Introducción
El liberalismo económico se introdujo en España a finales del siglo XVIII con las desamortizaciones, iniciadas por Godoy en 1798. Dos de sus principales instrumentos fueron la desamortización eclesiástica de Mendizábal (1837) y la general de Madoz (1855), sin olvidar la de Espartero en 1841. Su finalidad era aumentar la riqueza nacional y crear propietarios que apoyaran el liberalismo. A corto plazo, se buscaba obtener ingresos para amortizar la deuda, financiar las guerras y apoyar el clima anticlerical del país. A finales de siglo, la economía se modernizó y se produjo un desarrollo de la industria textil catalana y de la siderurgia vasca. Comenzó la explotación de minas y mejoraron las comunicaciones con la red de ferrocarriles y la mejora de las carreteras.
Desarrollo
1. Las Transformaciones Agrarias
En la España del Antiguo Régimen, la propiedad de la tierra estaba en manos de la Iglesia, la nobleza («manos muertas»), el Estado y los municipios, lo que generaba una distribución desigual. Las medidas adoptadas por el Estado liberal fueron las desamortizaciones y la supresión de los mayorazgos y señoríos. Con la desamortización se puso fin a la propiedad amortizada de la Iglesia y los municipios, para luego venderla en subasta pública y así reducir la deuda pública. Esto condujo a una ampliación de la superficie cultivada, pero también a un aumento del latifundismo, ya que la gente adinerada pudo adquirir tierras. Mientras tanto, los campesinos vieron empeorar sus condiciones de vida, ya que la mayoría seguía siendo jornalera y sin tierra propia.
2. La Desamortización de Mendizábal (1836)
La ley de desamortización eclesiástica de Mendizábal, de 1836, declaró en venta todos los bienes del clero regular y comunidades religiosas. Estos fueron declarados nacionales, pero su venta no comenzó hasta 1841, durante la regencia de Espartero. Se suprimieron además las vinculaciones de los señoríos y el diezmo. Los fondos obtenidos se destinaron a financiar la Primera Guerra Carlista, resolver problemas de la Hacienda y ampliar el apoyo liberal, atrayendo a nobles y burgueses como compradores. De paso, se castigaba a la Iglesia por apoyar al bando carlista. Sin embargo, los pequeños campesinos no pudieron entrar en las pujas y las tierras fueron compradas por nobles y burgueses urbanos adinerados. Los beneficios obtenidos por la Hacienda fueron menores de lo esperado y la Iglesia perdió la mayor parte de sus ingresos, convirtiéndose en enemiga del régimen liberal. No se produjo un aumento de la producción agraria y se acentuó el latifundismo en Andalucía y Extremadura, y el minifundismo en el Norte.
3. La Segunda Gran Desamortización (1855)
Iniciada con la Ley Madoz, de desamortización civil, de 1855 durante el bienio progresista, completó la obra de Mendizábal. Establecía la venta en subasta de todas las propiedades rústicas y urbanas pertenecientes al Estado, la Iglesia, los municipios, órdenes militares y cualquier bien que permaneciese amortizado. Los ingresos de estas ventas se destinaron a amortizar la deuda estatal, equilibrar el presupuesto y financiar obras públicas, especialmente el desarrollo del ferrocarril. Como consecuencia, se eliminó la propiedad comunal y lo que quedaba de la propiedad eclesiástica, lo que empeoró la situación económica del campesinado y generó tensiones con la Iglesia al violar el concordato. El proceso desamortizador contribuyó claramente al cambio hacia una sociedad burguesa.
4. Evolución de la Agricultura en el Siglo XIX
La política arancelaria (proteccionista) impidió la modernización del sector agrícola, lo que obstaculizó la industrialización. La vid, los cereales y el olivo aumentaron su cultivo.
5. Evolución de la Industria, la Minería y el Ferrocarril
5.1 La Industria Textil Algodonera
Fue la primera en mecanizarse y estuvo centrada exclusivamente en Cataluña. La política proteccionista permitió a la industria sustituir en el mercado español a los tejidos ingleses. Sin embargo, la independencia de Cuba y Puerto Rico sería un duro golpe para este sector.
5.2 La Industria Siderúrgica
Se basa en el hierro y el carbón. En Marbella y Málaga se aprovechaban las minas de hierro, pero al utilizar carbón vegetal sus costes eran muy elevados. Asturias tomó el relevo entre 1860 y 1880 gracias a sus minas de carbón. A partir de 1880 se impuso la siderurgia vasca gracias al convertidor Bessemer para la fabricación de acero. Se fundó la compañía Altos Hornos de Vizcaya.
5.3 La Minería en España
La exportación de minerales fue una parte importante del comercio exterior español. En 1877, España era el líder europeo de producción de plomo, hierro y cobre.
5.4 El Ferrocarril
La modernización económica de España se vio impulsada por la construcción de un mercado nacional unificado, lo que requería eliminar barreras comerciales internas y mejorar el transporte. La construcción se divide en varias etapas:
- Primera etapa (1844-1855): Se apoyó en la real orden de diciembre de 1844 e incluyó la vía Barcelona-Mataró, Madrid-Aranjuez (más tarde Aranjuez-Almansa-Alicante) y Sama de Langreo-Gijón.
- Segunda etapa (1855-1865): La Ley de Ferrocarriles de 1855 aceleró la construcción al facilitar la formación de sociedades anónimas ferroviarias y la importación de material. Se construyeron 4300 km de vías férreas, destacando la compañía MZA.
- Tercera etapa: Estuvo marcada por la crisis de 1866, que ralentizó la construcción debido a una crisis internacional unida a una depresión interna. A pesar de ello, el ferrocarril tuvo un impacto positivo en la economía al facilitar el intercambio de bienes y personas entre regiones, contribuyendo a la creación de un mercado interior.
6. La Nueva Estructura de la Sociedad Española
La revolución liberal acabó con la sociedad estamental, que fue sustituida por la sociedad de clases: igual ante la ley, pero desigual por su nivel de renta y por la propiedad de los medios de producción. A lo largo del siglo XIX, la población española pasó de diez a veinte millones de habitantes. La división de clases es característica de una sociedad capitalista: nobleza, Iglesia (que pierde parte de su poder), alta burguesía (industrial y financiera), clases medias (comerciantes, mandos intermedios del ejército, abogados, médicos), pequeña burguesía (tenderos y artesanos) y clases populares (campesinado, obreros industriales y servicio doméstico, donde abundaban las mujeres).
Conclusión
La consecuencia política de las desamortizaciones fue que las masas de compradores formaron una clase social que apoyó a Isabel II, lo que reforzó el régimen liberal. En cuanto a las consecuencias económicas, se consolidó el latifundio, se eliminó a los pequeños propietarios y se produjo la emigración hacia zonas industriales. Otra de las consecuencias fue social, pues se suprimieron todos los conventos en los que no hubiera al menos doce religiosos. Se produjo un aumento de la conflictividad social (revueltas agrarias), pero el Estado recaudó mucho dinero con el que hacer frente a los gastos de las guerras carlistas.