Transformación y compromiso de la Iglesia en el mundo contemporáneo: de la libertad religiosa al diálogo interreligioso

Una nueva manera de estar en el mundo para la Iglesia

El Concilio Vaticano II, con su declaración sobre la libertad religiosa, no solo reconocía sino que también apoyaba la absoluta independencia de la Iglesia de los poderes políticos y la libertad de conciencia para todos los ciudadanos. Esto tuvo una gran repercusión en España, donde la Iglesia apoyó el proceso de transición política que se desarrolló en la segunda mitad de los años setenta. La Iglesia renunciaba así a cualquier tipo de privilegio y se comprometía a actuar en la sociedad dando testimonio de su misión y ayudando a los más necesitados. Al mismo tiempo, se comprometía mundialmente con las causas de la convivencia y del desarrollo para los pueblos. Se iniciaban los trabajos en el ámbito del ecumenismo con la participación de la Iglesia en el Consejo Ecuménico de las Iglesias.

Comprometida con el cambio

Pablo VI continuó durante todo su mandato con una intensa actividad fuera de Italia: viajó a América Latina, a África y al Extremo Oriente. Además de visitar organismos internacionales como la ONU, la UNESCO y la FAO, inicia una intensa actividad diplomática con los países del Este, los del bloque comunista. La Iglesia, en fin, se compromete muy seriamente con el enorme cambio que el Concilio Vaticano II había supuesto en su propia historia y encuentra una manera distinta de hacerse presente en el mundo, más centrada en el testimonio y el anuncio del mensaje de Jesús.

Una Iglesia visible y activa en el mundo

Juan Pablo II promovió durante todo su pontificado una presencia activa y significativa de la Iglesia en el mundo. Sus constantes viajes y su presencia en organismos internacionales son una manifestación de ello. Pero su intención iba más allá: pretendía que la Iglesia fuera un referente ético y moral, y que su mensaje pudiera hacerse oír en todo el mundo.

  • Se comprometió en el proceso de cambio de los países del ámbito comunista, de tal manera que tuvo una importante influencia en la caída del muro de Berlín del año 1989.
  • Del mismo modo, impulsó mucho la Doctrina Social de la Iglesia con el fin de que, desaparecido el comunismo, todo no quedara al servicio de una economía globalizada. Un liberalismo exacerbado puede ahogar a la persona en el mero consumismo y crear una mentalidad materialista de la vida. La Doctrina Social de la Iglesia aporta los criterios morales cristianos para la vida social, política, económica y cultural.
  • Otro de los ámbitos en el que Juan Pablo II orientó la acción y la presencia de la Iglesia fue en el del encuentro con las demás religiones. El año 1986 convocó en la ciudad de Asís a los líderes de las principales religiones del mundo para orar por la paz. Allí nació el que hoy se conoce como el «Espíritu de Asís».

La nueva evangelización

En torno al cambio de milenio, en el año 2000, en toda la Iglesia se relanzó el compromiso por la evangelización. Este nuevo impulso tuvo un especial reflejo en los esfuerzos por la evangelización de la juventud. Muestra de ello son las jornadas mundiales de encuentro de jóvenes cristianos que se han ido desarrollando por todo el mundo y que cuentan siempre con la presencia del Papa. Así se continuaba también con una línea iniciada por Pablo VI, la de hacer una Iglesia más universal, fiel reflejo de las diferentes culturas y pueblos del mundo. Por otra parte, este nuevo impulso evangelizador pretendía también hacer frente a la creciente influencia de las sectas, en especial en América Latina. A finales del siglo XX, el peso de la Iglesia católica se ha ido desplazando de Europa a África, América e incluso a Asia, zonas en las que existe un gran florecimiento y vitalidad de las comunidades cristianas.

Toledo, ciudad de la convivencia

Tras la caída del Imperio romano, los visigodos convirtieron Toledo en su capital, lo que hizo que se congregara en ella una intensa actividad cultural. Los árabes la ocupan en el año 712 y los judíos la convierten en la primera ciudad hebrea de España. Se calcula que pudieron vivir en ella hasta 12,000 judíos, muy activos en economía y artesanía. En 1085, Alfonso VI conquista la ciudad, que pasa a depender de los reinos cristianos. A partir de esa fecha, convivieron en la ciudad del Tajo tres comunidades de distinta etnia, cultura y religión: los cristianos, los judíos y los musulmanes. Esta respetuosa convivencia, que se prolongó hasta finales de la Edad Media, dejaría huellas profundas. La pluralidad cultural de Toledo se nota en la propia configuración urbana de la ciudad, que muestra el respeto hacia las tradiciones judía, cristiana e islámica; sobre todo, en su arquitectura, particularmente en el arte mudéjar, que constituye una síntesis de los estilos de las tres comunidades religiosas. Un claro ejemplo de esto lo constituye la sinagoga del Tránsito, del siglo XIV. Se trata de una sinagoga judía que se decora con esquemas de estilo mudéjar y que contiene inscripciones históricas y bíblicas en caracteres hebreos. Frente al clima de intolerancia y enfrentamiento que se vivió en buena parte de España durante la Reconquista, Toledo fue durante una larga etapa centro de encuentro de filósofos, poetas y artistas de las más diversas procedencias.

Córdoba, musulmana, judía y cristiana

La ciudad andaluza de Córdoba, custodiada por Sierra Morena y atravesada por el río Guadalquivir, refleja su larga y rica historia con sus ruinas romanas, vestigios de templos visigodos, construcciones medievales árabes, cristianas y judías, palacios y templos renacentistas, barrocos y neoclásicos, y el elenco de celebridades que hicieron su aporte a las letras, la filosofía o las ciencias, entre ellos Séneca, Maimónides y Averroes. Durante el siglo X, bajo el dominio musulmán, Córdoba tuvo su momento de esplendor. Fue declarada capital del califato y se transformó en la ciudad más importante de Europa. Ejemplo de convivencia entre judíos, cristianos y musulmanes, la ciudad llegó a tener casi trescientos mil habitantes, cientos de mezquitas, iluminación pública (setecientos años antes que Londres o París), sofisticados sistemas de riego y alcantarillado. Córdoba, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984, cuenta con un pasado histórico que tuvo por protagonistas a judíos, cristianos y musulmanes y es, en la actualidad, un gran referente cultural en Europa y un lugar emblemático de encuentro y convivencia interreligiosa.

Averroes (1126-1198)

Averroes nació en Córdoba, en el seno de una familia de estudiosos del derecho. Destacó, entre otras cosas, por sus comentarios sobre la obra de Aristóteles, de quien recoge sus elementos materialistas y racionalistas. Afirma que la materia y el movimiento son eternos; la creación se explica como una continua renovación por una causa eterna. En ética, rechaza que algo sea bueno o malo solo porque así lo ha revelado Alá. El criterio de moralidad ha de buscarse en la naturaleza, en la razón y la convivencia de la sociedad. Su doctrina, el averroísmo, estuvo presente en todas las universidades europeas del siglo XIII, por lo que su influencia fue muy notable también en el desarrollo de la filosofía cristiana, que por esa época también bebía de las fuentes aristotélicas.

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