Transformaciones sociales. Crecimiento demográfico. De la sociedad estamental a la sociedad de clases. Génesis y desarrollo del movimiento obrero en España

Transformaciones sociales. Crecimiento demográfico. De la sociedad estamental a la sociedad de clases. Génesis y desarrollo del movimiento obrero en España.
Durante el siglo XIX se produjo un crecimiento moderado de la población absoluta, menor hasta 1840 y más rápido a partir de esa década,  menor que en su entorno europeo debido a alta mortalidad, ocasionada por las guerras civiles, las malas condiciones de vida y a epidemias periódicas, todas ellas relacionadas por las pésimas condiciones de higiene y la mala alimentación  como las de cólera, fiebre amarilla, paludismo. La tasa de natalidad estaba muy por encima de la media europea (35%o) , por tanto el modelo demográfico español, con la excepción de Cataluña, estaba más cercano al del Antiguo Régimen que al del siglo. Este panorama solo se modificó  a partir de 1885. Las migraciones al exterior se produjeron en gran número a partir de los años 1853, la ley  permitíó emigrar a América y  de 1869, la constitución reconocía el derecho a emigrar. Salieron 1,5 millones de personas entre 1830 y 1900, número que unía los exilios y las migraciones económicas. El éxodo rural se aceleró a partir de 1850.Los campesinos marcharon a las ciudades y esto potenció la urbanización aunque en 1900 el 51 % de la población vivía en ciudades de menos de 5.000 habitantes  y solo Madrid y Barcelona llegaban a los 500.000.La sociedad estamental fue sustituida por la sociedad de clases propia del sistema liberal. La diferenciación social venía determinada por la propiedad y por ello la nueva clase dominante española  resultó de una alianza entre la vieja nobleza y la nueva burguésía industrial y financiera. Ambos se fundieron mediante matrimonios en un grupo oligárquico monopolizador del poder político y el económico. Eran apoyados por el ejército, continuamente implicado en la vida política y los eclesiásticos que vivían a la sombra del Estado y tenían una fuerte presencia la educación y en los comportamientos éticos y sociales.Las clases medias tenían poco peso demográfico y económico. Oscilaron entre el 5y el 10% de la población total. Eran básicamente urbanas (funcionarios, médicos, abogados, profesores, pequeños propietarios, clero regular) y pequeños propietarios rurales. Su frontera social era imprecisa y no eran valoradas ni por la clase alta que las consideraba muy inferiores ni por las clases más humildes que las equiparaba a las otras.Las clases populares constituían el 80 % de la población total. Dos tercios eran campesinos que vivían, en general, en pésimas condiciones y un tercio clases bajas urbanas (artesanos, obreros industriales, cerca de un millón de sirvientes) cuyas condiciones laborales  eran muy duras. La esperanza de vida de las clases populares era casi la mitad  de la de los burgueses (30 años frente a 50).Los marginados  que no formaban parte del “sistema productivo” (mendigos- muchísimas mujeres viudas o huérfanas, vagos, vagabundos y maleantes- entre ellos la población gitana a la que se incluía en este apartado)  sumaban  el 3%  de la población total. Vivían de la limosna, de trabajos esporádicos  o de que el estado los utilizase  en las obras públicas y en el ejército.Las condiciones de vida de los trabajadores fueron muy malas al iniciarse el siglo ( trabajo precario, jornada laboral agotadora, malas condiciones higiénicas…). Los dirigentes políticos no mostraban ningún interés por la cuestión social de ahí el nacimiento del movimiento obrero.
Primero fueron protestas aisladas y espontáneas, más tarde acciones luditas como las de Alcoy (1821) y Barcelona (1824), más tarde huelgas organizadas Barcelona (1854), La Coruña (1857).Los obreros pensaron que los partidos liberales (progresistas, democráticas y republicanos les defenderían). Delegados de la I Internacional (el anarquista Fanelli, y el marxista Paúl Lafargue.)llegaron a España tras la Revolución de 1868. Al amparo de la Constitución de 1869 que reconocía el derecho de asociación se  decantaron por unirse a la AIT. En Madrid Anselmo Lorenzo y en Barcelona Farga Pellicer formaron los primeros núcleos de la AIT. Con la I República los obreros comprendieron y, El primer congreso obrero español tuvo lugar en Barcelona en Junio de 1870 donde se constituyó la Federación regional Española (FRE) de tendencia anarquista. Los obreros españoles, tras la división entre marxistas y anarquistas de la AIT,  se decantaron en un primer momento por el anarquismo. En 1872 se forma un núcleo socialista en Madrid. La ideología anarquista estuvo muy presente en los levantamientos cantonalistas. De ahí que se ilegalizase la AIT. Durante el período de la Restauración la situación cambiaría. Hasta 1887 toda asociación de trabajadores se consideró delictiva. Ese año el gobierno presidido por Sagasta (Restauración)  permitíó mediante la Ley de Asociaciones su legalización.En 1879 se funda en Madrid el PSOE , partido que tuvo como máximo dirigente a Pablo Iglesias y cuyo objetivo era la conquista del poder por la clase trabajadora y el fin de la propiedad privada, lo que  convertía en un partido de trabajadores y en 1888 se funda la Uníón General de Trabajadores (UGT), sindicato de orientación socialista. La implantación del socialismo fue lenta y se localizó sobre todo en Madrid, Vizcaya y Asturias. Pese a ello al finalizar el siglo les seguían más de 100000 afiliados.La corriente anarquista  defendía la propaganda por el hecho (Congreso de Barcelona de 1890). Se implantó en Cataluña y Andalucía . Su presencia se dejó sentir a través de la Federación de Trabajadores de   la Regíón Española (FTRE) y de ateneos libertarios y revistas y periódicos (Revista Blanca, Acracia). Su figura principal era Anselmo Lorenzo. Una tercera vía de las demandas obreras fueron los sindicatos católicos (Círculos Obreros  fundados por el Padre Vicent y canalizados por el marqués de Comillas).


Transformaciones culturales. Cambio en las mentalidades. La educación y la prensa


Al igual que la sociedad española cambiaba a lo largo del Siglo XIX también las pautas culturales se transformaron ya que la nueva clase social dominante, la burguésía, impuso sus ideas, gustos y costumbres. La actividad política, la participación activa en negocios especulativos como la bolsa, los viajes al extranjero, el ocio  representado en las tertulias y  el teatro, representan un cambio significativo de mentalidad en las clases todopoderosas. Aún así los viajeros extranjeros seguían percibiendo una nacíón atrasada y pintoresca, alejada de las influencias europeas de la hicieron un cliché cuyo máximo exponente está en la ópera Carmen. Los movimientos culturales europeos llegaron siempre con un cierto retraso.En el movimiento ROMántico español distinguimos a autores progresistas, inconformistas y críticos de la realidad social, es el caso de Larra y Espronceda y otros que como Zorrilla y Bécquer renuevan el lenguaje teatral y poético. La corriente del Realismo literario intentó moderar la exageración sentimental del Romanticismo y describir la realidad. El Realismo mantuvo cierto idealismo propio de la época ROMántica y en él destaca Galdós. El Naturalismo  fue cultivado por Emilia Pardo Bazán, Clarín y Blasco Ibáñez.El resurgir de los nacionalismos dio lugar a culturas consideradas propias y a que escritores de los territorios bilingües escribiesen en sus lenguas maternas. Es el caso de Rosalía de Castro en Galicia  y los escritores catalanes (Aribau)de la Renaixença.
Al finalizar el siglo Matías Picabea en su libro El problema nacional seguía dolíéndose del atraso científico y técnico español y del desprecio oficial y social hacia las ciencias experimentales, hacia lo que él denominaba la nueva educación experimental y positiva Si bien es cierto que a lo largo del último tercio del Siglo XIX, a partir de los nuevos aires introducidos con el Sexenio Democrático, había comenzado, no sin dificultades, la labor de renovar el anquilosado panorama científico de la España decimonónica, sentando las bases para el despegue de la llamada Edad de Plata de la cultura española en el siglo siguiente.Las reformas del sistema educativo se iniciaron con las Cortes de Cádiz, con un decreto sobre la instrucción pública y gratuita de la enseñanza primaria, que no se puso en práctica y la división de la educación en tres planos: primaria, media y superior que ya no se abandonó nunca. Ésta reforma se retomó en el trienio Liberal y en cierta medida durante el reinado de Isabel II. En 1845 l plan Gil y Zárate creó los institutos de enseñanza media y reguló todo lo relacionado con la docencia, quedando ésta en manos del Estado. La ley Moyano de 1857 matizó esta ley pero no la modificó. La Constitución de 1869  supuso un intento de secularización de la enseñanza que no prosperó.   El Estado (control de libertad de cátedra) y la Iglesia controlaban la educación  y por ello surgieron alternativas privadas como la Institución Libre de Enseñanza (Giner de los Ríos), de inspiración Krausista, las Escuelas del Ave María de Granada (Padre Manjón)  católicas y dedicadas a niños marginados y población gitana y la Escuela Moderna (Ferrer y Guardia), librepensadora y anarquista.

La prensa  política nacíó a principios de siglo amparada en la libertad de prensa de las Cortes de Cádiz española (decreto de 1811)

El papel de la prensa en la difusión de las ideas liberales fue decisivo los ciudadanos querían saber qué ocurría en las sesiones de las Cortes, etc. Con el regreso de Fernando VII se  interrumpe toda la actividad periodística: El 25 de Abril de 1815 se prohibíó cualquier publicación no oficial. A partir de entonces se suceden alternativamente las etapas de represión y libertad de imprenta coincidiendo con los aturas y chistes con connotaciones políticas). En el reinado de Isabel II quizás de lo más destacable de este período, en lo que concierne a nuestro tema, sea el nacimiento del periodismo informativo. Entre 1868 y 1875 (reinado de Amadeo de Saboyá  y la Primera República aparecen en España cerca de seiscientos periódicos. Esta explosión informativa se produce porque el proceso revolucionario comienza con la libertad de imprenta, que se recogerá en la Constitución de 1869. El aspecto externo de estos periódicos es más ameno. Su contenido ya no se limita a temas políticos, sino que aparecen nuevas secciones de crítica literaria, pasatiempos, anécdotas y humor. Dedican más espacio a la publicidad e insertan folletines, (novelas por capítulos) que gozaban de      A raíz de La Gloriosa surgen publicaciones ampliamente destacadas en su época como fue la revista La Flaca. A partir de 1880 surgen nuevos medios cuantitativa y cualitativamente distintos a los del Siglo XIX que constituyen el origen de la información propia del Siglo XX. Su presencia reiterada en la sociedad los convierte en instrumentos de gran influencia.  La Ley de prensa de 1883  impulsó la aparición  y desarrollo de periódicos como El Imparcial y El Liberal , El Heraldo de Madrid o La Vanguardia de Barcelona. Los lunes del Imparcial, publicó desde 1879 hasta 1906, bajo la dirección de José Ortega Munilla obras de los autores más importantes de la época: José Zorrilla, Juan Valera, Emilia Pardo Bazán, Rubén Darío… En  Los lunes del Imparcial  publicaron los autores más importantes del Regeneracionismo y la Generación del 98: Miguel de Unamuno, Azorín, Pío Baroja, Ramón María del Valle-Inclán…

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