La Primera Experiencia Democrática en Argentina
Desde 1880, Argentina era gobernada por una alianza de dirigentes políticos procedentes del interior del país y liderada por Julio Argentino Roca. Estos dirigentes estaban nucleados en el Partido Autonomista Nacional (PAN), a través del cual controlaban los gobiernos provinciales y el poder ejecutivo nacional.
El Orden Conservador
El PAN es conocido como orden conservador y se caracterizó por una limitada participación electoral de los ciudadanos. El partido gobernante restringía el derecho al voto por medio de distintos mecanismos. Los ciudadanos que podían votar debían solicitar su inclusión en un padrón electoral. Era habitual el uso de la violencia para evitar que los opositores pudieran expresarse.
En 1890 el país experimentó una importante crisis económica. El gobierno de Celman se negó a pagar las deudas. Debido a esto, aumentaron la desconfianza de los inversores externos, la inflación, los precios y el desempleo. Se creó la Unión Cívica, un partido opositor cuyos líderes eran Alem y Mitre. Esta agrupación preparó una insurrección armada que debilitó al gobierno de Celman y provocó su renuncia.
Ley Sáenz Peña
Buscando transformar el sistema político vigente para adecuarlo a una sociedad más moderna, en 1912 el Congreso aprobó la Ley de Reforma Electoral, conocida como Ley Sáenz Peña. Esta ley implantó el sufragio universal, secreto y obligatorio. Los ciudadanos varones mayores de 18 años se hallaban habilitados para votar en los comicios.
La nueva ley electoral estableció que la base del registro electoral sería el padrón militar. Quedaban automáticamente habilitados para votar todos los ciudadanos mayores de 18 años que figuraban en el registro del ejército.
Las Elecciones Presidenciales
Las diversas fuerzas políticas que integraban el espacio conservador se mostraron preocupadas ante el éxito electoral de sus rivales políticos. Entonces, se esforzaron para organizar un partido político de alcance nacional. En 1914 se formó el Partido Demócrata Progresista, una nueva agrupación que congregó a varios partidos conservadores provinciales, pero no al bonaerense. El radicalismo dejó de lado su política abstencionista y propuso la fórmula Hipólito Yrigoyen – Pelagio Luna. Las elecciones no arrojaron un resultado definitivo, dado que ninguno de los candidatos obtuvo la mayoría absoluta.
Crisis y Reestructuración Económica en América Latina
La crisis de 1929 pronto se hizo sentir en América Latina. El colapso del intercambio mundial reveló los riesgos del modelo agrario y minero sostenido por los países del continente, que dependían del libre comercio de sus materias primas a cambio de capitales y bienes industriales. La primera señal de la crisis se dio durante la Gran Guerra, cuando gran parte de las inversiones europeas en América Latina habían sido repatriadas. Ahí, Estados Unidos aprovechó para extender su influencia al sur del continente. La Gran Depresión de 1930 terminó de evidenciar las debilidades de una economía cuyo término de intercambio mantenía un estrecho vínculo industrial y financiero con el exterior. La depresión azotó a cada país con variadas matrices y efectos. La crisis cuestionó la viabilidad del modelo liberal y transformó el panorama político y social.
Dirigismo Estatal
Los gobiernos latinoamericanos buscaban cuidar el ahorro interno y achicar el gasto público. Prohibieron la salida de oro del país y devaluaron sus monedas. Estos ajustes no alcanzaron, ya que los estados se financiaban casi exclusivamente con el comercio exterior. Los países metalíferos sufrieron graves mermas en el precio y el volumen de sus exportaciones.
Incertidumbre Democrática
La crisis económica originó tensiones en la sociedad y la política latinoamericana. Los sectores exportadores debieron acostumbrarse a convivir con una nueva burguesía industrial, surgida en grandes ciudades y conformada por profesionales, pequeños industriales, comerciantes, empleados estatales y nuevos trabajadores que elevaron los niveles de sindicalización preexistente.
Las fuerzas armadas se involucraron cada vez más en la política y se presentaron como defensoras del orden y más aptas que los civiles para conducir los intereses de la nación. Varios gobiernos adoptaron un estilo autoritario, tomando como modelo el fascismo, pero sin prohibir completamente la libertad de prensa y las expresiones partidarias.
Movimientos Populistas
La sustitución de importaciones generó cambios profundos en la estructura socioeconómica de los países latinoamericanos. Estos cambios fueron una rápida urbanización, la aparición de nuevos grupos industriales y una mayor movilización de las masas obreras y campesinas que exigían más participación política. El populismo es considerado una reacción contra la crisis, en la forma de partidos, movimientos de masas o gobiernos basados en una coalición heterogénea de clases que buscan combatir a un enemigo. El populismo promueve la armonía entre las clases sociales como condición para alcanzar la emancipación económica y el bienestar social general.
Partidos Políticos
Durante la primera mitad del siglo XX, el aumento de la participación política de nuevos sectores sociales atentó contra la conformación de diversos partidos políticos en América Latina. La creciente industrialización había acelerado las demandas de las clases medias y trabajadoras. Otros respondían a los intereses de un solo sector. Algunas fuerzas políticas internacionales que buscaban conservar posiciones de poder debieron adaptarse al nuevo escenario y aceptar la incorporación de otros grupos.
- Sistemas de partidos: se dio en países con partidos consolidados, que se presentaban ante la población como genuinos interlocutores del espacio político.
- Partidos sin sistema: se desarrolló en países donde el fuerte discurso disolvió los partidos tradicionales y consolidó movimientos políticos con gran capacidad de movilización de masas.
- Partidos sin partidos: presentes en países cuyos partidos ya eran débiles durante el orden oligárquico y, por lo tanto, tuvieron poca participación en el proceso de instauración de sistemas políticos más inclusivos.