A) La Autarquía (1939-1951):
Tras la Guerra Civil, el régimen franquista implementó una política de autarquía, buscando la autosuficiencia económica y el aislamiento del exterior. Esta política se caracterizó por:
Intervencionismo Estatal:
- Creación del Instituto Nacional de Industria (INI) en 1941 para impulsar las industrias básicas.
- Ley de Industria (1939) que otorgaba al Estado control sobre la producción, importación y exportación.
- Intervención en el sector agrícola a través del Servicio Nacional del Trigo, que fijaba precios y controlaba el racionamiento.
- Énfasis en la colonización agraria a través del regadío y el asentamiento de colonos.
- Creación del Servicio Nacional de Concentración Parcelaria y Ordenación Rural en 1952 para combatir el minifundio.
Consecuencias:
- Estancamiento industrial debido a la falta de competencia y tecnología extranjera.
- Escasez de bienes de consumo y racionamiento.
- Inflación galopante debido a la financiación estatal a través de deuda pública.
- Bajos salarios y pérdida de poder adquisitivo para los trabajadores.
La Industria:
La actividad industrial se estancó. A través de la Ley de Industria (1939), todas las industrias tenían la obligación de solicitar al Estado permisos para producir, importar y exportar. En septiembre de 1941 se creaba el Instituto Nacional de Industria, cuya finalidad era potenciar la creación de industrias básicas. Con este marco legal se pretendió industrializar el país en la década de los cuarenta.
Los Salarios y las Finanzas:
Los salarios descendieron a un nivel inferior al de antes de la Guerra Civil, lo que se tradujo en la pérdida de nivel de vida y de poder adquisitivo. La inflación de los años cuarenta fue la más elevada de la historia de España debido a las necesidades de financiación del Estado. Como los ingresos estatales eran escasos se generaba una gran deuda pública. El régimen de Franco no intentó llevar a cabo una reforma fiscal que posibilitara un incremento de los ingresos estatales.
B) El Agotamiento de la Autarquía (1951-1959):
Entre 1951 y 1959 se iniciaron cambios en las directrices económicas del régimen, que tuvieron como objetivo un progresivo abandono de la política autárquica. Las causas de estas reformas fueron las siguientes:
- Fin del bloqueo diplomático: amplió las posibilidades comerciales y económicas del país. La ayuda americana tuvo una enorme repercusión.
- Renovación gubernamental: nuevos equipos con miembros más liberales en los ministerios económicos. Manuel Arburúa impulsó una mayor liberalización del comercio y de los precios tras la desaparición del racionamiento (1952).
- Conciencia del agotamiento del modelo autárquico: los dirigentes del régimen reconocieron la incapacidad del sistema para abastecer y desarrollar el país. Las crecientes protestas sociales, el aumento de la inflación y la amenaza de recesión económica evidenciaron la inviabilidad del sistema.
- Llegada de los tecnócratas del Opus Dei al gobierno: promovieron una mayor integración con la economía internacional. España ingresó en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
En la década de los 50, España rompe con su aislamiento político lo que implicó la apertura económica al exterior: fin del racionamiento, liberalización del comercio interior, apertura al mercado internacional. Todo ello ocasionó un incipiente despegue pero sin llegar a abandonar la autarquía.
Terreno Social:
Se procuró mejorar la situación de las clases trabajadoras aunque se les siguieron negando las libertades sindicales y reprimiendo cualquier movimiento reivindicativo, del mismo modo que se les negaban a todos los españoles las libertades políticas. Hubo lagunas importantes que condujeron al país a la bancarrota. Los problemas eran la inflación y el déficit comercial con el exterior. Para combatirlos, se llevó a cabo el Plan de Estabilización (1959). Supuso un reajuste en la política económica.
La Oposición Política al Régimen:
Al terminar la Guerra Civil se prohibió toda actividad política que no fuera la del partido único, se promulgaron una serie de leyes para exigir responsabilidades políticas a quienes hubieran tenido algún tipo de colaboración con la República. La oposición al régimen quedó totalmente desarticulada tras la guerra. En el exterior, las diferentes fuerzas de la República fueron incapaces de coordinarse. La mayoría de los exiliados se repartieron entre Francia, México, Inglaterra y la URSS.
La oposición política se orientó en dos frentes principales:
- Un movimiento guerrillero en el interior (maquis) impulsado fundamentalmente por el Partido Comunista de España.
- Un gobierno republicano en el exilio, constituido al término de la Guerra Civil por las principales fuerzas republicanas.
A Partir de la Década de los 50:
Comenzó la lenta reconstrucción en el interior de España de una auténtica oposición, caracterizada por tres rasgos:
- Se expresó en una protesta social que desplazaba a la lucha armada de los maquis.
- El centro principal de la oposición se estableció en el interior del país y no en el exilio, como había sucedido hasta ese momento. Las protestas se canalizaron a través de los propios cauces de expresión autorizados por el régimen. Se convocaron huelgas obreras. Destacaron las siguientes:
- Las de 1951 iniciadas en Barcelona con un boicot popular contra la subida de las tarifas de los tranvías durante el cual los ciudadanos se negaron a utilizar estos vehículos.
- Las de 1956-58 se reprodujeron las huelgas en el País Vasco, Madrid y Barcelona como protesta contra la inflación.
- En el ámbito universitario se iniciaron los primeros conflictos relevantes entre el SEU y los estudiantes que lo rechazaban. El más grave se produjo con motivo de las elecciones de 1956. Los incidentes provocaron una purga general en la que fueron destituidos el ministro de educación y los rectores de numerosas universidades.