La sociedad andalusí
La sociedad andalusí era muy heterogénea por su diversidad étnica y religiosa. Existían diferentes grupos:
Musulmanes Conquistadores y Descendientes
Era el grupo más poderoso. Eran los musulmanes que habían protagonizado la invasión y sus descendientes. Entre ellos había diferencias:
- La minoría de origen árabe se reservó las mejores tierras y los altos cargos de gobierno.
- El grupo de origen bereber ocupaba una posición inferior, por lo que protagonizó diversas revueltas para mejorar su situación. Muchos bereberes eran miembros del ejército y la Administración.
Población Mozárabe
La integraban personas cristianas que mantenían su religión y que, por ello, pagaban impuestos. A partir del siglo XI su número disminuyó debido a las persecuciones que sufrieron por parte de los almorávides y los almohades. Por eso, muchas personas mozárabes huyeron a los reinos cristianos.
Población Muladí
Estaba constituida por las mujeres y los hombres cristianos que habían adoptado la religión, la lengua y las costumbres del islam. Eran el grupo de los nuevos musulmanes o muladíes.
Población Judía
Era una minoría muy activa económicamente. Residía en barrios separados llamados juderías.
Esclavos
Las personas esclavas ocupaban el escalón más bajo de la sociedad.
Las mujeres estaban sometidas a la autoridad de un hombre, pero gozaban de mayor libertad que en el resto del mundo islámico.
Economía Andalusí
Agricultura
La mayor parte de la población andalusí se dedicaba a la agricultura. Cultivaba cereales, vid, olivo, árboles frutales, hortalizas, lino, morera, arroz…
Las tierras más fértiles se localizaban en las vegas de los ríos, donde se desarrolló el regadío a través de acequias y norias.
Artesanía
En las ciudades, la artesanía era de calidad: cerámica, repujado del cuero, orfebrería, armas, trabajo de la seda, carpintería, producción de pergamino y papel. Los talleres se agrupaban por zocos y por barrios, de modo que existía el barrio de los curtidores, el de los tejedores, el de los alfareros… Las tiendas eran pequeñas y en ellas estaba también el taller.
Comercio
El comercio alcanzó gran importancia. En las ciudades había zocos o mercados, alhóndigas o almacenes para las caravanas y hospederías para los mercaderes. Al-Ándalus exportaba productos de lujo e importaba oro y personas esclavas. Se utilizaban el dinar de oro y el dírhem de plata.
Vikingos, magiares y sarracenos: Las Segundas Invasiones
Tras la fragmentación del Imperio carolingio, durante la segunda mitad del siglo IX y el siglo X, Europa se dividió en numerosos Estados y reinos. Las guerras entre ellos redujeron su capacidad defensiva y facilitaron que nuevos pueblos asolaran Europa. En general, estos pueblos realizaban rápidos y violentos saqueos en las ciudades, lo que extendió por toda Europa un clima de terror.
Las personas interpretaron estas calamidades como un castigo de Dios. Por eso, algunas pronosticaron que estos pillajes eran un anuncio del fin del mundo, que llegaría en el año 1000.
Los vikingos o normandos
- Procedían de Escandinavia.
- Realizaron expediciones de saqueo y, con el tiempo, se asentaron en los territorios atacados. Así conquistaron las islas británicas, el norte de Francia y el sur de Italia.
Los magiares o húngaros
- Procedían de las estepas de Asia.
- Llegaron a Europa junto con los pueblos eslavos, que se establecieron en Europa oriental. Los magiares fundaron el reino de Hungría en el año 955.
Los sarracenos
- Eran musulmanes que procedían de la zona del Norte de África.
- Realizaban expediciones de rapiña en busca de botines. Atacaron y asolaron las costas del sur de Europa.
Un mosaico de reinos y Estados hacia el año 1000
Hacia el año 1000 el territorio europeo estaba formado por numerosos reinos y Estados independientes, como el reino de Francia, el Sacro Imperio Romano Germánico, los reinos y condados hispánicos, los Estados Pontificios, los territorios eslavos, el reino de Hungría…
No obstante, a pesar de la fragmentación del territorio, por encima de las diferencias políticas y culturales, existían algunos elementos que dotaban a Europa de unidad:
- La religión cristiana, que era la mayoritaria, fue uno de los aspectos que contribuyó en mayor medida a la formación de una civilización común. Por eso se conocía a estos territorios como la cristiandad. Algunos, como el reino de Francia, eran cristianos romanos, y otros, como el Estado de Kiev, eran cristianos ortodoxos.
- El comercio aseguró la comunicación y el intercambio entre las diferentes regiones. Europa ocupaba un territorio eminentemente llano que facilitaba las comunicaciones terrestres. Además, muchos ríos, como el Rin o el Danubio, eran navegables y por ello se convirtieron en importantes arterias comerciales.
- Las estructuras sociales continuaban siendo fundamentalmente las mismas y se basaban en la división entre dos grupos: los señores y el campesinado.
El poder de los monarcas en la Alta Edad Media
Durante los siglos IX y X, los reyes y reinas tenían poco poder. Sus decisiones afectaban únicamente a su patrimonio personal. Además, existían otros aspectos que mermaban su poder:
- Los ejércitos reales eran reducidos. Por ello, cuando un monarca necesitaba defender su reino, se veía forzado a recurrir a los ejércitos de la nobleza.
- Las fronteras de los reinos no eran estables y cambiaban con relativa frecuencia. Por ejemplo, solía ser habitual que a la muerte de un monarca el reino se dividiera entre sus descendientes.
- Su principal fuente de ingresos provenía de su patrimonio y de algunas ciudades. Los reyes y reinas no tenían poder para cobrar impuestos en las tierras de sus vasallos y vasallas, y solo en circunstancias especiales recibían ayudas de la nobleza y de la Iglesia.
¿Cómo se gobernaba el reino?
En esta época, los reinos no disponían de una capital fija, sino que los monarcas se desplazaban por sus castillos para controlar sus territorios. Solían viajar acompañados de la corte, es decir, de un cortejo de familiares, guerreros y consejeros.
Además, existía la Curia o Consejo Real, que ayudaba al rey o reina en las tareas de gobierno. Inicialmente, esta institución estaba integrada por familiares y personas próximas al monarca, pero con el tiempo se amplió e integró a juristas, altos dignatarios eclesiásticos, oficiales del palacio real, guerreros y personas destacadas de la nobleza.
Para obtener la fidelidad de la nobleza, los monarcas crearon lazos personales con sus miembros, de igual modo que había hecho anteriormente Carlomagno.
Feudalismo: Lazos de Fidelidad y Vasallaje
La violencia de las segundas invasiones y la debilidad de los monarcas para defender sus reinos llevaron al campesinado a buscar la protección de la nobleza, porque los nobles disponían de ejércitos y de un castillo para refugiarse en caso de ataque. A cambio, la nobleza les exigía trabajar para ella y someterse a su autoridad.
De esta forma, los campesinos y campesinas se convirtieron en siervos.
Por otra parte, el poder del monarca, que era un noble más, se limitaba a los territorios que controlaba directamente. No obstante, los nobles estaban ligados entre sí y al rey o reina mediante un pacto de vasallaje:
- El noble prestaba homenaje a su señor y se convertía en vasallo. Esto implicaba jurarle fidelidad y obligarse a prestarle ayuda militar (auxilium) y consejo en el gobierno (consilium). El vasallo también podía proporcionar ayuda económica en ciertas circunstancias.
- A cambio, el señor feudal (el monarca u otro noble de mayor rango) le concedía protección militar, defensa judicial, sustento y un feudo o señorío, es decir, unas tierras que el vasallo gobernaba y explotaba a través del trabajo del campesinado. De aquí proviene la expresión relaciones feudales.
A su vez, los nobles podían tener a otros nobles como vasallos. A cambio de fidelidad, estos obtenían feudos más pequeños. De esta forma se configuró una cadena de lazos personales que ligaba al monarca con la nobleza del reino.
En ocasiones, uno o varios nobles dejaban de reconocer la autoridad del monarca y luchaban contra él. Otras veces, este trataba de apropiarse por la fuerza de las tierras de un noble.