Fuente
primaria, documento histórico de carácter político que llama al pueblo español
a un movimiento insurreccional contra el
gobierno moderado de Madrid y la monarquía de Isabel II, iniciando el
Sexenio
Revolucionario (1868-1874). El autor es colectivo: Prim, Serrano,
Topete y otros militares que se ponen al frente de la insurrección. El
Manifiesto fue proclamado el 19 de septiembre de 1868, iniciando una
revolución, la Gloriosa. Es de carácter público, dirigido a todos los españoles
y de ámbito nacional.
Las primeras líneas del documento plantean la insurrección contra el gobierno de Madrid destacando que son leales “interpretes de todos los ciudadanos”. A continuación, desde “Hollada la ley fundamental” hasta “Tal es la España de hoy” se exponen las razones que condujeron al levantamiento armado (incumplimiento de la Constitución de 1845, restricción del sufragio, falta de autonomía, de libertad de prensa, de la enseñanza, corrupción de la Administración y la Hacienda…) y que describen la situación del país. La siguiente parte (“Desde queremos…”) los sublevados proponen los objetivos que pretende llevar a cabo el nuevo gobierno provisional: Una nueva Constitución sobre la base del sufragio universal y el respeto de las libertades individuales. Desde “contamos…” hasta “con el pueblo todo” exponen el conjunto de grupos que apoyan la revolución. Finalmente, se pide a todos los españoles que acudan a las armas para lograr estos propósitos.
A mediados de la década de 1860, el gobierno moderado y el reinado de Isabel II daba síntomas de agotamiento, debido a la crisis económica, financiera e industrial y de subsistencia iniciada en 1866, más una crisis política debido a la incapacidad de los gobiernos moderados para dar solución a estos problemas. El moderantismo, con Narváez al poder, gobernó sin contar con las Cortes. Además crece el desprestigio de Isabel II, motivado por la influencia de personajes como su confesor o la monja sor Patrocinio y la actuación de camarillas, beneficiadas de prácticas corruptas.
Como refleja
el manifiesto, todos los sectores
sociales tenían razones para acabar con el régimen:
La clase financiera reclamaba medidas
para salvar sus inversiones en Bolsa, tras comprobar la baja rentabilidad de
las inversiones en ferrocarriles. Los industriales,
reclamaban medidas proteccionistas, ya que habían sido afectados por la Guerra
de Secesión americana, que cortó los suministros de algodón y aumentó los
precios de la materia prima para la industria textil. Los obreros y campesinos fueron afectados por la crisis industrial
(paro) y de subsistencia (malas cosechas). La oposición política de progresistas y demócratas, ante la
imposibilidad de alcanzar el poder debido a la corrupción, respondiendo con el
retraimiento. Así, apoyaron en 1866 la sublevación de los sargentos del cuartel
de San Gil y en 1867 firmaron el Pacto de Ostende, poniendo fin a los gobiernos
moderados y a la monarquía isabelina, lo que permitía a las Cortes la elección de
la forma de Estado, monarquía o república. Se unirán además los unionistas que, cansados de la
“camarilla” definen el carácter conservador de la Revolución.
El Manifiesto deja entrever la voluntad de reunir a todos los sectores sociales contrarios al sistema isabelino. Su lema “Viva España con honra” representa el deseo de poner fin a la corrupción de la vida política española.
El 19 de septiembre de 1868, un pronunciamiento militar al mando de Topete en Cádiz se alzó contra el gobierno a través del presente manifiesto; según el documento, se pretendía establecer el respeto a la práctica constitucional. Las reivindicaciones de tipo político, basadas en un sufragio universal, eran fundamentales, ya que la Ley Electoral y la Constitución de 1845, establecían un sufragio muy restringido. Se reclamaba la supresión de la Constitución de 1845, por el proyecto progresista de 1856 hasta la nueva convocatoria de elecciones.
El movimiento, liderado por Prim y Serrano, contó con el apoyo de la población, gracias a la constitución de Juntas Revolucionarias en numerosas ciudades españolas que asumieron la autoridad. El gobierno y la reina, sin apenas apoyos, especialmente tras la muerte de Narváez, fueron derrotados en el Puente de Alcolea (Córdoba) el 29 de Septiembre, viéndose obligado Isabel II a exiliarse en Francia. Sin embargo, el radicalismo de algunas Juntas influidas por las ideas demócratas no era totalmente compartido, por los que propusieron a la Junta revolucionaria de Madrid, como Gobierno provisional. A la cabeza se situó Serrano como Regente y Prim como presidente de gobierno y ministro de Guerra. Disolvieron las Juntas y la Milicia Nacional. La Revolución había triunfado.
La Gloriosa o Septembrina, abrió un periodo marcado por el intento de crear un sistema democrático, el llamado Sexenio Democrático. El nuevo gobierno provisional convocó elecciones a Cortes constituyentes, las primeras que se hicieron por sufragio universal masculino. Sin embargo, continuaron las protestas de sectores populares, que conllevaron la propagación de los ideales anarquista y socialista. La expulsión de Isabel II obligó a buscar un sustituto, Amadeo de Saboya, miembro de la dinastía real italiana.
DEFINICIONES
oConstitución.
Ley fundamental que regula la organización y el funcionamiento de
los poderes del Estado, así como su relación con los ciudadanos. Establece los
derechos y libertades básicos. Sus principios son superiores a todas las demás
normas legales. Las actuales emanan de la soberanía popular a través de sus
representantes en las Cortes.
oSufragio universal:
Reconocimiento del derecho al voto a todos los ciudadanos sin
más limitaciones que los requisitos de edad y nacionalidad. En España no se
concedió el sufragio universal masculino hasta 1869 y el femenino hasta 1931.
oLiberales:
Partidarios del liberalismo, surgido a finales del siglo XVIII.
Se basa en la libertad individual como máxima aspiración social. Afirma los
derechos fundamentales del individuo, la igualdad de todos los ciudadanos ante
la ley, la defensa de la propiedad privada, la separación de poderes y la
soberanía nacional. Los liberales defienden la propiedad privada y la libertad
de empresa a través de las leyes del mercado.