Transformación y Retraso en la España del Siglo XIX

A lo largo del siglo XIX, el antiguo régimen se vio reemplazado por un sistema político liberal. La población creció, la economía se modernizó y se estableció una nueva sociedad de clases basada en la riqueza. No obstante, estas transformaciones fueron limitadas, por lo que a principios del siglo XX, España se encontraba retrasada respecto a las grandes potencias europeas. Este retraso se debió a varias razones de tipo político, demográfico, económico y social.

Cambios Políticos

Los cambios políticos se produjeron en un ambiente de gran inestabilidad, marcado por las guerras civiles, los golpes de estado militares y la pérdida de la mayor parte del imperio colonial.

Crecimiento Demográfico

El crecimiento demográfico fue moderado, debido a la persistencia de tasas de mortalidad altas, y a la crisis de subsistencias y epidemias.

Progreso Económico

Los progresos económicos fueron tardíos, lentos y menos intensos que en otros países europeos. En consecuencia, a principios del siglo XX, España continuaba siendo un país agrario, tanto por la población activa ocupada como por la riqueza generada.

Sociedad

La sociedad siguió encabezada por los terratenientes que conservaron intacta su influencia; el campesinado continuó siendo numeroso, y la burguesía y el proletariado crecieron menos que en otros países europeos.

Cultura

La cultura continuó lastrada por el elevado analfabetismo.

El Reinado de Carlos IV: La Crisis del Antiguo Régimen

La crisis política del antiguo régimen se inició en el reinado de Carlos IV. Cuando al año siguiente de su acceso al trono estalló la Revolución Francesa, España llevó a cabo una política fluctuante. En un primer momento puso fin a las reformas ilustradas, por considerar que sus ideas habían originado la revolución en Francia. En 1793, tras la ejecución de Luis XVI, España, junto a otras potencias absolutistas, declaró la guerra a la Francia revolucionaria. Pero esta invadió el País Vasco y Navarra, y España tuvo que pedir la paz (Paz de Basilea de 1795). Más tarde, el primer ministro del rey, Manuel Godoy, se alió con Francia y firmó con Napoleón el Tratado de Fontainebleau (1807) para repartirse Portugal.

Motín de Aranjuez

Sublevación popular contra la política de Godoy, como consecuencia Carlos IV quitó a Godoy y abdicó en su hijo Fernando, el futuro Fernando VII. Napoleón se ofreció entonces como mediador en el conflicto entre padre e hijo, los atrajo a Bayona (Francia), donde logró que ambos abdicasen en él, y cedió el trono de España a su hermano, José I Bonaparte. Este implantó algunas reformas liberalizadoras en España, que contaron con el apoyo de algunos españoles, conocidos como afrancesados, en cambio, el pueblo era contrario al destronamiento de los Borbones, y el 2 de mayo de 1808 el pueblo de Madrid se levantó en armas contra las tropas francesas, así se inició la Guerra de la Independencia.

La Guerra de la Independencia

La Guerra de la Independencia fue a la vez una lucha de liberación contra la invasión francesa y el inicio de la revolución liberal contra el absolutismo.

Batalla de Bailén (1808)

Segunda victoria del ejército español ante el ejército francés de Napoleón.

Las Cortes de Cádiz y la Revolución Liberal

La revolución liberal contra el absolutismo se desarrolló de forma paralela a la guerra. Ante el vacío de poder por la ausencia de los reyes, se crearon Juntas Provinciales de Defensa para dirigir la guerra, y una Junta Suprema Central para coordinarla. Esta asumió el poder y convocó Cortes en Cádiz (1810) para reformar el antiguo régimen. Los diputados convocados a Cortes eran en su mayoría reformistas y liberales. Bajo su influencia, las Cortes proclamaron la Constitución de 1812 y llevaron a cabo una obra revolucionaria, aprobando leyes para liquidar el antiguo régimen.

La Constitución de 1812

Reconocía derechos individuales, como la igualdad ante la ley, y establecía la soberanía nacional y la división de poderes. Con ello, el absolutismo se sustituía por un sistema político liberal.

Las Leyes Dadas por las Cortes
  • Establecieron la libertad de imprenta (1810).
  • Abolieron los señoríos (1811), los gremios (1813) y la Inquisición (1813).

El Restablecimiento del Absolutismo: Fernando VII

Al inicio de su reinado (1814-1820), Fernando VII restableció el absolutismo, abolió la obra de las Cortes de Cádiz y persiguió a los liberales. Algunos se exiliaron, pero otros trataron de alcanzar el poder mediante pronunciamientos o golpes de Estado militares. Entre 1820 y 1823 el triunfo de uno de estos pronunciamientos, dirigido por Rafael de Riego en 1820, dio lugar al Trienio Liberal. Durante ese periodo, los gobiernos liberales restablecieron la Constitución y la obra de las Cortes de Cádiz. Mientras tanto, Fernando VII buscó el apoyo de las potencias absolutistas europeas integradas en la Santa Alianza. Esta envió un ejército, los Cien Mil Hijos de San Luis, que permitió a Fernando VII restablecer el absolutismo. Los diez últimos años del reinado, conocidos como la Década Ominosa (1823-1833), estuvieron marcados por el gobierno absolutista, la independencia de la América española y el problema sucesorio. Este se planteó cuando al nacer su hija Isabel (1830), Fernando VII derogó la Ley Sálica que impedía reinar a las mujeres.

El Reinado de Isabel II (1833-1868)

Durante la minoría de edad de Isabel II (1833-1843), ejercieron la regencia su madre, María Cristina, y el general Espartero. En este periodo se desencadenó una guerra civil, la Primera Guerra Carlista (1833-1839), en la que se enfrentaron los liberales y los absolutistas. Derrotados los absolutistas, se implantó en España un sistema político liberal. En 1843 se proclamó la mayoría de edad de Isabel II. Su reinado (1843-1868) se caracterizó por la inestabilidad política, debido al enfrentamiento entre los partidos liberales.

En el reinado de Isabel II se distinguen tres grandes periodos:

  • Década Moderada: Se rigió por la Constitución moderada de 1845.
  • Bienio Progresista: En él se redactó la Constitución de 1856, que no llegó a publicarse.
  • Desmoronamiento de la Monarquía Isabelina (1856-1868): Alternancia en el poder de los liberales moderados y de la Unión Liberal, un nuevo partido de centro. Además, aumentó la oposición al régimen liberal y surgieron nuevos partidos, como los demócratas, defensores del sufragio universal masculino, y los republicanos, que querían abolir la monarquía.

Sexenio Revolucionario (1868-1874)

Pacto de Ostende (1866)

Los demócratas y los liberales progresistas y de centro lo firmaron. En él se acordó derrocar a la reina y convocar Cortes Constituyentes por sufragio universal masculino para decidir el régimen político. Poco después triunfaba la Revolución de 1868 (La Gloriosa), lo que provocó el exilio de la reina. Se formó entonces un gobierno provisional, que promulgó la Constitución de 1869, la más avanzada hasta la fecha. Entre 1869 y 1874 se sucedieron dos periodos caracterizados por sus distintas formas del estado:

  • Monarquía Democrática (1871-1873): Elegido rey el italiano Amadeo de Saboya, este tuvo que enfrentarse con la oposición política de los republicanos y de los partidarios de los Borbones, y con distintas insurrecciones militares. Ante tan difícil situación, Amadeo abdicó en 1873 y se proclamó la República.
  • La Primera República (1873-1874): En este periodo se elaboró la Constitución de 1873, que no llegó a promulgarse. En ella se establecía un estado federal y descentralizado, al repartir el poder entre el Estado central y quince estados federales con autonomía. El gobierno republicano tuvo que enfrentarse a una nueva guerra carlista, a la guerra en Cuba y la insurrección de algunos municipios, como Cartagena, que se proclamaron cantones o repúblicas independientes. Estos problemas favorecieron la restauración de la monarquía borbónica.
Desamortización

Largo proceso histórico, económico y social iniciado a finales del siglo XVIII y cerrado ya muy entrado el siglo XX.

La Nueva Sociedad de Clases

En el siglo XIX, la sociedad estamental del antiguo régimen fue sustituida por una nueva sociedad de clases. No obstante, la antigua nobleza terrateniente mantuvo su poder, y el desarrollo de la burguesía y del proletariado fue escaso.

  • Clase Alta o Dirigente: Estaba integrada por la antigua nobleza y la alta burguesía.
  • Clase Media: Incluía a los medianos propietarios agrarios y a los grupos medios urbanos, como profesiones liberales, funcionarios, etc.
  • Clase Baja: Estaba formada en el campo por pequeños propietarios, arrendatarios y jornaleros; y en las ciudades por empleados, asalariados y un naciente proletariado, integrado por los obreros de las nuevas fábricas.

La Cultura en la Época Isabelina

  • La instrucción pública se fomentó desde mediados de siglo (Ley Moyano de 1857).
  • La prensa alcanzó un gran desarrollo, y se convirtió en un importante instrumento de influencia en la opinión pública.
  • Los centros culturales se multiplicaron.
  • La literatura aportó figuras destacadas. Pertenecieron a la corriente del Romanticismo (Duque de Rivas, José Zorrilla, José de Espronceda, Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro); del Naturalismo (Emilia Pardo Bazán); del Realismo (Benito Pérez Galdós); y del Costumbrismo (Ramón de Mesonero Romanos, Mariano José de Larra y Serafín Estébanez Calderón).

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