Tensiones y Cambios en el Régimen Franquista
7.3. Tensiones entre Inmovilistas y Aperturistas
Las reformas provocaron diferencias dentro del régimen y del propio gobierno. Por ello, algunas fueron bloqueadas durante años, como la Ley de Bases de la Seguridad Social. La Ley de Prensa de Fraga se censuró por ser demasiado permisiva, y el proyecto de Ley Sindical no se aprobó ante el temor de que las candidaturas antifranquistas se impusieran, como habían evidenciado las elecciones sindicales de 1966. En 1969, las diferencias políticas se hicieron públicas con el escándalo Matesa, una empresa de maquinaria textil conectada con el entorno del Opus Dei, que provocó una crisis gubernamental. Este escándalo de corrupción fue ampliamente difundido por la prensa, y los sectores inmovilistas culparon a la gran tolerancia del descrédito del gobierno. La crisis se resolvió con la victoria de Carrero Blanco, que formó un gobierno monocolor, lo que supuso la salida de los ministros más aperturistas, como Fraga y Solís. Carrero Blanco, brazo derecho de Franco, modificó la Ley de Prensa para hacerla más restrictiva y ordenó reprimir toda manifestación opositora.
7.4. Crisis y Renovación de la Iglesia
El Concilio Vaticano II puso en evidencia que la Iglesia católica española se tenía que distanciar del régimen. La Santa Sede renovó la jerarquía eclesiástica y puso al frente de la Conferencia Episcopal al cardenal Vicente Enrique y Tarancón, del sector conciliar y reformista. Este consiguió que la Iglesia española se posicionara a favor de las libertades democráticas y la reconciliación política, provocando la irritación del gobierno y de parte del clero tradicionalista. Esta reorientación estaba condicionada por la crisis de la Iglesia, debida a la creciente laicización de la sociedad y la pérdida de su influencia.
La Reorganización del Antifranquismo
8.1. Los Grupos de Oposición Política
En la década de 1960, el antifranquismo se recompuso debido a las transformaciones sociales. Las organizaciones opositoras tenían una nueva forma de enfrentarse a la dictadura: intentando desacreditarla a partir de la denuncia de las precarias condiciones de vida y la falta de libertades políticas. La izquierda estuvo presente en la mayor parte de las movilizaciones y conflictos sociales. El PCE, con Dolores Ibárruri y Santiago Carrillo, tuvo una fuerte presencia en los movimientos de masas. En 1963, durante la represión franquista, Juan Grimau, dirigente del PCE, fue condenado a muerte. El PSOE estuvo condicionado por el enfrentamiento entre la dirección en el exilio y la militancia en el interior. En el Congreso de Suresnes (Francia, 1972), los del interior controlaron el partido, liderados por Felipe González. Entre los disidentes del propio régimen, como Joaquín Ruíz Giménez, se forjó una oposición moderada al franquismo, decepcionados por el carácter represivo y antidemocrático que seguía teniendo. En 1962, la oposición moderada (monárquicos, demócratas-cristianos y liberales), junto con republicanos y socialistas, organizaron el IV Congreso del Movimiento Europeo en Múnich (Alemania) para denunciar internacionalmente la dictadura de Franco.
8.2. La Reactivación de los Nacionalismos
En Cataluña, surgieron nuevas organizaciones nacionalistas de izquierda y se constituyó la Asamblea de Catalunya (1971), una organización unitaria de entidades opositoras. En 1974 se creó Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), liderada por Jordi Puyol. En el País Vasco, el PNV permanecía activo, pero apareció ETA (Euskadi Ta Askatasuna – Euskadi y Libertad) en 1959. Esta organización revolucionaria y nacionalista radical propugnó la lucha armada contra el franquismo, provocando atentados. El incremento del terrorismo hizo que el estado de excepción fuera un recurso frecuente. El Consejo de Guerra de Burgos (1970) provocó protestas por la petición de seis penas de muerte contra militantes de ETA.
8.3. El Nuevo Movimiento Obrero
Entre 1960 y 1975, los conflictos laborales se multiplicaron y se localizaron tanto en las zonas de tradición obrera como en las nuevas ciudades industriales. Tenían su origen en reivindicaciones laborales y algunas demandas de libertades políticas. Para neutralizarlas se tomaban métodos muy represivos. En 1964 se creó CCOO (sindicato comunista), una organización clandestina que impulsaba la lucha laboral y política, combinando las acciones ilegales (huelgas) con los medios legales (elecciones de representantes para introducirse en el sindicato franquista). En las elecciones sindicales de 1966 tuvo gran éxito, por lo que se declararon ilegales. En 1972 se detuvo su dirección y se juzgó en el Proceso 1001, con condenas severas a los dirigentes sindicales, entre ellos Marcelino Camacho. A partir de 1967, sindicalistas vinculados a las Juventudes Obreras Cristianas se separaron de CCOO y fundaron la Unión Sindical Obrera (USO). De los antiguos sindicatos, solo la UGT mantuvo una actividad clandestina.
8.4. Protestas Estudiantiles y Ciudadanas
La protesta estudiantil era ya casi permanente y la lucha contra el SEU conllevó la creación de sindicatos democráticos de estudiantes enfrentados con la dictadura. El régimen respondía con una dura represión, lo que hizo que se radicalizara el movimiento. A partir de 1968, con el impacto del Mayo francés, el movimiento estudiantil se radicalizó y convirtió las universidades en centros de continua contestación y rebeldía. También surgieron nuevos movimientos sociales a favor de las libertades y las democracias, manifestados por muchas entidades legales, como Justicia y Paz, amigos de la ONU, personalidades del mundo académico y cultural.