TEMA 12.6 LA REGENCIA DE MARIA CRISTINA DE HABSBURGO Y EL TURNO DE PARTIDOS. LA OPOSICION AL SISTEMA. REGIONALISMO Y NACIONALISMO.
Tras la prematura muerte de Alfonso XII en 1885, su esposa Mª Cristina embarazada del que sería Alfonso XIII asumió la regencia hasta 1902. Cuando enfermó Alfonso XII, el sistema canovista aun no estaba consolidado. Carlistas y republicanos vieron una nueva oportunidad para impulsar sus reclamaciones.Cánovas del Castillo y Sagasta reaccionaron llegando a acuerdos en el llamado Pacto del Pardo en Noviembre de 1885. Ambos se comprometían a respetar rigurosamente el turno de partidos y a conservar las medidas legislativas aprobadas por los respectivos gobiernos, como garantía de estabilidad política.Al morir el Rey, la regente nombró presidente a Sagasta que gobernó hasta 1890 llevando a cabo una importante labor reformista: libertad de prensa, de cátedra, de asociación y sufragio universal masculino. Con la Ley de Asociaciones de 1887 aparecen los sindicatos como la UGT. Con la Ley de Jurado de 1888 se permite a la sociedad participar en la administración de Justicia. En 1889 se aprobó el Código Civil y en 1890 el sufragio universal masculino. Cuando los conservadores regresaron al poder respetaron los cambios de sus adversarios.En 1890 la vuelta de los conservadores al poder supuso el retorno a una política económica proteccionista que satisfizo los intereses de los industriales catalanes y vascos y de la burguesía agrícola castellana.En 1892 Sagasta gobierna de nuevo y proyectó la reforma de la administración de Cuba que fracasó por la oposición de la oligarquía criolla, dando lugar a la guerra de Cuba. En 1895 vuelve a gobernar Cánovas, que fue asesinado en 1897 por lo que Sagasta se hace de nuevo con el gobierno que tendrá que afrontar el Desastre del 98.En 1902, mayoría de edad de Alfonso XIII, se pone fin a la regencia.El turno de partidos establecía una serie de condiciones: – ambos estaban de acuerdo en las ideas fundamentales– cada uno respetaba el programa común “disciplina interna”– discrepancia legal y no destrucción del contrarioEl partido Liberal y el partido Conservador no fueron de masas, sino de notables, elitistas. Su composición social y comunidad de intereses era casi idéntica. La rotación pacífica de los partidos era preparada con anterioridad a la consulta electoral. Esta burla a la democracia resultaba políticamente eficaz ya que aseguraba la estabilidad del sistema y ponía fin a los pronunciamientos militares. Institucionalizó un régimen oligárquico en el cual los resultados electorales no obedecían a la voluntad popular. Mediante un sistema de fraude electoral generalizado (pucherazo) y a través de la actuación de los gobernadores (encasillado) y de los caciques, las elecciones se decidían de antemano. Esta farsa electoral no era denunciada por ninguno de los partidos ya que ambos se beneficiaban de esta corrupción. Las consecuencias de todo ello son la falsificación de la democracia, el control político de la oligarquía, la marginación de la gran masa del país y la incapacidad para la educación política del pueblo.La oposición al sistema.El régimen de la restauración marginó a amplios sectores políticos y sociales. La oposición era muy débil, formada por un heterogéneo grupo que puede clasificarse en: 1º movimientos antidinásticos: los carlistas que fueron derrotados en la 3º guerra carlista y se convirtieron en un movimiento marginal. Los republicanos se encontraban a la izquierda del sistema y estaban muy desunidos (centralistas y federalistas) 2º movimiento obrero: dividido en dos grandes tendencias: las marxista representada por el PSOE, fundado en 1879 y la anarquista representada por la Federación de Trabajadores en la Región española fundada en 1881. La clase obrera no tuvo representantes en las Cortes a causa del falseamiento electoral, la abstención política de los anarquistas y el radicalismo del PSOE que rechazó alianzas con los republicanos, a los que consideraba reformistas burgueses.3º regionalismo y nacionalismo: los movimientos nacionalistas periféricos, sobre todo en Cataluña y País Vasco, surgieron como respuesta al proceso de centralización política y de uniformidad cultural impulsado por la Restauración. Aspiraban a la autonomía del nacionalismo catalán y a la independencia en el caso vasco. Se apoyaron en las clases medias y populares. El catalanismo fue desde el principio un movimiento autonomista y democrático. Sus ideólogos fueron Valentí Almirall que fundó el Centre Catalá y Prat de la Riba fundador de la Unió catalanista en 1892. Su programa político se recogió en Las Bases de Manresa que proponía una Cataluña liberal y moderada con parlamento propio y el catalán como lengua oficial.El nacionalismo vasco reivindicaba los fueros perdidos en la 3º Guerra Carlista, rechazó el proceso de industrialización, consideraba a los inmigrantes o maketos culpables de la degeneración de la raza vasca. El PNV, en su origen, era de ideología antiliberal, racista y ultracatólica. Su ideólogo fue Sabino Arana.Los regionalismos gallego, valenciano y andaluz fueron más tardíos y respondieron a la reacción contra el atraso y marginación de sus respectivas regiones.