Revolucion gloriosa causas y consecuencias

I. LAS CAUSAS DE LA REVOLUCIÓN

La Revolución española de 1868, La Gloriosa, nace de una triple crisis de factores políticos, sociales y económicos.
· La crisis política era perceptible antes de que estallase la crisis de 1868. El reinado de Isabel II se basaba en un sistema constitucional en el que la Constitución no se cumplía y en el que la representación prácticamente no existía. De los dos partidos que funcionaban dentro del sistema, era el moderado, con mayor poder social y económico, el que daba un sistemático apoyo a la reina Isabel II, y el que monopolizaba el poder.
Los progresistas habían tenido que limitarse a permanecer en la oposición y a utilizar el golpe de Estado o el pronunciamiento para acceder al poder. La Revolución de 1854 permitió la aparición de un tercer partido: la Unión Liberal, que pretendía la aglutinación de los dos grupos contrapuestos, pero su escaso contenido ideológico y la falta de doctrina terminaría con su rápida disolución.
El partido moderado, más de veinte años en el poder, se hallaba desgastado, sin figuras que hubiesen renovado a los antiguos líderes, y sin nuevas ideas en su programa; además estaba desprestigiado por una defectuosa administración, un centralismo falto de agilidad, unos negocios económicos oscuros y por los escándalos palaciegos.
Los factores nuevos que van a imprimirle a la Revolución caracteres que desbordan a los de una simple protesta, son factores que nacen no ya del descontento contra los moderados, sino del descontento contra los progresistas.
En 1849 nació el partido demócrata como consecuencia de la escisión que se produjo en el equipo progresista. El contenido doctrinal de este partido lo proporcionó el ambiente universitario krausista de aquel tiempo, cuya finalidad última era enfrentarse con la realidad social, cultural y política de España.
¿Qué grupos sociales participaron de alguna manera en la Revolución del 1868?. La composición social del Partido demócrata no era muy diferente de la de los otros grupos políticos, y podría hablarse de pequeña burguesía, comprendiendo en ella a los hombres de profesiones liberales, médicos, universitarios, periodistas, maestros y muy escasos pequeños negociantes. También había militares provenientes de la media y baja burguesía dentro de este partido, y fueron estos individuos los que materializaron la Revolución de 1868.
En cuanto a las masas, hay que señalar que aunque el levantamiento contra la Monarquía de Isabel II lo organizara, lo dirigieran y controlaran miembros de la pequeña y mediana burguesía, la secundaron elementos del bajo pueblo, como no había ocurrido hasta entonces. Esta participación de la masa en el fenómeno revolucionario proporcionó al 68 una dimensión peculiar, que más tarde le haría derivar hacia cauces más tempestuosos.

· La
crisis social de España estaba agudizada por una serie de tensiones que habían ido generándose durante la primera mitad del siglo. La moderación del índice de crecimiento demográfico por la iniciación de una nueva corriente emigratoria, pone de manifiesto un síntoma de crisis social:
El exceso de mano de obra o la falta de oferta de trabajo. España era un país agrícola y la población española continuaba siendo campesina en una abrumadora mayoría. El régimen latifundista se mantuvo a pesar de las desamortizaciones. La consagración de la alta burguesía y la aristocracia como grandes propietarios y la ruptura de las condiciones contractuales señoriales determinaron el surgimiento de un proletariado rural sin derechos ni recursos, y que eran un caldo de cultivo para las revueltas campesinas que comenzarían en los años centrales del siglo.
Se había producido la proletarización del artesanado. La desaparición de las corporaciones gremiales y el paulatino proceso de industrialización daría origen a la aparición de un proletariado urbano cuyas precarias condiciones de vida serían causa de inquietud y malestar crecientes. Desde 1821 se habían producido revueltas campesinas, pero un movimiento generalizado no se produciría hasta que la demagogia proporcionase a las masas una doctrina o una bandera que defender, o una crisis económica general contribuyese a aglutinar a todos los descontentos. Y eso fue lo que ocurrió en 1868.
·La crisis económica constituye el detonante de la revolución. La Gloriosa se inició con un clásico pronunciamiento militar, que pronto adquirió el carácter de revolución. Quienes la desencadenaron y los fines que perseguían eran eminentemente burgueses, y sin embargo, puede advertirse en ella una destacada participación de la masa popular. En el orden económico vemos una crisis agrícola de subsistencia, en medio de la cual estalla la revolución. Esta coyuntura se produce durante una larga fase de expansión de todos los sectores de la economía española, que, sin embargo, frena una crisis financiera y comercial antes de que se inicie el pronunciamiento. Ni la crisis de subsistencia por sí sola, ni la crisis financiera eran capaces de generar un movimiento revolucionario como el del 68, pero tuvieron una influencia decisiva. El descontento de las clases populares era compartido por los ahorristas, cuyas rentas disminuyeron; por los banqueros, amenazados por la quiebra; por los comerciantes e industriales, cuyos negocios se paralizaban, e incluso por los propietarios, que veían depreciados sus bienes. Por tanto, fue la confluencia de los tres factores (crisis política, social y económica) lo que proporcionó al pronunciamiento de septiembre de 1868 su verdadera dimensión revolucionaria.

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