La Revolución de Octubre de 1934 en Asturias
Contexto Político y Social
La Revolución de Octubre de 1934 en Asturias surgió como respuesta a la entrada de tres ministros de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) en el gobierno de Alejandro Lerroux. Gil Robles, líder de la CEDA, exigió esta inclusión para continuar apoyando al gobierno. En respuesta, los socialistas y otras fuerzas de izquierda declararon una huelga general revolucionaria en toda España, que tuvo un seguimiento masivo en Asturias, el País Vasco y Cataluña.
Desarrollo de la Revolución en Asturias
En Asturias, los sucesos fueron especialmente graves. Siguiendo el llamamiento conjunto de la Unión General de Trabajadores (UGT), la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y el Partido Comunista de España (PCE), las fuerzas obreras, en especial los mineros, asaltaron cuarteles e iglesias con gran violencia. Ocuparon fábricas de armas, cometieron asesinatos y proclamaron el comunismo.
Represión y Consecuencias
La represión fue llevada a cabo por la Guardia Civil y el Ejército, enviado desde el Protectorado de Marruecos por el gobierno, en una operación dirigida por el general Francisco Franco. La rebelión se saldó con cerca de 1.300 muertos y más de 30.000 encarcelados. El gobierno derechista aprovechó su victoria para establecer la censura previa y limitar las actividades de los partidos de izquierda y los sindicatos.
Situación Político-Social de España entre Febrero y Julio de 1936
Deterioro del Orden Público
El periodo entre febrero y julio de 1936 estuvo marcado por el progresivo deterioro del orden público, a pesar de los infructuosos intentos del gobierno por frenar los excesos de las organizaciones obreras y de las bandas fascistas y por hacer respetar la legalidad. El clima de tensión y violencia generalizada se agravó por los intensos rumores de preparativos de golpe de estado por parte del sector derechista del Ejército.
Cambios en la Presidencia de la República
En mayo, Manuel Azaña se convirtió en presidente de la República, sustituyendo a Niceto Alcalá Zamora. En los días 12 y 13 de julio, se produjeron dos atentados de signo opuesto que conmocionaron al país: los asesinatos del teniente izquierdista José del Castillo y del líder derechista José Calvo Sotelo. Estos hechos precipitaron los acontecimientos hacia la Guerra Civil.
Ventajas Iniciales del Bando Republicano en la Guerra Civil
Control de Zonas Estratégicas
En los primeros momentos de la Guerra Civil, la situación era ligeramente favorable al bando republicano. Bajo su control estaban todas las ciudades más importantes desde el punto de vista económico y demográfico (salvo Sevilla y Zaragoza), así como todas las regiones mediterráneas y la mayor parte de la cornisa cantábrica. Las principales industrias quedaban, por tanto, bajo su dominio.
Diferencias en la Unidad de Mando Militar durante la Guerra Civil
División en el Bando Republicano
La división interna de las distintas fuerzas republicanas, que tenían objetivos diferentes, fue muy negativa para su causa. Aunque tras formarse un gobierno presidido por el socialista Francisco Largo Caballero (más tarde sustituido por el también socialista Juan Negrín) se intentó acabar con el desorden interno y la falta de unidad con la creación de un único Ejército Popular de la República, la falta de cohesión persistió.
Unidad en el Bando Nacional
Por el contrario, el bando «nacional» actuó con rapidez y astucia, llevando casi siempre la iniciativa. Gracias a los aviones enviados por los gobiernos italiano y alemán, que desde el primer momento apoyaron abiertamente a los rebeldes, estos pudieron superar el bloqueo que la Marina republicana intentó organizar en el estrecho de Gibraltar para evitar el envío de soldados y material de guerra desde el Marruecos español hasta la península. Es importante resaltar que en el bando nacional el mando supremo quedó unificado muy pronto en la figura del general Franco.
Persecución Religiosa en la Zona Republicana durante la Guerra Civil
Violencia Anticlerical
Unos 7.000 miembros del clero fueron asesinados por los grupos extremistas de izquierda, principalmente en los primeros meses de la guerra. Este hecho fue utilizado por los rebeldes para presentar la guerra como una «cruzada contra los enemigos de Dios«. La Carta colectiva de los obispos españoles, del 1 de julio de 1937, tomó clara postura a favor del bando nacional, convirtiendo la cuestión religiosa en un motivo más de enfrentamiento entre españoles.
Consecuencias Humanas de la Guerra Civil
Víctimas y Exilio
La Guerra Civil dejó una cifra cercana a los 500.000 muertos. Muchas de las víctimas no eran combatientes, sino población civil que sufrió los bombardeos de pueblos y ciudades, así como la represión a causa de sus ideas políticas. A los muertos hay que sumar los exiliados, la mayoría de los cuales acabarían instalándose en Iberoamérica. Además, centenares de miles de combatientes republicanos sufrieron cárcel al acabar la guerra, e incluso durante los primeros años de posguerra muchos de ellos fueron ejecutados tras ser condenados en juicios sumarísimos.