CAMBIOS AGRARIOS DURANTE EL S.XIX: LAS DESAMORTIZACIONES
Uno de los principales problemas del sector agrario español estaba relacionado con la estructura de la propiedad. Durante el Antiguo Régimen, gran parte de la tierra era de la nobleza, clero y municipios, y estaba improductiva. Esos bienes no podían ser vendidos ni divididos. Para solucionar este problema, se implementaron políticas de desamortización, las cuales fueron medidas revolucionarias adoptadas por los liberales en la primera mitad del s.XIX. Con las primeras desamortizaciones se buscaba que las propiedades pudieran ser vendidas o repartidas, marcando un paso para eliminar la sociedad estamental y fomentar una nueva clase social. Desamortizar significaba liberar la circulación de bienes y convertirlos en mercancías, esencial para un proceso capitalista.
Primeras Desamortizaciones
La primera desamortización comenzó en 1798 bajo Carlos IV, afectando los bienes de la Iglesia, principalmente de los jesuitas, y los ingresos se destinaron para gastos de guerra. En 1809, José I desamortizó bienes del clero y la aristocracia. Estas medidas perdieron validez con Fernando VII, pero se confirmaron durante el Trienio Liberal.
La Desamortización de Mendizábal
Con la llegada de los liberales al poder, la desamortización se intensificó gracias al ministro Juan Álvarez de Mendizábal, quién aprobó la ley de desamortización eclesiástica de 1837. Esta ley declaraba propiedad nacional todos los bienes de comunidades religiosas y los sometía a subasta pública. Las medidas duraron hasta 1844, cuando el gobierno moderado de Narváez las detuvo. Los objetivos eran sanear la deuda del Estado, financiar la guerra carlista, penalizar al clero carlista y crear una clase propietaria leal al liberalismo. Sin embargo, se criticó la falta de una reforma agraria adecuada. Aunque algunos terrenos se cultivaron, la redistribución de tierras fue mínima y perjudicó a campesinos y municipios, mientras que la Iglesia perdió muchos bienes, afectando su patrimonio artístico.
La Desamortización de Madoz
Durante el Bienio Progresista, se implementaron nuevas medidas desamortizadoras con la ley desamortizadora general de 1855, creada por el ministro de Hacienda Pascual Madoz. Esta ley afectó propiedades civiles, bienes de propios y tierras comunales y eclesiásticas. Hubo protestas, sobre todo de sectores religiosos, pero la Iglesia no fue muy afectada.
LA TRANSICIÓN AL CAPITALISMO EN EL S.XIX: INDUSTRIALIZACIÓN Y MOVIMIENTO OBRERO
La transición al capitalismo en el siglo XIX en España estuvo marcada por el proceso de industrialización y el desarrollo del movimiento obrero. La industrialización comenzó tarde en comparación con otros países europeos y enfrentó múltiples dificultades, como un crecimiento demográfico limitado, la falta de una burguesía emprendedora y la dependencia de tecnología extranjera. Además, el desarrollo industrial se concentró en regiones específicas, como Cataluña, el País Vasco y Asturias, mientras que el resto del país mantenía una economía basada en la agricultura.
Desarrollo Industrial por Sectores y Regiones
- Sector Textil: Fue el primero en desarrollarse, con Cataluña destacándose en la producción de algodón gracias a políticas proteccionistas y mejoras tecnológicas.
- Industria Siderúrgica: Tuvo avances en Andalucía, Asturias y el País Vasco, aunque con dificultades debido a la baja calidad del carbón disponible.
- Otras Regiones: Experimentaron un desarrollo industrial más limitado, con iniciativas en sectores como la agricultura de exportación en Valencia, la industria harinera en Aragón y la tipografía en Madrid.
El Movimiento Obrero
Paralelamente, el movimiento obrero surgió como respuesta a las malas condiciones laborales y la falta de derechos de los trabajadores. En sus inicios, se manifestaron protestas como el ludismo, que rechazaba las máquinas por temor al desempleo. Con el tiempo, los trabajadores comenzaron a organizarse, formando asociaciones y participando en huelgas. Durante el Sexenio Democrático, el movimiento obrero se fortaleció con la llegada de ideologías como el anarquismo y el socialismo, dando lugar a la creación de organizaciones como la Federación Regional Española y el PSOE. Sin embargo, el final del siglo XIX estuvo marcado por la represión estatal y la violencia anarquista, especialmente en Andalucía y Cataluña.
Conclusión
En conclusión, la transición al capitalismo en España durante el siglo XIX fue un proceso complejo y desigual. La industrialización avanzó con dificultades y de manera regionalizada, mientras que el movimiento obrero cobró fuerza como respuesta a las injusticias laborales, sentando las bases para las luchas sociales del siglo XX.