación de «Cruzada» las que se emprendieron desde 1095 a 1270.
Ejercicio 3
Las órdenes mendicantes y su aportación concreta a la reforma iniciada en la Iglesia
Las cuatro grandes órdenes mendicantes de la edad media fueron los dominicos, los franciscanos, los carmelitas y los agustinos eremitas. Existían simultáneamente comunidades más reducidas, numerosas agrupaciones y fraternidades religiosas que a finales de la edad media se organizaron al modo de los mendicantes. En parte, la curia quiso encontrar para ellas unas formas jurídicas (como, por ejemplo, para los agustinos eremitas, los servitas, los paulinos, los guillermitas, etc.). Puede considerarse a los mendicantes como la pendiente eclesiástica hacia los intentos heterodoxos del movimiento en favor de la pobreza típico de los siglos XII y XIII.Características generales de todas las órdenes mendicantes que diferencian al “hermano” del monje son: la pobreza, no sólo individual sino colectiva; el notable lugar dado a la actividad pastoral y la renuncia a la estabilidad; la centralización del gobierno; la formación metódico-teológica de los hermanos destinados al apostolado, siendo los sacerdotes mejor preparados de todo el clero de entonces; la institución de una tercera orden que llama a los laicos a cooperar en el apostolado y les muestra la posibilidad de una vida perfecta permaneciendo incluso permaneciendo en su estado de vida.El gran aportación a la reforma eclesial por parte de las órdenes mendicantes consiste sobre todo:
* En hacer propias las aspiraciones de vida simple y evangélica difundidas entonces en toda Europa. Demuestran que la práctica evangélica se podía efectuar incluso dentro de la Iglesia; que una vida tal era compatible con la plena sumisión a la jerarquía.
* En haber transformado la cura pastoral.
El hermano, más libre que el monje, pude moverse con mayor facilidad. No espera que los hombres vayan hacia él sino que les sale a su encuentro. No quiere forzar, sino persuadir, de aquí la gran importancia dada a la predicación.
Ejercicio 4
Describe sucintamente los episodios del Papado en Avignon y el gran cisma de Occidente
El Papado de Avignon fue el periodo entre 1309 y 1377 durante el cual siete papas residieron en Avignon (Francia).Para finales del Siglo XIII los Estados Papales y la misma Roma estaba acechada por varios partidos de Italia. En particular la familia Colonna atacaba a los Papas. En 1304, el Papa Benedicto XI tuvo que huir de Roma a Perugia, cerca de Asís, donde murió ese mismo año. Fue entonces elegido el Papa Clemente V en Perugia el 5 de junio, de 1305 y, como era francés, aceptó el ofrecimiento del Rey de Francia de trasladarse a Avignon que en aquellos tiempos era un territorio Papal adjunto a Francia.El Papa tenía también otros motivos. Además de ser Roma muy peligrosa para el Papado por las amenazas que sufría, quería reconciliar a Francia e Inglaterra para que le pudieran ayudar en la cruzada a Tierra Santa. Las cosas se postergaron y no fue hasta marzo del 1309 que el Papa se fue a residir en Avignon.Los dos primeros papas que vivieron en Avignon, Clemente V (1305-1314)y Juan XXII (1316-1334), consideraron a Avignon como una estancia temporal y los dos últimos, Urbano V (1362-1370) y Gregorio XI (1370-1378), querían volver a Roma.
Urbano V se fue a Roma en 1369, pero regresó a Avignon en 1370. En 1378, el papa Gregorio XI trasladó de nuevo la residencia papal a Roma y allí murió. Debido a una disputa sobre las posteriores elecciones, una facción de cardenales estableció un nuevo antipapa en Aviñón: Clemente VII (1378–1394) y Benedicto XIII (1394–1423) -expulsado de Aviñón en 1403-.Con la muerte de Gregorio XI ocurrió el «Gran Cisma Occidental», durante el cual, hubo un Papa en Avignon, reconocido por Francia, España, y el Reino de Sicilia, y otro Papa en Roma, reconocido por la mayoría de Italia y otros países. Esta situación duró hasta 1409.Éste fue el periodo problemático, entre 1378 y 1417 al que los historiadores eclesiásticos se refieren como el “Cisma de Occidente” o, “la gran controversia de los antipapas” (también llamada “el segundo gran cisma” por algunos historiadores seculares y protestantes), cuando se crearon facciones dentro de la Iglesia Católica por su lealtad a los diversos aspirantes al Papado. El Concilio de Constanza en 1417 resolvió definitivamente la controversia.
Ejercicio 5
Comentario de texto. Analice el “conciliarismo” a la luz de sus conocimientos eclesiólogicos y del Decreto “Haec Sancta” (1415) del Concilio de Constanza. Igualmente, exponga los precedentes y las consecuencias que se siguieron para la Historia de la Iglesia de la firma de este Decreto.
“Este sacrosanto sínodo de Constanza constituye un concilio general, legítimamente reunido en el Espíritu Santo, a gloria de Dios todopoderoso, para la extirpación del cisma actual, para la unidad y reforma de la Iglesia de Dios en su cabeza y sus miembros, a fin de alcanzar más fácilmente, más seguramente, más libremente la unidad y la reforma de la Iglesia, ordena, define, decreta y declara lo que sigue:
- que este sínodo, legítimamente reunido en el Espíritu Santo, constituye un concilio general que representa a la Iglesia católica militante, y recibe su poder directamente de Cristo; todos, independientemente de su estado y dignidad, incluso papal, están obligados a obedecerle en cosas que afectan a la fe, a la extirpación del cisma actual así como a la reforma universal de la Iglesia de Dios en la cabeza y en los miembros.
- Todo aquel que, independientemente de su estado, rango o dignidad, incluso papal, rehúse obstinadamente obedecer lo que ordena, define, decreta y declara este sacrosanto sínodo y de cualquier otro concilio futuro legítimamente reunido bajo estas premisas [con respecto a la fe, a la extirpación de un cisma y a la reforma de la Iglesia], incurre, caso de no corregirse, en las penas correspondientes, y –según los casos- se puede recurrir a otros medios”.
En: K. SACHTZ, “El Primado del papa”. Su historia desde los orígenes hasta nuestros días”. Santander, Sal Terrae, 1996, 249-250.
El concilio ecuménico de Constanza (1414-1418) fue el que restauró la unidad de la iglesia (causa unionis) tras el Gran Cisma de Occidente y el que se encargó de estudiar su reforma (causa reformationis). Fuera de Roma existía la convicción casi universal de que el concilio, y no el papa, era en principio el órgano supremo de la iglesia. En su famoso decreto Haec sancta, este punto de vista, que ya había sido defendido por la iglesia primitiva, quedó establecido de forma solemne por el concilio de Constanza: el concilio estaba por encima del papa. Es decir, estable el “conciliarismo”: es la doctrina que considera al Concilio Ecuménico o Universal como la suprema autoridad de la Iglesia, elevándolo (condicionalmente o por principio) por encima del papado.Esta doctrina argumenta que un concilio ecuménico representa a toda la Iglesia y obtiene su potestad directamente de Cristo;
a esa potestad están sometidos y tienen que obedecer todos los fieles, también los miembros de la jerarquía, incluso el mismo Papa
.Así pues, el concilio de Constanza, legítimamente reunido de acuerdo con el Espíritu Santo, que representaba a toda la Iglesia, recibía su autoridad directamente de Cristo, y todos, incluido el papa, debían obedecer sus dictados en materia de fe, en la superación del cisma y en la reforma de la Iglesia. Todo aquel que no le rindiera obediencia debía ser castigado en consecuencia. No se cuestionó la aprobación papal de estos decretos conciliares, como era la costumbre en los sínodos papales, pues el concilio de Constanza no recibía su autoridad del papa, sino de Cristo.La severa derrota de la curia romana, que había llevado a la iglesia de Occidente al borde del desastre, parecía sellada. Los tres papas cismáticos rivales –Benedicto XIII, Juan XXIII y Gregorio XII) fueron obligados a renunciar de sus cargos. Y mediante otro decreto posterior (Frequens) el concilio de Constanza estableció la celebración continuada de concilios generales como el mejor medio para una reforma duradera en la Iglesia. El próximo concilio debía celebrarse cinco años después, el siguiente siete años más tarde, y los posteriores a intervalos de diez años.Solo tras la aprobación por parte de los representantes moderados de la resolución conciliar para la publicación de los decretos reformistas, accedieron los radicales a la elección de un nuevo papa. Sin embargo, un cardenal de la curia, Martín V, fue el elegido. La legitimidad de todos los papas ha dependido desde entonces de la legitimidad del concilio de Constanza y sus decretos, que resultaron muy inconvenientes para la teología papista centrada en Roma, pues cada poco tiempo surgían deseos de celebrar un nuevo concilio para seguir reformando la iglesia, su cabeza y sus miembros. Martín V rechazó, al terminar el concilio, sus cánones, manteniendo así intacta la perpetua fe católica sobre el primado de Pedro y sus sucesores.Las formas más radicales del conciliarismo se manifestaron a lo largo del concilio de Basilea (1431-1449), cuando se declaró que era una “verdad de fe católica” la superioridad del concilio sobre el papa (sesión XXXIII, 1439). Para ratificar la decisión del anterior concilio, el papa Julio II convocó un Concilio Ecuménico en Letrán (1516) donde se definió que la teoría conciliarista no se ajustaba a la ortodoxia católica.
Ningún papa se ha aventurado nunca a revocar el decreto, tan impopular, Haec sancta sobre la supremacía del concilio o a declarar que no es universalmente vinculante por temor al daño que podía causar la idea de la infalibilidad papal.
Sería como socavar la base que legitima a la Santa Sede, sobre la cual se asienta el papa. ¿Cuál fue el resultado de esta controversia? Doblemente insatisfactorio. El conciliarismo extremo, desprovisto de auténtico liderazgo y primacía, condujo al cisma en el concilio de Basilea, pero el papismo extremo sin control conciliar llevó mal el uso del ministerio (el papado del Renacimiento: Sixto VI, Inocencio VIII, Alejandro VI Borgia, etc.).Por lo tanto, aunque la unificación se había logrado, a mitad del siglo XV se habían dejado de lado los intentos de reforma de la Iglesia y la praxis conciliar, con lo que se afirma al máximo la plenitud de la potestad pontificia.
No tendrás por casualidad la historia de la iglesia II ¿? muy interesante gracias !