La primera
guerra carlista.
Introducción
La muerte de Fernando VII dejó el gobierno en manos de su esposa María Cristina como regente hasta la mayoría de edad de su hija. Durante la regencia se producen dos hechos relevantes, por un lado el triunfo de la Revolución Liberal en España y por el otro la primera guerra carlista. El triunfo del Liberalismo fue más bien una necesidad política de María Cristina de preservar el trono para su hija ante el levantamiento de su cuñado Carlos María
Isidro. A cambio de este apoyo de los liberales, estos exigieron la implantación definitiva del Liberalismo. El bienio viene a señalar una etapa de transición hacia la implantación definitiva del Liberalismo.
Carlismo: origen y precedentes
El carlismo es un movimiento político e ideológico que representa la reacción frente al Liberalismo. Se agrupaban los defensores de la monarquía absoluta, de la preeminencia de la Iglesia Católica y de la conservación de los fueron frente a la centralización y uniformización que se recogía en el ideario
liberal.
El origen del carlismo se debe a que los grupos favorables al absolutismo se negaron a reconocer a Isabel como legítima sucesora. Los sublevados proclamaron rey a Carlos María Isidro, dando lugar a una Guerra Civil que supónía el enfrentamiento de los partidarios del Antiguo Régimen y los que aspiraban a construir el estado liberal burgués.Los hechos considerados como precedentes del carlismo surgen durante el
Trienio Liberal y la Década Ominosa.
Carácterísticas de ambos bandos
El bando carlista era defendido por la nobleza rural por el temor de que el triunfo del liberalismo significara la pérdida del control de la tierra; por el clero regular que veían en Don Carlos un garantía para evitar la influencia de la Iglesia y finalmente por la base campesina que desconfiaba de las reformas que introducían los liberales. Este bando estaba apoyado por potencias absolutistas como Prusia, Rusia o Austria y triunfó en las zonas rurales, especialmente en el norte de la península (País Vasco y Navarra). Entre las principales causas del arraigo en estas zonas es la situación económica así como la defensa de los fueros.El bando de la regente contaba con una parte absolutista que habían sido fieles a Fernando VII. Además la regente pactó con el liberalismo moderado garantizar el paso al régimen liberal sin revoluciones populares. El
desarrollo de la guerra obligó a la regente a ampliar el apoyo, así pues, la base social del bando liberal era: los sectores moderados y reformistas, los altos cargos del ejército, la alta jerarquía, la burguésía, intelectuales, escasos obreros industriales… Este bando estaba apoyado por Inglaterra, Portugal y Francia.
Desarrollo de la guerra
La guerra surgía dos días después de la muerte de Fernando VII, el 1 de Octubre de 1833, cuando Don Carlos reivindicó desde Portugal sus derechos dinásticos. Fue proclamado rey en diversas ciudades. El carlismo no pudo contar con un ejército regular, pero con el apoyo popular se organizaron guerrillas. La prolongación de la guerra se debíó más a las vacilaciones de la regente. Se pueden distinguir dos etapas:
Primera etapa: (1833-1835)
la iniciativa corresponde a los carlistas gracias a la presencia del general Zumalarregui. Estos consiguen el control de gran parte del País Vasco aunque fracasan en el control de grandes capitales. La muerte de Zumalarregui permite a las tropas de María Cristina tomas la iniciativa y el general liberal derrota a las tropas carlistas en Luchana en 1836. Mientras tanto del general Cabrera organiza las partidas aragonesas y catalanas.
Segunda etapa: (1835-1837)
la iniciativa va a corresponder al ejército liberal. Lo más significativo es la entrada de Don Carlos en España y el fracaso de su intento de entrar en Madrid incapaz de tomar la capital, el ejército carlista se repliega hacia el norte.
Tercera etapa: (1837-1840)
Estuvo en marcha por la división ideología del carlismo. Por un lado los transacionistas, partidarios de alcanzar un acuerdo con los liberales; y por el otro lo intransigentes, partidarios de continuar la guerra.
Fin de la guerra
El jefe de los transacioncistas el general Maroto, acordó la firma del
CONVENIO DE VERGARA con el general liberal Espartero. Este acuerdo establecía la negociación para el mantenimiento de los fueros y la integración de los oficiales en el ejército real. Solo las partidas carlistas de Cabrera resistían en el Maestrazgo en una guerra ya perdida hasta su total derrota en 1840. El conflicto acabó en 1839, pero el carlismo y su defensa del Antiguo Régimen reaparecieron, convirtiéndose en un fenómeno de larga duración que recorríó todo el Siglo XIX y XX de la historia de España y aunque ha cambiado se mantiene hasta la actualidad. En el Siglo XIX reaparecerá con dos nuevas guerras y la 3º guerra carlista. Pacíficamente lo hará a través de los partidos políticos y ya en el Siglo XX en la figura de
Irequetés de la Guerra Civil o dando su apoyo al régimen franquista.