Restauración Borbónica en España: Cánovas, Alfonso XII y el Sistema Canovista

Cánovas del Castillo y Alfonso XII

1. Introducción

Cánovas del Castillo preparó el regreso de los Borbones mediante una hábil política de prestigio, para lo cual era necesario eliminar la figura desacreditada de Isabel II. Consiguió la abdicación de la reina y redactó el Manifiesto de Sandhurst, que el príncipe Alfonso envió a España desde el colegio inglés de Sandhurst. En él, el futuro rey prometía un gobierno constitucional y la ausencia de represalias a su vuelta, declarándose católico y liberal.

Mientras Cánovas preparaba el regreso de los Borbones legalmente, convocando Cortes extraordinarias, y Serrano se preparaba para la lucha contra los carlistas, Martínez Campos se pronunció en Sagunto a favor de Alfonso XII, proclamando la Restauración borbónica. Serrano dimitió y marchó al exilio, y Cánovas fue nombrado regente mientras volvía el futuro rey.

El periodo de la Restauración abarca desde el pronunciamiento de Martínez Campos en 1874 hasta el golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923. Se divide en dos fases:

  • Primera fase: Reinado de Alfonso XII (1875-1885) y Regencia de María Cristina (1885-1902).
  • Segunda fase: Reinado de Alfonso XIII (hasta 1923, con el golpe de Estado de Primo de Rivera).

Cánovas ofreció la conciliación nacional a todos los partidos políticos que aceptaran la monarquía, excepto a carlistas y republicanos. El 14 de enero de 1875, Alfonso XII entró en Madrid, ante la indiferencia popular, con el apoyo de la aristocracia y la alta burguesía. Su mejor aliado fue el deseo de paz y tranquilidad de los españoles.

Su reinado significó:

  • Un período de estabilidad constitucional y política, con dos partidos (conservador y liberal) que se turnaban en el poder, poniendo fin a los pronunciamientos militares.
  • La modernización económica, con la industrialización de algunas regiones.
  • El alejamiento del ejército de la vida política.
  • La consolidación de la burguesía y los conservadores, del caciquismo y del falseamiento electoral.
  • El triunfo del liberalismo doctrinario (Constitución de 1876).
  • Una notable actividad cultural.
  • El surgimiento de los nacionalismos en Cataluña, País Vasco y Galicia.
  • La pérdida de las últimas colonias.

Las fuerzas sociales y políticas que estaban al margen del sistema de la Restauración fueron cobrando cada vez más importancia. Las causas del fracaso de la Restauración se deben a que no asimiló al movimiento obrero ni las reivindicaciones regionalistas. Se considera el cierre de la Restauración a la crisis de 1898, que planteó una profunda reflexión sobre “lo español”.

2. Desarrollo: El Sistema Canovista

El sistema de la Restauración, o sistema canovista, era una copia del sistema británico. Se basaba en:

  • Rey: Para Cánovas, la monarquía era una institución permanente que no se podía discutir. Su papel era ejercer como árbitro en la vida política y garantizar el buen entendimiento y la alternancia en el poder entre los partidos políticos.
  • Cortes: También era, para Cánovas, una institución permanente. El rey y las Cortes eran la columna vertebral de la nación.
  • Bipartidismo: Dos grandes partidos que se repartían el poder: el partido conservador y el liberal. Coincidían ideológicamente en lo fundamental y asumían dos papeles complementarios. Ambos eran partidos de minorías, de notables, que contaban con periódicos y centros distribuidos por el territorio español.
  • El Ejército: Se buscaba alejarlo definitivamente de la intromisión en la vida política. Para ello, se estableció la supremacía del poder civil sobre el militar, pero otorgando al segundo la autonomía de la milicia y la absoluta libertad del estamento militar en sus asuntos internos. A la vez, se potenció la identificación del rey como símbolo y cabeza visible del ejército. Sin embargo, el proceso de despolitización del ejército fue más aparente que real, ya que la autonomía del poder militar acabó convirtiéndose en un instrumento de presión sobre la vida civil.
  • Turno pacífico de los dos partidos: Se estableció el Pacto del Pardo (acuerdo tácito) entre el partido conservador y el partido liberal. El rey encargaba al jefe del partido mayoritario que formara gobierno. Cuando este sufría el desgaste del poder, ya fuera porque perdiera la confianza de las Cortes o del rey, dimitía y se daba paso al otro partido. El rey también podía disolver el parlamento y convocar nuevas elecciones. El fraude en los resultados y los mecanismos caciquiles aseguraban que estas fueran siempre favorables al gobierno.
  • Fraude electoral: Se basaba en:
    1. Red de caciques: El control del proceso electoral lo ejercían el ministro de la Gobernación y los caciques. El ministro elaboraba la lista de candidatos que debían ser elegidos y se la pasaba a los alcaldes y caciques. Los caciques eran individuos o familias que, por su poder económico o por sus influencias políticas, controlaban una determinada zona electoral. Eran más evidentes en las zonas rurales.
    2. Pucherazo: Consistía en comprar votos, hacer votar a los muertos y no dejar votar a los vivos, falsificar actas y utilizar prácticas coercitivas sobre el electorado. Era una sistemática adulteración de los resultados electorales. Muchos partidos y ciudadanos se abstenían de votar por el desencanto de la manipulación. Se calcula que solo un 20% del electorado votó durante la Restauración. La oligarquía (ministros, gobernadores, senadores y diputados) dirigía la vida política del país (atrasado y analfabeto) con gran apatía política.
  • Una constitución moderada: La de 1876. De carácter moderado e inspirada en parte en la de 1845. Con el objetivo de que sirviera para cualquier partido que gobernara, para no tener que cambiarla, por lo que resultaba muy ambigua. Se trataba de una constitución más abierta, en la cual la defensa de valores tradicionales, como la familia, la religión y la propiedad, fueran compatibles con la incorporación a medio plazo de algunos principios democráticos de 1868. Reflejaba la ideología de Cánovas.
    • La soberanía residía en el rey y las Cortes (liberalismo doctrinario o soberanía compartida).
    • Estado confesional: catolicismo oficial, pero respeto a las otras religiones, aunque estas no podían hacer manifestaciones públicas. Se mantenía el culto y al clero.
    • Declaración de derechos igual a la de 1869. Muy amplia, pero se remitía a leyes ordinarias, que tendían a restringirlos, sobre todo los derechos de imprenta, expresión, asociación y reunión. En 1878 se implantó el sufragio censitario, aunque en 1890 se volvió a implantar el sufragio universal masculino (defendido por liberales y republicanos). Todo ello con un funcionamiento escasamente democrático.

3. Conclusión: El Fin de la Restauración y el Regeneracionismo

La Restauración constituye un largo periodo de la España contemporánea que se extiende desde el pronunciamiento de Martínez Campos, en 1874, hasta el golpe de Estado de Primo de Rivera, en 1923, con una importante inflexión en 1898. La crisis colonial de 1898 favoreció la aparición de movimientos que, desde la óptica cultural o política, criticaron el sistema de la Restauración y propugnaron la necesidad de una regeneración y modernización de la política española.

Tras el 98 surgieron una serie de movimientos regeneracionistas que contaron con cierto respaldo de las clases medias y cuyos ideales quedaron ejemplificados en el pensamiento de Joaquín Costa, que propugnaba la necesidad de dejar atrás los mitos del pasado glorioso, modernizar la economía y la sociedad y alfabetizar a la población. Además, el desastre dio cohesión a un grupo de intelectuales conocido como la Generación del 98 (Unamuno, Valle-Inclán, Pío Baroja, entre otros). Finalmente, la derrota militar supuso también un importante cambio de mentalidad de los militares, que se inclinaron en buena parte hacia posturas más autoritarias e intransigentes.

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