En Febrero de 1936, durante la II República Española, la izquierda, agrupada en el Frente Popular, llega al poder y se forma un gobierno presidido por Azaña.
Durante el gobierno del Frente Popular, los altos mandos del Ejército organizaban un pronunciamiento para establecer una dictadura acaudillada por Sanjurjo. Finalmente el 17 de Julio de 1936, comenzaba el alzamiento militar contra el Gobierno en Marruecos. Los generales insurrectos tenian el respaldo en los terratenientes, en la burguesía, en las clases medias y populares católicas. Temerosos de que triunfaran las reformas liberales o incluso de que se produjera una revolución, se lanzaban a la conquista del Estado, con el objetivo de mantener el orden económico y social imperante en España durante la Dictadura de Primo de Rivera. Sin embargo, el Golpe de Estado fracasó y se convirtió en una larga y sangrienta Guerra Civil.
Los motivos que provocaron el enfrentamiento entre los españoles fueron, principalmente la lucha de clases, el antagonismo ideológico y el conflicto religioso.
La intervención de las potencias extranjeras alargó y condicionó el conflicto español. Ambos bandos buscaron suministros y armamentos en el exterior. Sin embargo, se alcanzó un compromiso internacional para aislar el conflicto español. Para ello se creó el Comité de No Intervención, al que se unieron casi todos los países europeos, excepto Alemania e Italia. Ante esta situación, el bando republicano pidió ayuda a Francia e Inglaterra, quienes decidieron ser neutrales. Ante esta negativa, el bando republicano se puso en contacto con el gobierno de Stalin, y la URSS, que no se unió al
Comité de No Intervención, sí los ayudó.
En principio, los sublevados carecían de un proyecto político para reemplazar a las instituciones republicanas. Se optó por que todo el poder quedara centralizado en un único jefe para garantizar así una dirección estratégica más eficaz. Francisco Franco fue elegido como Jefe del Estado debido a la muerte del general Sanjurjo. A principios de 1937, Franco expresó su negativa de reponer en el trono a Alfonso XIII.
A partir de 1939 Franco se convirtió en el gobernante absoluto de España.
El franquismo, enemigo del marxismo y anarquismo, rechazó también el liberalismo político y la democracia.
Ásí el franquismo instituyó un Estado caracterizado por un autoritarismo extremo, de forma que: nacio como una dictadura inspirada en el modelo franquista italiano y aleman, se prohibieron todos los partidos politicos excepto el partido unico de la falange española tradicionalista y la jons, franco se atribuyo el titulo de caudillo de españa y generalisimo de todos los ejercitos, se abolio la constitucion de 1931, supresión del derecho de huelga, abolición de los estatutos de autonomía por los nacionalismos vasco, gallego y catalan, y se instauró la censura los medios de comunicacion eran aparato de propaganda franquista.
La Iglesia católica respaldaba a la dictadura franquista sosteniendo la idea de que Franco gobernaba por la voluntad de Dios. En el nuevo Estado no existía una verdadera separación de poderes, el poder ejecutivo recaía exclusivamente en Franco, el legislativo en unas Cortes cuyos miembros se elegían sólo entre los partidarios incondicionales del régimen y el judicial en unos magistrados de esas mismas condiciones. El Estado ejercía un rígido control político e ideológico de la población. La única realidad política admitida era el nuevo régimen dictatorial.
Al terminar la Guerra Civil la situación económica de la sociedad española era penosa. El franquismo impuso la colaboración obligatoria de empresarios y trabajadores, además, prohibió el cierre patronal y la huelga y estableció la afiliación obligatoria en un solo sindicato.
Ni la situación interna, ni la situación internacional facilitaron la reconstrucción y recuperación de la economía española. La II Guerra Mundial no contribuyó al realzamiento económico. España entró en una fase de asilamiento internacional que, junto con algunos años de sequías y malas cosechas acentuaron la pobreza extrema de la población española y consolidaron un sistema de racionamiento.
En los años siguientes culminó el reconocimiento internacional del régimen franquista. En 1953 tuvo lugar la firma de los acuerdos hispano-norteamericanos, por los que, a cambio de varios miles de millones de dólares en ayuda técnica, económica y armamento, los EEUU pudieron instalar tres bases aéreas en España y una naval.
En la situación económica, la producción alcanzó por fin los índices de la preguerra, lo que permitió el abandono del sistema de racionamiento y se inició un desarrollo industrial considerable.
Gracias a estas medidas se logró frenar el alza de los precios y aumentar la competitividad de la economía española. En los años 60, con la inversión de capital extranjero, la industria recibió el impulso definitivo y creció la exportación. La apertura de fronteras hacia Europa facilitó la emigración de miles de trabajadores y la entrada de millones de turistas.
Por otro lado una parte de la intelectualidad reclamaba la modernización social y la democratización política del país, pero el franquismo, indiferente a los cambios sociales, permaneció fiel al inmovilismo político y a las prácticas represivas. En los años 60 la respuesta habitual a las demandas del movimiento obrero y estudiantil y a los llamamientos de la clandestina oposición fueron los llamados Estados de Excepción, durante los cuales se suspendían los derechos contenidos en el Fuero de los Españoles, el cierre de las Universidades, los juicios y condenas carcelarias e incluso las ejecuciones de los opositores del régimen. En aquellos años se nombró a Juan Carlos de Borbón como futuro sucesor a título de rey.
En 1973, Franco renunció a ejercer a la vez las funciones de Jefe y Presidente del Gobierno, para ese puesto eligió al almirante Carrero Blanco, que era la persona que representaba la garantía del continuismo del franquismo después de Franco, pero, a finales de 1973, murió asesinado en Madrid, víctima de un atentado de ETA. Para sucederle, Franco designó a Arias Navarro, un experto en orden público.
En 1974, al enfermar gravemente Franco, tuvo que dejar la Jefatura del Estado en manos de don Juan Carlos de Borbón. Para su vuelta, el régimen había perdido toda la iniciativa política, que estaba en manos del PCE, que junto con el PSE, el Partido Carlista y otras personalidades fundó la Junta Democrática de España, con un programa preciso para la democratización del país.
Finalmente, en 1975, Juan Carlos de Borbón asumía por segunda vez la Jefatura del Estado. Poco después, en Noviembre de ese año, moría Franco, cerrándose así la Dictadura franquista.