La Revolución Liberal Burguesa en España
La Revolución Liberal Burguesa fue un proceso violento que sustituyó la sociedad feudal del Antiguo Régimen por una sociedad liberal, burguesa y capitalista. Implicó:
- Cambios políticos: Aparición del Estado constitucional basado en la libertad política, la igualdad jurídica de los ciudadanos, la división de poderes y la soberanía nacional.
- Cambios económicos: Crecimiento demográfico, libre contratación de la fuerza de trabajo, libre circulación del capital.
- Nueva ideología: Basada en la racionalidad y la ciencia como medio de crecimiento económico y desarrollo.
En España, la revolución liberal se caracterizó por la lentitud y fragilidad de los cambios, la resistencia de los grupos privilegiados del Antiguo Régimen, la conflictividad y el retraso frente a otros países de Europa.
La Guerra Civil (1833-1840): La Primera Guerra Carlista
Tras la muerte de Fernando VII, absolutistas y liberales se enfrentaron en una guerra civil que duró siete años, conocida como la Primera Guerra Carlista. La reina regente María Cristina buscó el apoyo de los liberales, pero se negó a realizar cambios políticos, retrasando la respuesta a la sublevación. Aprovechando esto, el general Zumalacárregui organizó un ejército carlista, cuyos fundamentos eran:
- El absolutismo monárquico.
- La defensa de los fueros.
- La propiedad tradicional de la tierra.
- El integrismo religioso.
Las clases ilustradas, la burguesía y el proletariado urbano apoyaron a la reina regente para conseguir un gobierno constitucional.
La Primera Guerra Carlista (1833-1840): Desarrollo del Conflicto
La guerra se concentró en el País Vasco, extendiéndose por Cataluña, Aragón y el Maestrazgo. El arraigo del carlismo en el País Vasco se debía al foralismo como expresión de la tradición, la estructura señorial de la propiedad de la tierra y el legitimismo absolutista. Tras unos inicios con alzamientos fallidos, Zumalacárregui tomó el mando y convirtió a las partidas guerrilleras en un ejército bien formado.
La Guerra de Zumalacárregui y el Convenio de Vergara
Bilbao fue conquistada por los liberales, liderados por Espartero, y Zumalacárregui murió. Finalmente, las negociaciones entre liberales y carlistas dieron como resultado el Convenio de Vergara, que puso fin a la guerra en el País Vasco. El gobierno liberal admitió a los soldados carlistas que aceptaron el convenio y respetó el régimen foral de las provincias vascas.
La Evolución Política (1833-1843)
Corrientes del Liberalismo: Moderados y Progresistas
Entre moderados y progresistas no había grandes diferencias: ambos admitían una ley fundamental escrita (Constitución), órganos representativos de la nación basados en el sufragio censitario, un régimen con opinión pública y libertades individuales. Sin embargo:
- Modelo moderado: Pragmático, priorizaba los intereses económicos sobre los políticos. Buscaban un Estado unitario con una administración centralizada, controlada por las clases propietarias e ilustradas. Consideraban la monarquía como institución clave.
- Modelo progresista: Reformista, defendían la soberanía popular, las Cortes como representantes de esa soberanía, la Constitución como ley suprema, un rey que jurara y cumpliera la Constitución, y un poder neutral del monarca. Defendían un sufragio censitario menos restringido, la eliminación del servicio militar obligatorio y la creación de un ejército profesional.
El Estatuto Real (1834)
En 1834, el ministro Martínez de la Rosa intentó equilibrar a moderados y progresistas con el Estatuto Real, una carta otorgada firmada por la reina gobernadora que fijaba por escrito la transición entre el Antiguo Régimen y el nuevo. Sin embargo, a los pocos años, los liberales radicales propusieron una nueva Constitución basada en la soberanía nacional o el retorno a la de 1812.
La Radicalización Liberal y la Constitución de 1837
La mala situación de la hacienda pública provocó rebeliones, culminando en el pronunciamiento de los sargentos de La Granja, que obligó a reestablecer la Constitución de 1812 y a dar el gobierno a los progresistas. Dificultades en la adaptación de la Constitución de 1812 llevaron a la creación de una nueva. Los gobiernos de Mendizábal y Calatrava promulgaron decretos de disolución de conventos, expropiación y desamortización de sus bienes. La Constitución de 1837 estableció un sistema bicameral, la soberanía nacional, la división de poderes, el reconocimiento de los derechos individuales, la libertad de prensa, la autonomía política y de gestión de los ayuntamientos, y la recuperación de la milicia nacional.