La Transición Española: De la Dictadura a la Democracia (1975-1978)
Los documentos nos sitúan en los inicios de la Transición democrática (1975-1978), proceso de desmantelamiento de la dictadura que culminó con el establecimiento de un régimen democrático.
El Fin de la Dictadura Franquista
Desde 1939 hasta el 20 de noviembre de 1975, España vivió inmersa en una dictadura, en la que destacan una etapa de autarquía y autoabastecimiento, y otra de apertura y desarrollismo. Franco instauró un gobierno antiliberal, antidemocrático y antiparlamentario. Eliminó la soberanía nacional y la Constitución, e implantó la represión y la censura. Las Leyes Fundamentales y los principios del Movimiento se mantuvieron intactos hasta la muerte del dictador. A partir de 1975, el recién proclamado Rey de España inició una etapa de gran trascendencia que nos conduciría hasta la democracia.
El Gobierno de Arias Navarro y los Primeros Pasos hacia la Reforma
Fallecido el dictador, se hizo efectiva la designación de Juan Carlos I como jefe de Estado, Rey. Arias Navarro, designado presidente del Gobierno, procedió a formar un nuevo gobierno en el que entraron Fernández Miranda (presidencia de las Cortes y Consejo del Reino), Fraga, Areilza, Garrigues y Suárez (ministro-secretario general del Gobierno). Este gobierno propuso reformas limitadas dentro de los cauces del Movimiento, hasta que se vio incapaz de llevar a cabo cualquier reforma democrática.
La Oposición Democrática y los Sucesos de 1976
La oposición democrática tomó la iniciativa política al impulsar movilizaciones político-democráticas. La Junta Democrática fue el primer organismo opositor implantado en España. La Plataforma de Convergencias Democrática se unificó en Coordinación Democrática (amnistía general para presos, defensa de libertades, elecciones libres).
En 1976 se redactó el Código Penal. Graves fueron los sucesos derivados de la huelga de Vitoria y los sucesos de Montejurra (carlistas progresistas y reaccionarios, con muertos por la ultraderecha).
Adolfo Suárez y la Ley para la Reforma Política
Los inmovilistas (búnker) no aceptaban otra opción que la represión policial, pero los reformistas, con apoyo de la monarquía, se esforzaron por eliminar del gobierno a los inmovilistas. Arias Navarro dimitió en 1976, forzado por el propio monarca, y fue sustituido por Adolfo Suárez, joven político que inició un nuevo estilo de hacer política, con contactos como Felipe González y Santiago Carrillo. Incorporó a Gutiérrez Mellado a su gobierno.
Suárez propuso la Ley para la Reforma Política (texto corto que proclamaba la democracia como organización política propia del Estado español y reclamaba la soberanía popular. Preveía la transformación de las Cortes franquistas en un Congreso de los Diputados y un Senado elegidos por sufragio universal, representando el inicio del desmantelamiento del franquismo), ideado por Fernández Miranda y aprobada por las Cortes franquistas en 1976.
Las Elecciones de 1977 y la Constitución de 1978
La legitimidad de las futuras elecciones pasaba también por la participación del Partido Comunista (legalizado en 1977), con elecciones el 15 de junio de ese mismo año. A estos resultados electorales hace referencia el segundo documento, donde observamos que el partido de Suárez (UCD), que agrupaba a los más reformistas de los franquistas y a los más moderados dentro de la oposición, consiguió la mayoría. La derecha franquista fundó Alianza Popular, con Fraga y Rodó, quedando como cuarta fuerza. El PSOE se definió como la opción de un socialismo democrático y tuvo en González y Alfonso Guerra a sus principales líderes, obteniendo el segundo puesto. El PCE se mantuvo a la izquierda del PSOE, en tercer lugar.
Las nuevas Cortes debían abordar el problema autonómico, la crisis y la elaboración de una Constitución democrática. A esta carta magna hace alusión el primer documento, con tres artículos. Se elaboró un texto de consenso entre las fuerzas parlamentarias y, para ello, se formó una ponencia constitucional de siete miembros. En dichos artículos se establece que España es una monarquía parlamentaria bicameral (artículo 1), en la que se respetarán las libertades y derechos de los ciudadanos, y se establecía la separación de poderes. Los artículos 2 y 3 consagran el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones, y reconocen como lenguas oficiales el castellano y las demás lenguas españolas. Otros artículos establecen que la Corona tendrá funciones representativas, el ejército quedará sometido al poder civil… En definitiva, se configuraba así una Constitución políticamente progresista.
Los Pactos de la Moncloa y la Crisis Económica
En economía, la subida del crudo desencadenó una recesión. La crisis fue, sobre todo, industrial, debido al elevado consumo de energía. El paro aumentó a un ritmo anual muy elevado. Para solucionar la crisis económica, el gobierno firmó los Pactos de la Moncloa, que prevenían reducir la inflación y acometer la reforma fiscal, de la Seguridad Social y de la empresa pública.
La Dimisión de Suárez y el Gobierno de Calvo Sotelo
En las elecciones de 1979, la UCD no consiguió la mayoría absoluta, pero pudo formar gobierno. La actividad del gobierno se vio afectada por las disputas internas dentro del mismo partido.
Diversos factores condujeron al debilitamiento del gobierno de la UCD. En 1981, Suárez presentó su dimisión y fue propuesto como nuevo presidente Calvo Sotelo.
El PSOE, el PP y la Consolidación Democrática
El Partido Socialista Obrero Español, con Felipe González, sucederá en el poder al Partido Popular, con José María Aznar. Durante estos gobiernos, España viviría cambios importantes, iniciaría reformas importantes en educación, ejército e industria, y lograría la entrada en la CEE (UE). Se firmará el Tratado de Maastricht.