Transformación y Conflicto: La Baja Edad Media en la Península Ibérica

LA BAJA EDAD MEDIA

La fase expansiva de los siglos XI al XIII se interrumpió, dando lugar a una etapa marcada por el hambre, la peste, las guerras y los conflictos sociales.

El resultado fueron guerras civiles y cambios en las instituciones de gobierno. A pesar de ello, los principales reinos peninsulares continuaron su expansión.

1. La crisis demográfica, económica y política

1.1 La crisis demográfica y agrícola

Durante la primera mitad del siglo XIV se sucedieron malas cosechas, lo que conllevó a que se rompiera el equilibrio precario entre población y recursos y se produjera la crisis de subsistencia. Esta consistió en la escasez de alimentos, que encarecieron, provocando hambre y debilidad frente a las enfermedades.

A ello se le unió la llegada y expansión en Europa de la peste negra en 1348 a través de rutas comerciales, transmitida por las pulgas de las ratas. Esta enfermedad ocasionó una gran mortandad y afectó a las clases más humildes, aunque ni siquiera los reyes se salvaron.

1.2 Consecuencias del declive demográfico

En el campo surgieron despoblamientos en muchos lugares, descendió la producción agrícola, aumentaron los precios y las rentas señoriales se redujeron. Para evitar la reducción de las rentas, los señores engrandecieron sus dominios aprovechando la debilidad del monarca y endureciendo la servidumbre con nuevos impuestos. Así, se extendió la práctica del mayorazgo y se produjeron arrendamientos en plazos cortos para revisar las rentas al alza.

En las ciudades, descendió la demanda de productos manufacturados, se produjo el colapso del comercio internacional y se dio la ruina de comerciantes y artesanos.

1.3 Revueltas sociales

Fruto de las dificultades económicas y del descontento de las masas populares, se dieron revueltas campesinas de carácter antiseñorial en:

  • Castilla: revueltas de alcance limitado como la de Sepúlveda o Paredes de Nava.
  • Cataluña: la revuelta de los payeses de remensa, unidos en un gran sindicato.
  • Galicia: la rebelión de los Irmandiños o Guerra Irmandiña entre la Santa Irmandade y los nobles.
  • Ciudades: revueltas de gente menuda contra la oligarquía dirigente, entre mandos de la nobleza local y contra los judíos, muchos de los cuales se convirtieron al cristianismo.

1.4 Crisis económica y consecuencias

La crisis económica tuvo menos incidencia en las ciudades.

En Castilla, descendió la producción agrícola, pero la ganadería lanar tuvo un auge sin precedentes. Debido a la Guerra de los Cien Años, Castilla se convirtió en el principal abastecedor de lana de Flandes, aumentando las tierras de pastoreo y la cabaña ganadera. Así, se favoreció a los grandes propietarios de ovejas.

En Aragón, a la crisis demográfica y agrícola se unió el colapso del comercio marítimo. Las actividades urbanas menguaron y altos burgueses y nobles se convirtieron en rentistas, invirtiendo en deuda para la monarquía y los municipios.

1.5 Crisis política e institucional

La crisis económica y social afectó a la estabilidad de los reinos. Desde finales del siglo XIII, los nobles quisieron afianzar su poder político, imponiendo su voluntad a los monarcas. A la par, se inició un proceso de fortalecimiento del poder monárquico en virtud de las teorías cesaristas derivadas de la expansión del derecho romano por las universidades europeas: de «señor de vasallos» a «soberano de súbditos».

El resultado fueron continuos enfrentamientos que se convirtieron en auténticas guerras civiles.

2. Evolución y crisis política en los diferentes reinos

2.1 Corona de Castilla

a) Instituciones políticas

A pesar del avance de la nobleza, se fortaleció el poder regio a través de las instituciones de gobierno. Con Alfonso XI tuvo lugar el Ordenamiento de Alcalá: un conjunto de normas jurídicas para todo el reino.

En el ámbito local, se acabó con los concejos abiertos con el establecimiento de regimientos o concejos restringidos.

Con los Trastámara, continuó la centralización política en torno al rey, para lo que se limitaron las funciones de las Cortes. El Consejo Real se transformó en un órgano más técnico, integrado por legistas; se creó la Audiencia como órgano supremo de justicia y, en el ámbito local, se creó la figura del corregidor como instrumento de control del poder regio en los municipios.

b) Guerra civil

Tras la muerte de Alfonso XI, su hijo y sucesor Pedro I tuvo que enfrentarse a su hermanastro Enrique de Trastámara, dando lugar a una guerra civil. Pedro I contaba con el apoyo financiero de los judíos y el asesoramiento de legistas, lo que provocó una fuerte oposición de la nobleza, que apoyó a Enrique. La guerra se enmarca dentro de un escenario más amplio: es un epílogo de la guerra entre Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón, y la Guerra de los Cien Años entre Francia (apoyada por Enrique) e Inglaterra (apoyada por Pedro).

La guerra duró tres años, hasta el asesinato de Pedro I. Esto supuso el final de la Casa de Borgoña y el inicio de la dinastía de los Trastámara con Enrique II.

c) Nueva nobleza

Enrique II concedió las mercedes enriqueñas a la nobleza que le apoyó, con importantes privilegios, con los que aumentó su patrimonio y poder.

A lo largo del siglo XV se sucedieron continuos enfrentamientos entre los bandos nobiliarios y la realeza. Así, con Juan II de Castilla estalló una guerra civil a la muerte de Fernando de Antequera. Se había formado el bando nobiliario de los «infantes de Aragón» (hijos de Fernando), que se oponían a Juan II, quien era apoyado por parte de la nobleza, encabezada por Álvaro de Luna. Estos últimos vencieron en Olmedo. De nuevo, la nobleza salió fortalecida.

Con el reinado de Enrique IV se extendió la anarquía nobiliaria por todo el reino. En este sentido, la aristocracia llegó a la máxima expresión de irreverencia en la Farsa de Ávila, donde una efigie del rey fue destronada para exigir que se nombrara como heredero a Alfonso (hermanastro del rey) y no a su hija Juana «la Beltraneja». Después de esta farsa, en 1468, murió Alfonso y Enrique IV aceptó en el Pacto de los Toros de Guisando que le sucediera su hermanastra Isabel, a cambio de que esta se casara con el futuro rey de Portugal. Sin embargo, Isabel se casó con Fernando (hijo de Juan II de Aragón) y Enrique IV nombró de nuevo como sucesora a Juana «la Beltraneja».

d) Guerra de Sucesión en Castilla

A la muerte de Enrique IV, Isabel se proclamó reina de Castilla con el apoyo de la nobleza. Alfonso V, rey de Portugal y prometido de Juana «la Beltraneja», invadió Castilla y reivindicó la corona, por lo que comenzó una guerra civil. Se formaron dos bandos: los que apoyaban a Isabel (la mayor parte del clero, la nobleza y Aragón) y los que apoyaban a Juana (una pequeña parte de la nobleza, Portugal y Francia). Se impuso el bando isabelino tras la batalla de Toro y, en 1478, se firmó la paz con Francia y Portugal. En 1479, a través del Tratado de Alcaçovas, Juana fue recluida en un convento de por vida y los Reyes Católicos renunciaron a hacerse con Portugal. Castilla reconoció las conquistas atlánticas portuguesas y Portugal las Islas Canarias para Castilla.

e) Recuperación demográfica y económica a lo largo del siglo XV

A finales del siglo XV, Castilla se había recuperado de la crisis gracias al crecimiento de la ganadería lanar, por lo que recobró su importancia la Mesta. Gracias a la reactivación del comercio exterior, se vendía lana y hierro vasco a Flandes e Inglaterra, y vino y aceite a África y Europa Atlántica. Cada vez cobraron más importancia las ferias de carácter internacional, como la de Medina del Campo.

2.2 Corona de Aragón

a) Instituciones políticas: el pactismo

El reino de Aragón no era un reino centralizado, sino una confederación de reinos, cada uno con sus instituciones y leyes, y se basaba en el concepto feudal de pacto entre el señor y sus vasallos.

  • Las Cortes: tenían un papel de contrapeso y control del poder real; dependían de los intereses de las fuerzas dirigentes.
  • Diputaciones generales: estaban a modo de comisión para organizar y controlar la recaudación tras conceder un subsidio. Al principio eran temporales, pero se hicieron permanentes.
  • Órgano de justicia: estaba desempeñado por un noble elegido en las Cortes, e interpretaba y defendía los diferentes fueros de los reinos.
  • El poder de los municipios: fue cayendo en manos de oligarquías urbanas y estaba formado por un delegado real, varios magistrados y el Consejo municipal.
b) El Compromiso de Caspe y la dinastía Trastámara

Muerto sin descendencia Martín I «el Humano», se planteó el problema sucesorio. Los candidatos eran Jaime, el conde de Urgel, y Fernando de Trastámara (regente de la Corona de Castilla). En el Compromiso de Caspe se reunieron tres representantes de cada reino y eligieron a Fernando. Así, al igual que en Castilla, los Trastámara intentaron reforzar la autoridad monárquica, lo que chocó con los intereses de la nobleza. Alfonso V «el Magnánimo» buscó apoyo en los payeses de remensa, suspendiendo la servidumbre temporalmente. Juan II de Aragón tuvo que hacer frente a importantes revueltas que provocaron una guerra civil contra las instituciones catalanas.

c) La guerra civil catalana (1462-1472)

Se produjo un enfrentamiento entre las instituciones catalanas (la Generalitat y el Consell de Cent) contra Juan II, apoyado por los payeses de remensa y las clases populares urbanas. Se intensificaron los enfrentamientos entre señores y payeses de remensa debido a la abolición de los malos usos.

Se produjo un conflicto por el control del poder de Barcelona entre los ciudadanos (apoyados por la Biga) y los señores (ayudados por la Busca). Con el tiempo, el conflicto se internacionalizó.

Juan II recibió el apoyo de Francia; los rebeldes ofrecieron Cataluña a Castilla, pero esta acabó rechazando la intervención. Finalmente, Juan II logró imponerse y optó por la reconciliación en la Paz de Pedralbes (1472), aunque no se solucionaron los problemas.

Se produjo la pacificación del campo con la Sentencia Arbitral de Guadalupe, por la cual se abolió la remensa y los malos usos, y se confirmó el poder señorial. Se estableció un pactismo moderado en las Cortes de Barcelona, pues el rey juró fidelidad a los fueros y tuvo la capacidad de intervenir en la Generalitat y en el Consell de Cent.

2.3 Reino de Navarra

a) Instituciones políticas

Prevalecía el pactismo y las Cortes impedían fortalecer el poder monárquico. Tenía instituciones similares a los grandes reinos peninsulares:

  • Consejo Real: órgano asesor del rey.
  • Cortes: ante ellas, el rey debía jurar el mantenimiento de los fueros del reino.

A mediados del siglo XV se creó la Diputación de los Tres Estados para gestionar la recaudación de los subsidios votados en las Cortes.

b) Guerra civil

Desde finales del siglo XIII, Navarra estuvo gobernada por dinastías francesas. A partir de 1328, con la llegada de la Casa de Evreux, se inició la desvinculación de Francia. Afectada por la crisis, tras la muerte de la reina Blanca de Navarra, hubo una disputa por el trono entre su esposo Juan II de Aragón y su hijo Carlos de Viana. La tensión existente se convirtió en guerra civil al canalizarse la rivalidad entre los beamonteses (que apoyaban a Carlos) y los agramonteses (que apoyaban a Juan). La guerra finalizó con la muerte de Carlos, aunque el conflicto continuó en Navarra y derivó en la guerra civil catalana.

3. La expansión marítima de los reinos peninsulares

3.1 Expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo

Desde finales del siglo XIII, los monarcas aragoneses iniciaron su expansión por el Mediterráneo.

Previamente, Jaime I se había hecho con las Islas Baleares. La firma del Tratado de Corbeil con Francia y los pactos de delimitación con Castilla impedían su expansión por el norte y el sur. Esto llevó a una expansión por el Mediterráneo, en la que Pedro «el Grande» ocupó Sicilia y, en el Tratado de Monteagudo con Castilla, se repartieron las zonas del norte de África. Jaime II ocupó Cerdeña y mercenarios almogáraves conquistaron los ducados de Atenas y Neopatria. Alfonso V conquistó Nápoles.

Los territorios incorporados quedaron bajo el control de príncipes o virreyes. Al amparo de esta expansión, se desarrolló un activo comercio internacional. La crisis del siglo XV en Cataluña hizo que Valencia tomara el relevo, pero el avance otomano y la caída de Bizancio aceleraron la decadencia del comercio mediterráneo, al tiempo que emergían nuevas rutas atlánticas.

3.2 Las rutas atlánticas. Castellanos y portugueses. La conquista del Estrecho y Canarias

a) Control del Estrecho

Durante la Baja Edad Media, el avance conquistador no se detuvo. El objetivo de Castilla era arrebatar el Estrecho de Gibraltar a Granada, lo que se prolongó desde 1292 (cuando Sancho IV tomó Tarifa) hasta 1462 (cuando Enrique IV controló Gibraltar). Previamente, tuvo lugar la batalla del Salado contra los benimerines, donde Alfonso XI se hizo con Algeciras.

b) Rutas atlánticas

La exploración y conquista de Canarias se enmarcan en el contexto de la expansión de portugueses y castellanos por el Atlántico.

c) Expansión portuguesa por el Atlántico

Se dio desde comienzos del siglo XIV, siguiendo la costa occidental africana en busca de esclavos. Los portugueses se hicieron con Ceuta, Madeira, Azores, Cabo Verde y el golfo de Guinea. Las Islas Canarias estaban bajo su influencia.

d) Conquista de Canarias

En 1312, Lancelotto Malocello desembarcó en Lanzarote. En 1344, el papa Clemente VI concedió el reinado a un nieto de Alfonso X, pero fracasó. A comienzos del siglo XV se emprendió la conquista efectiva: con Enrique III, Jean de Bethencourt saqueó Lanzarote y Fuerteventura, pero acabó vendiendo los derechos señoriales de Enrique III a nobles castellanos y portugueses. Desde 1475, los Reyes Católicos iniciaron su conquista. Se produjeron disputas con Portugal, que apoyaba a los indígenas rebeldes. Estas disputas finalizaron tras el Tratado de Alcaçovas. Finalmente, la victoria de Acentejo en 1493 supuso la derrota de los guanches.

4. Cultura y arte

4.1 Crisis religiosa y cambio de mentalidad

La gran mortandad dio lugar a un cierto pesimismo y escepticismo en la Iglesia. De esta manera, a finales del siglo XIV se produjo el Cisma de Occidente, llegando a haber hasta tres papas. Frente al relajamiento que sufrió la Iglesia, aparecieron nuevas órdenes religiosas y diversas corrientes. La mentalidad fue cambiando hacia el goce de la vida, que desembocaría durante el Renacimiento en el Carpe Diem. Apareció un espíritu crítico y satírico frente al dogmatismo y la rigidez tradicional. La religiosidad personal e intimista llevó a las posturas erasmistas y a diversas reformas. Todo ello se recogió en la literatura de la época, de carácter didáctico y satírico.

4.2 Expansión del arte gótico

Durante la Baja Edad Media, continuó la expansión del arte gótico en su última fase. Se usaba la tracería, el arco conopial, los chapiteles… Estas características aparecen en las catedrales de Palencia y Sevilla, y en la Lonja de Valencia. El arte mudéjar también alcanzó un gran desarrollo en estos siglos. Algunos edificios característicos son San Lorenzo y San Andrés.

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