Transformaciones económicas y sociales en España durante el siglo XIX

Transformaciones económicas

Procesos de desamortización

A través de ellos, el Estado convirtió en bienes nacionales el patrimonio amortizado (no vendible) de los ayuntamientos y la Iglesia. Querían recaudar para sanear la Hacienda y erradicar la deuda pública. Se trató de desarrollar el capitalismo en el campo. Mendizábal se centró en los bienes de la Iglesia en sus medidas de 1836. Con medidas legales se disolvieron las comunidades religiosas, menos las educativas y las dedicadas a la beneficencia. Los bienes confiscados se subastaron. Se vendieron por debajo de su precio real por las prisas para lograr el dinero para la guerra carlista. Este proceso desamortizador fue irreversible y provocó un distanciamiento entre la Iglesia y Mendizábal.

Madoz, ministro de Espartero, en 1855 se encargó del resto de comunidades religiosas y del clero secular, los ayuntamientos y el Estado. Se detuvo con el gobierno moderado, pero luego con los unionistas firmó un acuerdo con la Santa Sede para continuar la desamortización. Los ingresos obtenidos fueron mayores que con Mendizábal.

Los procesos desamortizadores permitieron incrementar las superficies cultivables (mayor producción agrícola), no crearon una clase de pequeños propietarios y consolidaron la estructura de la tierra, menos en el norte y este. Aumentaron los latifundios y su extensión al sur y centro. No impulsó el predominio de la agricultura dedicada al mercado. Sí aumentó en áreas frutales y olivares, pero siguió predominando la cerealística. Los mercados cautivos en las colonias no estimularon la modernización. Transformó las ciudades, pudiendo construir edificios públicos y ensanches. Modificó las relaciones laborales en el campo, al convertirse los campesinos en jornaleros, que eran mano de obra eventual con malas condiciones laborales.

Incorporación de España a la revolución industrial. El ferrocarril.

En el reinado de Fernando VII, los destrozos de la Guerra de Independencia, la falta de dinero y la inestabilidad política retardaron el desarrollo industrial. En 1826 se impulsaron las explotaciones mineras en Huelva y Asturias y medidas que prohibían importar textiles (favoreciendo la industria textil interior, destacando Cataluña). En 1832 los hermanos Bonaplata introdujeron la máquina a vapor en los telares de Cataluña y en Marbella el alto horno.

En la década moderada se importó tecnología y capital. El primer ferrocarril se hizo en Cuba, y en la Península el primer tramo iba de Barcelona a Mataró (1848). En 1851 se hizo la línea Madrid-Aranjuez. La industria textil catalana experimentó un gran desarrollo a mediados de siglo a pesar de altercados como la destrucción de la fábrica de los Bonaplata en 1835. Predominaron las pequeñas empresas dedicadas al abastecimiento. Poseía desventajas competitivas frente al extranjero porque tenía que importar materias primas y tecnología. Esta situación provocó el rechazo de la burguesía de las medidas librecambistas de Espartero o el arancel de Figuerola en 1869.

La siderurgia se situó al norte y tuvo poco desarrollo por la escasa calidad del carbón principalmente. La producción del hierro era muy inferior a la de los países desarrollados en Europa. La minería se desarrolló en 1868 con la aprobación de la Ley de minas por Figuerola, por la que se liberaba el terreno y se acababa con el monopolio estatal. La riqueza minera permitió mucha inversión exterior.

Transformaciones sociales

Crecimiento demográfico

En el último tercio del siglo XIX la población pasó de 16 millones a 18 millones, pero fue un crecimiento lento, caracterizado por altas tasas de natalidad y mortalidad, epidemias masivas (cólera, tifus), y la esperanza de vida en los 35 años. La urbanización se aceleró a finales de siglo y fue más rápida en Barcelona y Bilbao y más lenta en Madrid.

De la sociedad estamental a la sociedad de clases

Con la sociedad capitalista, la aristocracia agraria y la burguesía industrial se habían unido formando la clase alta. Las clases medias son la pequeña burguesía agraria o propietaria de negocios familiares, los que tenían profesiones liberales (abogados, maestros) y funcionarios. Eran la base de los partidos republicano, progresista y demócrata. La clase baja era el proletariado (jornaleros, gañanes, etc. en el campo) asalariados a tiempo parcial. Eran los más desfavorecidos.

Génesis y desarrollo del movimiento obrero

Surgió a raíz de la revolución de 1868, y se extendió por la libertad de asociación que se establecía en la Constitución de 1869. Los primeros círculos se formaron en Madrid por la visita de Fanelli, discípulo de Bakunin, principal teórico del anarquismo. En la Sección Española de la I Internacional se integraban anarquistas y marxistas. Se disolvió por Serrano en 1874. El anarquismo se volvió terrorista, destacando la bomba del Liceo y el asesinato de Cánovas y de Canalejas. Crearon la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) en 1910.

Pablo Iglesias fundó el socialismo, de ideología marxista, que se organizó como el PSOE en 1879. Contó con la UGT a partir de 1888, y en 1910 era muy popular. El triunfo de los bolcheviques en Rusia y la instauración del comunismo animó la escisión del sector más izquierdista del PSOE para formar el Partido Comunista de España en 1921, y se unió a la III Internacional.

El obrerismo católico se concretó en los Círculos Católicos a finales del siglo XIX. Trataba de satisfacer las reivindicaciones obreras al margen de anarquistas y marxistas, que eran ateos. Llegó a ser muy importante en Galicia y Navarra, y escasa en el centro (anarquistas). En el siglo XX se hizo irrelevante, aunque en 1917 la Confederación Católica Agraria seguía teniendo muchos seguidores.

Desde finales del siglo XIX, los más desfavorecidos dejaron de apoyar a los liberales, demócratas y progresistas para apoyar al partido obrero. La burguesía había pactado con la nobleza y la corona para repartirse el poder en el estado liberal y la propiedad de la tierra. Los conflictos colectivos canalizados por las organizaciones políticas o movimientos sociales experimentaron un gran cambio con el inicio del tipo moderno de conflictividad social. A partir de la Semana Trágica de 1909 se organizaron movilizaciones de ámbito nacional. El movimiento obrero durante el reinado de Alfonso XIII se radicalizó, y Canalejas no pudo integrarlo en el sistema.

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