la agricultura siguió constituyendo el sector básico, y en función de ella se pueden estudiar los diferentes grupos sociales. Ya desde que se formó el Reino de Tolosa, godos y romanos aceptaron que los primeros quedaran con la mayoría de las tierras repartidas.
Hispano
Romanos. Perviven miembros latifundistas de la nobleza, propiedades cristianas y una masa ingente de pequeños y medianos propietarios.
Visigodos
Los monarcas y aristócratas (laicos y también eclesiásticos) se hicieron con tierras del fisco romano, en donde colocaron a sus hombres en calidad de buccelarii y saiones. Los campesinos godos se hicieron con tierras en donde establecieron poblados, divididos en propiedades entre sus vicini (habitantes). Villae. Siguen existiendo, menos señoriales pero más defensivas (castellum). Suelen aparecer en núcleos concentrados y rurales de población.Iglesias rurales/monásticas. Eran la parte más lujosa; se construyen gracias a la cristianización de costumbres. Aseguraban ciertas rentas, inmunidades y campesinos a sus fundadores. En ocasiones, el anterior dominio laico se había convertido en un monasterio, cuya familia propietaria ocupaba altas jerarquías y sus esclavos se convertían en monjes. Tamaño. Descienden la mediana y pequeña propiedad, concentrándose las tierras en pocas manos. Los latifundios solían estar muy dispersos, lo que favorecíó la aparición de pequeñas aldeas rurales con campesinos que dependían de diversos señores. Esto se debía a las divisiones entre herederos.Organización. El gran latifundista organizaba así sus latifundios:
Explotación propia (reserva) con trabajadores.El resto de su propiedad (sortes) lo dividía para la explotación de múltiples personas (los consortes) de muy diverso estatus jurídico, que debían dar parte de la producción o corveas al gran propietario. Solían ser hereditarias y en usufructo. Si los trabajadores se atenían al patronazgo, podían ser usados también como ejércitos privados del señor.La gran novedad es la aparente homogeneización entre colonos y esclavos a favor del segundo estatus, sobre todo tras los reinados de Chindasvinto y Recesvinto. Tierra. Se mantuvieron la mayoría de técnicas ya empleadas por los romanos: uso del arado simple, generalización del uso de utillaje de metal.Regeneración-recuperación de la producción de la tierra.
Los rendimientos eran bajos, agravados por plagas de langosta o brotes de peste bubónica, por lo que fueron frecuentes las nuevas roturaciones para obtener mayor producción. El abonado con estiércol o un tipo de barbecho insuficiente no bastaban para sostener la producción sin problemas.Roturaciones. Se llevaron a cabo tanto de dos maneras: individual para pequeñas roturaciones gracias a permisos de grandes propietarios y puestas en cultivo más extensas ligadas a un monasterio, generalmente a partir del siglo VII. Agua. Hubo una buena red de acequias y canales regulada por el pago por su uso y por multas.
Agricultura
Fue fundamental la triada mediterránea, productos que además servían para el pago de los tributos. Las tierras se organizaban en openfield, en muchos casos ocupando terrenos recién ganados al bosque. Junto a esas áreas también había huertos, pastos y bosques.Cereal. Eran el producto más generalizado y se cultivaba en casi todos los rincones del reino. En zonas más altas eran frecuentes la cebada y el centeno.Viñedo. Otro producto importante y protegido por numerosas leyes visigodas.Olivo. El tercer producto, muy utilizado en la vida diaria, incluso en la de los monjes que se regían bajo la regla de San Isidoro.Ganadería. Su importancia fue menos, excepto en zonas difíciles para la agricultura como el noroeste de la península. Era una actividad ligada a la agricultura, ya que los animales se alimentaban de los rastrojos y a la vez abonaban el campo. Había terrenos cercados más dedicados a la ganadería: si eran privados podían ser alquilados (a menudo para la cría de cerdos) mediante el pago de más o menos un 10% de las ganancias. Cerdos, ovejas y cabras para consumo. Caballos, vacas y bueyes para otras actividades.La producción artesanal, el comercio, el crédito usurario o las profesiones liberales son objeto de una consideración menor en estos siglos.Existieron en las ciudades hábiles trabajadores de la piedra adoptando motivos bizantinos y ceramistas de origen norteafricano.Orfebrería.Lo más apreciado son joyas con decoración animalística, vítrea, fíbulas aquiliformes, etc.Se solía trabajar por encargo, con la materia prima que se les proporcionaba.Trabajaban en talleres con aprendices y la influencia bizantina queda patente.Minería. La producción había decaído, aunque aún se extraía oro fluvial, plata y plomo. Había cantidad de objetos de metales preciosos, pero muchos de ellos ya importados.Existían médicos en las ciudades que cobraban grandes sumas por su trabajo.La escuela pública fue sustituida por escuelas episcopales organizadas tras el II Concilio de Toledo, y que centraban sus enseñanzas en la religión.Comercio exterior. Se exportaban productos agrícolas o esclavos en pequeñas cuantías, lo que supónía ingresos mediocres. También productos de lujo: joyas, pieles, telas, códices, etc., pero éstos solían ser más bien importados, por lo que la balanza era negativa. Los destinos eran territorios bizantinos y la zona gala, llegando probablemente a las islas británicas.Comercio interior. Ayudó la buena red de calzadas romanas a su mantenimiento, al igual que la protección que ofrecía la legislación visigoda a los viajeros. Pese a todo, la lentitud y coste del transporte lo hacían antieconómico para productos pesados y no mucho valor, como los alimentos. Lo cierto es que la variedad y dispersión de los latifundios facilitaba la autarquía y la no necesidad de transportar los productos.Moneda. Salvo excepciones, en la PI sólo se acuñó moneda de oro desde Leovigildo (probablemente por influencia del anexionado R. Suevo. El uso fue decayendo, en parte por el ahorro a largo plazo (tesaurización). El Estado prefirió el pago en especia, y la moneda de oro quedó para uso de la aristocracia laica y eclesiástica, siendo sobre todo instrumento de propaganda política y muestra del poderío económico.