TEMA 12: REVOLUCIÓN INDUSTRIAL. EL IMPACTO DEL FERROCARRIL
1. Introducción:
Durante
el XIX se trató de impulsar en España el proceso de revolución industrial con
el fin de transformar la vieja estructura económica en otra nueva basada en el
desarrollo de la industria y comercio. Pero el resultado final quedó lejos de
lo que se pretendía.
Por otro lado, España se encontraba en desventaja respecto a otros países europeos en cuanto a condiciones de transporte, debido a la difícil geografía peninsular. La ley de ferrocarriles de 1855 permitió la construcción de una red que comunicaba gran parte del país, con ayuda de capital extranjero sobre todo.
2. Causas del retraso económico español:
-Los condicionamientos geográficos: El transporte interior, tanto terrestre
como fluvial, estaba obstaculizado por unos condicionamientos geográficos poco favorables:
a)La elevada Meseta Central rodeada de cadenas montañosas que aíslan el interior y dificultan sus comunicaciones con los alrededores.
b)Los ríos son o demasiado cortos, o largos pero de cauce poco profundo, con lo que impiden que puedan ser navegables.
Debido a ello, España ha estado a lo largo de casi toda su
historia dividida en un conjunto de
mercados aislados entre sí.
-La escasez de fuentes de energía: Se utilizaba un empleo masivo de carbón como fuente de energía. El consumo de carbón creció estimulado por la red de ferrocarriles, la navegación a vapor y la industrialización.
España, se encontraba en clara desventaja respecto a otros
países industrializados, el carbón
español era escaso, de mala calidad y caro.
-Situación política española:
A)COMERCIO INTERIOR: Hasta mediados de siglo, además de los obstáculos naturales, afectaban también al aislamiento del mercado una serie de problemas legales provenientes del Antiguo Régimen, como el sistema gremial, los derechos de puertas, que se pagaban por introducir mercancías en una ciudad; los pontazgos, por cruzar un puente; peajes por caminos; barcazgos por una barca…
La abolición progresiva de estos problemas junto a la mejora en la red de caminos, facilitaron la unificación del mercado nacional. A ello contribuyó también la construcción de la red ferroviaria.
A pesar de todo, a
finales del XIX todavía se estaba lejos de alcanzar un mercado interior único y
bien articulado.
B)COMERCIO EXTERIOR: Se diferencian dos etapas delimitadas por la desaparición del monopolio comercial con el continente americano, después de la pérdida del imperio colonial en 1824:
1)Hasta ese momento España exportaba a América sus mercancías y las producidas en el resto de Europa. Y viceversa, exportaba a Europa sus productos y los traídos de América.
2)Tras la pérdida colonial, España dejó de reexportar entre Europa y América, además las exportaciones españolas a las antiguas colonias disminuyeron bastante, como en el caso del algodón catalán.
El volumen del comercio exterior español aumentó considerablemente durante el XIX. Pero la balanza comercial se mantuvo deficitaria, ya que se exportaban a Europa materias primas y productos semielaborados, y se importaban productos industriales.
-Gran Bretaña y Francia fueron los principales clientes y abastecedores.
3. La industria textil catalana:
Cataluña fue la única zona donde la industrialización se
originó a partir de capitales autóctonos,
con predominio de la empresa de tamaño mediano. La industria textil catalana
inició su desarrollo en el XVIII, pero en el XIX el sector más activo fue el algodonero que actuó como sector palanca de la industrialización
regional.
La prosperidad de este sector, se debió a tres razones:
1) La posición de ventaja, dado al temprano despliegue industrial de Cataluña en el XVIII
2)
La
iniciativa empresarial de la burguesía catalana, que supo modernizar sus
industrias con nuevas máquinas y técnicas de producción.
3)
La
protección arancelaria, permitió orientar la producción al mercado
nacional, Cuba y Puerto Rico, sin la competencia inglesa.
El sector lanero, pasó a segundo plano al ser relegado por la producción algodonera, y se desplazó de los centros tradicionales de Castilla y León a las ciudades de Sabadell y Tarrasa, cuya cercanía a Barcelona les aportaba ventajas:
ØGran desarrollo comercial y crediticio de la ciudad.
ØFacilidad para la importación de algodón y carbón a través del puerto.
4. La siderurgia:
La inexistencia en España de buen carbón y de demanda suficiente, explica el desarrollo accidentado de la siderurgia, cuya localización fue cambiando a lo largo del siglo. Tres etapas:
1.
Etapa
malagueña (hasta 1865): se basaba en la explotación del hierro. Inconveniente, la falta de carbón
mineral, debía recurrirse en gran proporción al vegetal, mucho más caro. Su
apogeo se debió a las guerras carlistas, que impedían la explotación de la
minería del norte.
2.
Etapa
asturiana (1865-1880): en torno a las cuencas de Mieres y Langreo.
El
carbón de esta zona no era de gran calidad.
3.
Etapa
vasca (1880+): un crecimiento por la actividad de unas empresas grandes,
tres se fusionaron en 1902 para formar la llamada Altos Hornos de Vizcaya. La
clave del éxito estuvo en el eje
comercial Bilbao-Cardiff (Gales): Bilbao vendía hierro y compraba carbón
galés, más caro, pero mejor calidad, y más rentable que el asturiano.
5. La minería:
España era rica en reservas de hierro, plomo, cobre, mercurio y cinc;
Y además gozaba de otra ventaja: la proximidad de los yacimientos a zonas
portuarias.
La explotación de la riqueza minera española alcanzó su apogeo
en el último cuarto del siglo, y se convirtió en unos de los sectores más
activos de la economía nacional.
Existen varias razones que explican la inactividad minera durante gran parte del siglo:
A)Falta de capitales y conocimientos técnicos
B)Inexistencia de una demanda suficiente
C)La Ley de minas de 1825 que ponía demasiados obstáculos a la iniciativa empresarial privada
Todas estas circunstancias cambiaron a partir de la revolución de 1868:
üLa Ley de bases sobre minas simplificaba la adjudicación de concesiones.
üAumentó considerablemente la demanda internacional de productos mineros.
España se convirtió en exportadora
de materias primas:
fundamentalmente plomo, mercurio, cobre y hierro, que a
finales de siglo representaban uno de los capítulos más importantes de la balanza comercial.
6. Los transportes:
6.1. El transporte marítimo:
experimentó en el XIX profundas transformaciones, tanto en la mejora de los puertos, como en el desarrollo de la navegación.
La mayor parte del comercio marítimo se concentraba en siete puertos: Santander, Bilbao, Barcelona, Valencia, Málaga, Cádiz y Sevilla. Entre ellos, sobresalían por su importancia Barcelona y Bilbao, dos grandes focos industriales.
6.2. El transporte terrestre:
desde 1840, se inició un programa de
construcción de carreteras que facilitó el transporte terrestre, acortando
tiempos y abaratando costes.
También mejoraron los medios de transporte utilizados: se
sustituyeron los transportes a lomos de mula por carruajes. Pero la auténtica
revolución de los transportes terrestres fue el ferrocarril.
6.3. La red de ferrocarriles:
la Ley General de Ferrocarriles de 1855
tuvo su trascendencia dentro de la política de modernización económica. Es
preciso tener en cuenta que las ventajas
del ferrocarril sobre los medios de transporte tradicionales son
considerables:
capacidad de carga,
velocidad y seguridad, con el efecto de disminución de tiempos y costes.
Las primeras líneas de ferrocarril construidas en España fueron algunos tramos cortos, como el de Barcelona-Mataró, Madrid-Aranjuez o Langreo-Gijón, aunque la verdadera fiebre constructora tuvo lugar a partir de la Ley General de Ferrocarriles de 1855.
La ley de ferrocarriles propiciaba la creación de sociedades anónimas ferroviarias que se encargarían de la construcción de la red; preveía el pago de subvenciones y permitía la importación de bienes ferroviarios.
El resultado fue un rápido ritmo de construcción en los primeros diez años. Las compañías más importantes (Madrid-Zaragoza-Alicante, Ferrocarril del Norte, Sevilla-Jerez-Cádiz) poseían un capital mayormente francés. Pero también hubo compañías importantes con capital español, sobre todo en las que partían de Cataluña.
La fiebre constructora se interrumpió con la crisis financiera de 1866.
Entre las
consecuencias de la ley de ferrocarriles y de la forma que se aplicó, las
siguientes:
a)Las principales concesiones se otorgaron a compañías extranjeras, que importaron el material ferroviario, por lo que la construcción de la red española apenas estimuló la industria siderúrgica nacional.
B)Escaso capital privado español se invirtió en ferrocarriles y no en industrias
c)Existía el medio de transporte pero apenas había
mercancías que transportar, muchas compañías quebraron y arrastraron a bancos y
sociedades de crédito en la crisis
financiera de 1866.
7. Conclusiones:
El
proceso de industrialización en España se produjo a un ritmo tan lento que
quedó relegada como potencia industrial a uno de los puestos más bajos de
Europa. En el fracaso de la revolución industrial en España, numerosos
factores, tanto heredados como nuevos: la escasa capacidad productiva de las
manufacturas nacionales, la inexistencia de un mercado nacional y la escasez de
capital, que en gran parte se destinó a la compra de tierras desamortizadas y
no a la creación de industrias.
El resultado fue un desarrollo industrial limitado con
graves deficiencias, como la de que el desarrollo de la industria española se
originara con capital extranjero y que la industria se limitara a dos focos
periféricos: la industria textil
catalana y la siderurgia vasca.