1.1 Dos días después de la muerte de Fernando VII, el hermano del difunto, Carlos María Isidro de Borbón, se autoproclamó rey de España. Inmediatamente surgieron por distintas partes del territorio español partidas carlistas. La regente María Cristina buscó el apoyo de los liberales para garantizar el trono a su hija Isabel, de sólo tres años de edad.
Se inició de este modo una guerra civil que no debe ser entendida como una simple guerra dinástica, sino como una guerra de fuerte contenido ideológico, político y de clase. En el bando carlista estaban los absolutistas más intransigentes: encontramos a una parte importante de la nobleza; a los sectores más ultraconservadores de la administración y del ejército; a la mayoría del bajo clero; así como una parte importante del campesinado y de los sectores artesanales, que temían que las novedades terminaran por hundir sus talleres.El bando cristino, el que se formó en torno a la regente María Cristina y su hija Isabel, obtuvo el respaldo de los sectores liberales reformistas, que vieron en la defensa de esta causa la oportunidad perfecta para ganar la influencia que les permitiera emprender las reformas necesarias para transformar el país. Aquí encontramos también otra parte importante de los generales y del ejército, así como las clases medias urbanas, los intelectuales, los obreros industriales y el campesinado del sur peninsular.El gobierno de María Cristina fue reconocido internacionalmente desde el principio y contó con el apoyo diplomático y militar de Inglaterra, Portugal y Francia (La Cuádruple Alianza)
. La guerra comenzó siendo favorable para los carlistas, que derrotaron repetidamente a las tropas cristinas. Las expediciones hacia el sur terminaron fracasando porque no consiguieron el apoyo de la población y el asalto para tomar Madrid en 1837 terminó fracasando igualmente. Además, en 1835 murió en el asalto de Bilbao Zumalacárregui, el mejor estratega carlista.Los carlistas pasaron a la defensiva y, ante el agotamiento, el general carlista Maroto se vio obligado a iniciar negociaciones de paz con el general Espartero.
La paz llegó finalmente en agosto de 1839, con el llamado abrazo de Vergara, aunque un núcleo de carlistas, dirigido por el general Cabrera, resistió casi un año más.Para conseguir la rendición de los carlistas se impusieron una serie de condiciones, como el reconocimiento de los grados alcanzados por los vencidos y el compromiso de mantener los fueros.La guerra generó miles de muertos, tanto militares como civiles, yprovocó una gran destrucción material y económica, especialmente en el norte, donde el espíritu carlista se mantuvo arraigado durante generaciones.
1.2. En el parlamento se podían distinguir dos tendencias políticas entre los liberales: por un lado estaban losmoderados (doceañistas), que respaldaban la actuación del gobierno y se oponían a cambios radicales; por otro lado estaban los progresistas (exaltados), que aspiraban a mayores reformas y a la reposición de la Constitución de 1812 frente al Estatuto Real de 1834.Al estallar la guerra, y ante la necesidad de recabar apoyos para su causa y la de su hija, María Cristina llamó al liberal moderado Martínez de la Rosa para formar gobierno. Éste la convenció de la necesidad de propiciar el aperturismo del régimen. De este modo se amplió la amnistía, lo que permitió la vuelta del exilio de muchos liberales, y se decretó la libertad de prensa, aunque limitada. Por otra parte se restauró la Milicia Nacional, lo cual permitió conseguir un gran número de voluntarios para la guerra.
Fruto de este espíritu aperturista fue el Estatuto Real de 1834, una carta otorgada que regulaba la convocatoria de unas Cortes de carácter extremadamente conservador y elitista, tanto por su composición (nobleza, clero, funcionarios, altos cargos del ejército y alta burguesía) como por el modo de elección, mediante sufragio censitario indirecto. Además, otorgaba a la Corona una amplia capacidad legislativa y de veto, pudiendo incluso disolver libremente las Cortes.
El gobierno, en manos de los liberales moderados, no fue capaz de dirigir correctamente la difícil situación de guerra. La falta de recursos económicos, los errores tácticos y las victorias carlistas hicieron crecer el descontento frente al gobierno, al tiempo que crecía el apoyo a los liberales progresistas.
1.3. Espartero se convirtió en nuevo regente. Una vez en el poder procedió con la disolución de las Juntas revolucionarias y convocó nuevas elecciones que dieron el poder a los progresistas. Gobernó de un modo muy autoritario, sin cooperar con las cortes y reprimiendo las protestas tanto de moderados como de progresistas. Esto le hizo perder gran parte de sus apoyos.
En 1841 aprobó un arancel con el que se abría el mercado español a los productos textiles ingleses. Esto provocó una fuerte protesta de los trabajadores del sector textil catalán, pues veían sus intereses seriamente amenazados. Espartero procedió con una durísima represión contra los manifestantes, llegando incluso a bombardear la ciudad de Barcelona. Este episodio terminó por hundir el prestigio de Espartero. Tras la represión de Barcelona, Espartero clausuró el Congreso y convocó elecciones para el mes de marzo. Inmediatamente después de conformarse el nuevo Congreso la crisis política se acentuó, al retirar esta cámara la confianza al gobierno. Esto hizo estallar revueltas generalizadas por todo el territorio español, siendo Andalucía y Cataluña los dos focos más activos. Los generales Prim, Serrano y Narváezlideraron la sublevación militar. Después de algunos choques de ejércitos, Narváez entró en Madrid. Espartero, que entonces se encontraba en Sevilla, se dirigió a Cádiz, donde embarcó hacia Inglaterra. Sevilla, entre otras ciudades, fue bombardeada por Espartero antes de su huida.