2. Transformaciones económicas a ½ del siglo XIX: ferrocarril, industria y banca
En la industria, España vio como la revolución que se había iniciado en Gran Bretaña y se extendía a otras zonas del continente, sólo afectaba de forma muy localizada al país en Cataluña y País Vasco. Diversos factores explican este retraso:
– Escasez de carbón y materias primas.
– Atraso tecnológico y dependencia del capital exterior.
– Falta de articulación de un mercado interior caracterizado por las dificultades de comunicación y por el bajo poder adquisitivo de grandes masas de la población.
– La pérdida del mercado colonial o la inestabilidad política, que no ayudaban a recuperar la producción y el mercado nacional.
2.1 La expansión del ferrocarril
La expansión del tendido ferroviario fue un factor clave de modernización como en el resto del mundo. España llegó con retraso al nuevo medio de transporte y la primera línea fue la construida entre Barcelona y Mataró en 1848. Tras la promulgación de la Ley General de Ferrocarriles en 1855 tuvo lugar un verdadero «boom» del ferrocarril.
Se trazaron las grandes líneas Madrid-Alicante, gracias al impulso del capital gubernamental y del capital extranjero.
La crisis financiera internacional de 1866 supuso un periodo de paralización de la construcción, ante la escasa rentabilidad de las inversiones ferroviarias. El ferrocarril producía unos beneficios muy exiguos y el valor de las acciones cayó estrepitosamente. Sólo después de 1876 se reanudó su construcción.
La construcción del ferrocarril consolidó una estructura radial de red con centro en Madrid, que dificultaba las comunicaciones entre las zonas más industrializadas. Por otra parte se fijó un ancho de vía mayor, obstaculizándose los intercambios con Europa. Esta decisión fue debida a causas técnicas: la posibilidad de instalar calderas de vapor más grandes para aumentar las potencias de las locomotoras y superar mayores pendientes.
Otros avances importantes vinieron de la mano de la extensión de la navegación a vapor, sobre todo en el País Vasco, la modernización del servicio de correos y el inicio de la telegrafía eléctrica.
Por su parte el transporte urbano y de cercanías experimentó un importante avance con la puesta en funcionamiento del tranvía en Madrid (1892). Años más tarde llegarían los autocares. Todos estos medios empleaban fuentes de energía características de la segunda revolución industrial, lo que a la vez estimuló el sector energético.
2.2 La industria textil
Hacia 1830 el único sector que había comenzado la industrialización era el sector textil de Barcelona. Su desarrollo fue posible por la protección arancelaria y la aplicación de innovaciones tecnológicas, el empleo de máquinas de hilar y de telares mecánicos movidos por vapor, luego sustituidos por selfactinas.
Barcelona concentrase casi la totalidad de la industria textil algodonera, compartiendo con Segovia, Béjar y Valencia la producción de lino, lana y seda respectivamente.
2.3 La industria siderúrgica
La siderurgia fue el sector que, en la segunda ½ del siglo XIX, acompañó al textil en el desarrollo de la industria moderna. Este sector estuvo ligado al desarrollo de la minería del hierro y del carbón.
Los primeros intentos de crear una siderurgia moderna se desarrollaron a partir de 1826 en Andalucía, en Málaga, aprovechando el hierro de Ojén. Esta primera iniciativa fracaso por el uso de carbones vegetales ante la dificultad de adquirir carbón de coque. A mediados de siglo, los elevados costes de producción, llevaron a la siderúrgica malagueña a la quiebra.
La existencia de yacimientos de hulla en Asturias convirtió a esta región en el centro siderúrgico de España. Sus minas de carbón favorecieron la localización de las siderúrgicas, y a pesar de la escasa calidad y poder calorífico, la producción de hierro creció con rapidez.
Con la llegada de carbón de coque galés a Bilbao cuando se consolidó la industria siderúrgica.
Se creó los Altos Hornos se fabricaba acero a partir de hierro tras instalarse el convertidor Bessemer y a finales de la década ya se producía acero de gran calidad tras ponerse en marcha el primer horno Martins-Siemens. A finales de siglo, 2/3 de la producción de hierro eran de origen nacional.
2.4 La producción minera
Con la aprobación de la Ley Bases sobre Minas los dispersos yacimientos mineros fueron explotados por compañías extranjeras, obteniendo largas concesiones que les permitieron modernizar los procedimientos y agotar los recursos. Los principales metales extraídos fueron el plomo, el cobre y el mercurio.
En el último tercio de siglo la producción de plomo obtenida en España fue la más importante del mundo.
Algo parecido sucedió con la producción de cobre obtenido en el norte de Huelva.
La demanda de este metal había aumentado enormemente con el desarrollo de la energía eléctrica, ya que el cobre era el conductor de corriente más barato.
2.5 Comercio y finanzas
A principios del siglo, el comercio interior en España se reducía a mercados comarcales, difícilmente comunicados entre sí y aislados del exterior. La falta de una red viaria adecuada contribuía a esta fragmentación.
A partir de 1856, la nueva legislación y la reducción de aranceles, facilitó el aumento del tráfico comercial internacional. Las principales mercancías eran el aceite y el vino en las exportaciones y los tejidos de algodón y lino en las importaciones. Las principales relaciones comerciales se establecieron con Francia y Gran Bretaña.
En el terreno financiero este período se caracteriza por las dificultades de la Hacienda estatal agobiada por la Deuda Pública. Pese a estos problemas en este período se adoptaron algunas decisiones históricas:
- En 1856 se creó el Banco de España.
- En octubre de 1868 se instauró la peseta como unidad monetaria.