El sexenio se desarrolla políticamente en cuatro periodos:
1. Gobierno provisional (1869-1870)
Durante esta primera fase, el poder político es ejercido principalmente por la Junta Revolucionaria de Madrid, y ella será la que confiera al general Serrano (jefe de la Uníón Liberal) el encargo de constituir un Gobierno provisional. El Gobierno de Serrano convoca, a través del sufragio universal, elecciones para formar las Cortes Constituyentes que deben redactar una nueva Constitución. Aprobada esta Serrano se convierte en Regente.
2. Monarquía Constitucional (1870-1873)
En los debates constitucionales surgen dos tendencias: la monárquica apoyada por el gobierno (progresistas, unionistas y el sector más moderado de los demócratas), y la republicana defendida por las Juntas y los republicanos escindidos del Partido Demócrata. De las dos tendencias anteriores triunfa la monárquica. La Constitución de 1869 establece la monarquía democrática como forma de Estado. Estas cortes redactarán la Constitución de 1869, en la que se proclama solemnemente la soberanía nacional.
El nuevo trono recae en Amadeo I de Saboyá, hijo de Víctor Manuel, rey de Italia. El rasgo más carácterístico del breve reinado de Amadeo de Saboyá fue la permanente inestabilidad social y política dados los graves problemas que surgieron desde su comienzo:
El asesinato del general Prim, principal valedor del Rey y su más firma apoyo
El escaso apoyo de los partidos políticos donde además de la oposición natural (carlistas, republicanos) existía una fuerte división interna en la coalición monárquico-democrática (Uníón Liberal, progresistas y demócratas), que se dividíó en varios grupúsculos.
La agitación social estrechamente ligada al desarrollo del movimiento obrero
Por todos estos motivos Amadeo abdicó de la Corona y abandonó España. El Congreso y el Senado, reunidos en Asamblea Nacional, proclamarán la república como forma de gobierno.
3. La Primera República española (1873-1874)
La República tampoco consiguió estabilizar el sistema, ya que a los problemas heredados se añadió el conflicto dentro de las filas republicanas entre unitarios (centralistas) y federalistas. Así en menos de un año se sucedieron cuatro presidentes. Al poco tiempo de ocupar la presidencia de la República Figueras fue sustituido por Pi y Margall proclamándose la República Federal. Las Cortes elaboraron una nueva Constitución. Sin embargo, esta no llegó a aprobarse, porque en Julio de 1873 estalló una violenta insurrección. En pocos días numerosas poblaciones se constituyeron en república o cantón (movimiento cantonalista). Debido a la violencia de la insurrección Pi y Margall fue sustituido por Nícolás Salmerón (unitario y centralista). Salmerón envió al ejército para sofocar el movimiento cantonalista, de esta forma la República inicia un viraje hacia posiciones más conservadoras. Salmerón fue sustituido por otro unitario, Castelar. Este representaba el triunfo de la República conservadora. Poco después se produce el Golpe de Estado de Pavía. Castelar se negó a mantenerse en el poder respaldado por un pronunciamiento y dimitíó: la República había muerto.
4. Dictadura del General Serrano (1874)
La denominación de República se mantuvo aun durante todo el año 1874 presidido por el general Serrano. Fue una etapa de transición que sancionaba el fracaso del proyecto democrático de la República.
El sexenio democrático, entre 1868 y 1874, supuso, por su parte, el intento de los sectores más progresistas de la burguésía por avanzar hacia un régimen parlamentario democrático moderno. Desde un ángulo histórico, hay que valorar sus anticipos: creencia en la igualdad de todos los hombres y en el valor de cada vida humana, pacifismo, etc. En resumen podemos concluir, el sexenio no acertó a edificar un Estado, porque las estructuras socioeconómicas del país no consentían a la larga otra forma de Estado que el moderado; este desfase entre utopía política y realidad socioeconómica establecida basta a explicar la extrema inestabilidad política del Sexenio.
Explica la política española respecto al problema de Cuba
Guerra hispano-cubana
Guerra contra Estados Unidos
Explica la evolución de las fuerzas políticas de oposición al sistema: republicanos y nacionalistas
Los partidos excluídos del sistema habían tenido muy poco peso desde el comienzo de la Restauración, pero en los inicios del Siglo XX su fuerza y sus apoyos comenzaron a aumentar, es decir, la oposición fue reforzándose: el republicanismo se amplió con la aparición de nuevos partidos, en el movimiento obrero se fueron consolidando el socialismo y el anarcosindicalismo, los nacionalismos regionales también crecieron y la derecha carlista mantuvo sus posiciones.
– Los republicanos
En las primeras décadas del Siglo XX la oposición más importante era el republicanismo aunque siempre tuvo el problema de fragmentación en diversos grupos. En 1903 para dar homogeneidad al republicanismo nacíó la Uníón Republicana, una coalición de grupos republicanos liderada por Nícolás Salmerón y Alejandro Lerroux. La uníón republicana se acercó a los nacionalismos regionalistas y esta orientación del partido supuso una escisión de un sector encabezado por Lerroux qué mundo en 1908 en Barcelona el Partido Radical que reclamaban la separación entre la Iglesia y el Estado. Llego a influir en amplios sectores de las clases populares catalanas, pero después de la semana trágica, perdíó su apoyo y se trasladó a Madrid. Fruto de la colaboración del republicanismo con el PSOE surge en 1909 en la conjunción republicano socialista También surgíó el Partido Reformista en 1913 de Melquiades Álvarez que defendíó la participación republicana en el sistema monárquico y al que se acercaron intelectuales como Ortega y Gasset que nunca llegó a ser una formación novedosa.– Los nacionalismos
En la Cataluña del primer tercio del S.XX destacó el predominio político de la conservadora Lliga regionalista, liderada por Enric PratDe la Riba y F. Cambó que obtuvo éxitos electorales y gobernó la mancomunidad de Cataluña entre 1914-1923. De forma paralela se fue desarrollando catalanismo de corte republicano fue derrotado electoralmente por la Lliga hasta 1931 cuando su uníón en un nuevo partido, Esquerra Republicana de Cataluña lograría el triunfo de las elecciones. El nacionalismo vasco durante el primer tercio del Siglo XX estuvo marcado por las disculpas sobre los aspectos que debían predominar en el Partido Nacionalista Vasco: el independentismo, el autonomismo o el catolicismo. En 1911 el PNV pasó a llamarse temporalmente Comunión Tradicionalista Vasca Y a partir de 1917, el nacionalismo vasco empezó a tener una representación parlamentaria notable.Consecuencias de la Primera Guerra Mundial
Ante la Primera Guerra Mundial (en aquel entonces conocida como Gran Guerra)la postura oficial de España fue la neutralidad. Sin embargo, la sociedad se dividíó entre Germánófilos (partidarios de los imperios centrales) integrados por ejército y clases altas y, en general, los representantes de valores como el orden y la autoridad y los aliadófilos (partidarios de Francia e Inglaterra) integrados por las clases medias, grupos republicanos y obreros, ya que para ellos estos países representaban los ideales de la democracia.
La guerra convirtió a los países contendientes en importadores ante la reconversión militar de sus industrias. España, gracias a su neutralidad se convirtió en suministradora de productos. Esto generó un aumento de las exportaciones españolas lo que provocó inflación e incluso escasez de algunos productos de primera necesidad. Por otra parte, este crecimiento generó grandes beneficios empresariales que no repercutieron en aumentos salariales equivalentes, lo que provocó un empobrecimiento de las clases trabajadores, que aumentaron su oposición al sistema.
Sin embargo, la necesidad de mantener la producción, para satisfacer la demanda exterior, explica que los patronos fueran paulatinamente haciéndose más propensos a la negociación que al enfrentamiento con los obreros. Esto, a su vez, se tradujo en un crecimiento espectacular de la afiliación obrera a los sindicatos.
B. Consecuencias de la Revolución Rusa
Por otra parte, el triunfo de la revolución bolchevique de 1917 insufló un notable entusiasmo en las organizaciones obreras, para las que Rusia se convirtió en un mito. La presión del movimiento obrero, cada vez más fuerte, desembocaron en la adopción de algunas medidas de carácter social por parte del gobierno, como la jornada de ocho horas.
No obstante, la influencia de la Revolución Rusa se hizo notar en tres acontecimientos:
El “trienio bolchevique” en Andalucía: Estalla en 1918 bajo la dirección de la Uníón General de Trabajadores (UGT) y la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), ante la situación de miseria de los jornaleros y la carestía de la vida. Se ocuparon campos, se procedíó al reparto de tierras, la toma de ayuntamientos, etc. Finalmente, la revolución social acabó en 1920 con la declaración del estado de guerra y una fuerte represión posterior.
Violencia en Cataluña: En Cataluña predominaba la corriente anarcosindicalista de la CNT más violenta y partidaria de la acción directa. Así huelgas, sabotajes y atentados se sucedieron continuamente. La respuesta de la patronal fue igualmente dura. Así frente al “terrorismo rojo” se contestó con el “terrorismo blanco” o contratación de pistoleros y bandas armadas para asesinar a dirigentes obreros y sindicales. En este contexto se aplicó la “ley de fugas” (licencia para disparar al detenido que intentara fugarse), por parte de las autoridades civiles y militares de Barcelona.
La Internacional Comunista y la división del socialismo: En 1919 se fundó en Moscú la Tercera Internacional o Internacional Comunista que pretendía agrupar a todas las organizaciones obreras para extender la experiencia revolucionaria rusa a todo el mundo. Así en 1920 se funda el Partido Comunista de España (PCE) que rechazaba el socialismo reformista y parlamentario. No obstante, en sus inicios se trató de una formación política irrelevante.